Gustavo Bolívar ha sido uno de los principales alfiles de Gustavo Petro en los últimos años. En redes sociales y en la agresiva política de la vida real, el senador ha defendido a capa y espada al hoy presidente electo. Sin embargo, desde la recta final de la campaña se le nota incómodo.

Petro, en su ánimo de lograr acuerdos, ha llevado a la coalición de gobierno a partidos y personas con las que él no comulga. Además, le dejó la presidencia del Congreso a Roy Barreras, el polémico protagonista de los ‘petrovideos’ y el alfil de todos los gobiernos en los últimos años.

Bolívar presidirá la Comisión Tercera del Senado, encargada de asuntos económicos, durante el primer año de la legislatura 2022-2026. Para esta posición fue elegido, por unanimidad, el senador Gustavo Bolívar, quien manifestó que tendrá el “honor” y la “responsabilidad” de sacar adelante en los próximos 12 meses tres iniciativas de gran importancia para el gobierno del presidente electo Gustavo Petro. Estas son la reforma tributaria, el presupuesto del año 2023 y el Plan Nacional de Desarrollo.

“He sido elegido presidente de la Comisión III del Senado por votación unánime. Honor y (enorme) responsabilidad: sacar adelante 3 proyectos más importantes del arranque de gobierno Petro: 1) Reforma Tributaria, 2) Presupuesto 2023 y 3) Plan Nacional de Desarrollo. No los defraudaré”, dijo Bolívar recientemente.

En entrevista con Vicky Dávila, Bolívar se despachó con nombre propio contra esas personas que aterrizaron al petrismo por interés de no quedarse fuera del poder. “Hubo muchos sapos”, reconoció Bolívar. Uno de ellos, la llegada de César Gaviria y del Partido Liberal.

Otros sapos de los que se lamenta Bolívar son el apoyo del Partido Conservador, Lafaurie y la foto con Dilian Francisca por cuenta de la suma del Partido de la U. Sobre todos ellos piensa que no necesariamente creen en las ideas del Pacto Histórico, sino que no se querían quedar por fuera de la torta burocrática.

“Una vez dije que era una sopa de sapos, pero nos los vamos a comer”, agrega Bolívar.

Aunque reconoce que “ya me la he comido, en el buen sentido de la palabra. Ahí nos tocó vender el alma por pedazos, pero la vamos a recuperar”. Ante la pregunta de si el alma se la vendieron al diablo contestó: “A varios diablos”.

Lea la entrevista completa

VICKY DÁVILA (V. D.): senador, un año sin vernos. ¿Por qué tanto tiempo?

GUSTAVO BOLÍVAR (G. B.): hay que contar por qué no había vuelto.

V. D.: desahóguese y salimos de eso para empezar la entrevista.

G. B.: el año pasado sentí que la revista no fue muy objetiva en torno a las noticias sobre mí. Entonces decidí hacer un alto y alejarme. Pero ya nos tomamos un café y nos dijimos las cosas. Hoy no estamos en la oposición, somos Gobierno y toda la prensa debe tener garantías de parte nuestra. Esos vetos y actos de dignidad tienen que parar.

V. D.: el ejercicio del periodismo es muy difícil. Uno hace lo mejor que cree y siempre hay gente que termina afectada, enojada, contenta o molesta. Es el pan de cada día. Le agradezco que podamos conversar.

G. B.: uno no pide que la prensa diga maravillas, pero a veces se les va la mano un poco con la subjetividad. Queremos imprimirle a este periodo buenas relaciones con la prensa, que digan libremente lo que tengan que decir.

V. D.: senador, da mucha tranquilidad su mensaje y es muy importante para todos los periodistas. Empecemos entonces. ¿Cuál es el papel que usted quiere desempeñar en el gobierno de Gustavo Petro, desde el Congreso?

G. B.: ser garante del cambio por el que votaron 11.300.000 colombianos, después de un gobierno nefasto en el que la violencia, la corrupción y la pobreza fueron en aumento. El país tiene mucha esperanza en lo que hagamos. Y obviamente han llegado muchos partidos y alguien tiene que hacer esa tarea de vigilancia. He hablado con otros compañeros del Congreso para que conformemos un frente para vigilar que los pactos, la transparencia y los programas sociales se cumplan. Se trata de Alirio Uribe, Isabel Zuleta, Susana Boreal, Jael Quiroga, Aida Avella, Iván Cepeda y Alexander López.

V. D.: ¿eso quiere decir que va a estar en la nuca de Petro, los ministros y el gobierno?

G. B.: claro. Este gobierno va a manejar 1.600 billones de pesos. Meto la mano al fuego por Petro, doy fe de que es un hombre muy honesto, que nunca se ha robado un peso, pero tiene que nombrar a miles de personas para gobernar. Queremos que esas personas no vayan a caer en la tentación y tengan varios ojos encima.

V. D.: ¿le ha dicho a Petro que va a vigilarlo a él y a su gobierno?

G. B.: él sabe que esa ha sido mi labor siempre y le gusta. Es imposible que en un universo de tanta gente no haya alguien que caiga en la tentación de cobrar una coima, robarse un dinero, pero lo importante es que tengamos autocrítica y madurez para señalarlo. Eso fue lo que mató al uribismo, no tuvo autocrítica, se aplaudían todo, se tapaban todo y se autodestruyó.

V. D.: ¿está contento con lo que ha visto en el Pacto Histórico desde que ganaron?

G. B.: muy contento con los nombramientos, un poco descontento con lo que está pasando en el Congreso, porque veo que le estamos entregando un poquito de más a esa misma clase política que causó los problemas que queremos solucionar, de corrupción, violencia…

V. D.: ¿su mayor malestar es que Roy Barreras sea el presidente del Senado?

G. B.: no es Roy Barreras, es lo que representa. Sabemos que esa tarea la tenía que hacer él, yo no hubiera sido capaz de hacerla.

V. D.: ¿no hubiera sido capaz de hacer alianzas con los partidos tradicionales?

G. B.: yo hubiera hecho alianzas, pero muy programáticas. Seamos sinceros y dejemos el romanticismo a un lado. No creo que el Partido Conservador entre porque le gustan las tesis de Petro. Eso es improbable.

G. B.: ¿entonces por qué?

G.B.: para mantener lo que tienen. Son feudos que se consiguen a través de la burocracia, del poder económico que dan las entidades centralizadas. Y eso les alcanza para reelegirse cada cuatro años. No creo que Lafaurie, por ejemplo, considere que Petro es un buen ser humano que le sirve a Colombia, pero necesita mantener Fedegán. Está bien. Si les vamos a dejar eso, no puede pasar lo que ha pasado en los años anteriores. Ponen contralor para que no los vigilen, procurador para que no los sancionen y fiscal para que no persiga a los que denunciamos. Ahí es donde vienen las contradicciones.

V. D.: justo se está eligiendo al próximo contralor.

G.B.: que entren el Partido Conservador, Cambio Radical, La U y el Partido Liberal, pero les vamos a poner un contralor que los vigile. Si dejamos que esos partidos elijan el contralor, no hubo cambio. Sencillamente no pasó nada. Tendríamos un contralor que les va a tapar los robos.

V. D.: usted denunció que Barreras tiene candidata a la Contraloría.

G. B.: lo hice porque, cuando fue elegido presidente del Congreso, dijo en una entrevista que a él le parecía perfecta esa lista de diez elegibles y a mí no. Ahí había unos tipos que estaban muy cuestionados con el robo de 500.000 millones de pesos de los Ocad. La pelea de la Contraloría es muy sencilla. Si el Pacto Histórico no elige a una persona independiente que no sea testaferro del señor Córdoba, sencillamente le incumplimos a la ciudadanía con el tema de corrupción.

V.D.: ¿le gusta algún candidato de la lista?

G. B.: todos me han escrito, quieren una cita conmigo. Les he dicho: “Por el bien de ustedes, lo mejor que puedo hacer es no reunirme con ninguno”.

V. D.: ¿qué representa Roy Barreras que no le gusta?

G. B.: la vieja clase política.

V. D.: ¿pero no le parece obvio que se ganara esa posición? Él llegó hace mucho al Pacto Histórico. Primero fue uribista, luego santista y ahora es petrista…

G. B.: digamos que ese no es el mal mayor. Uno tiene derecho, con el paso del tiempo, a irse equivocando y cambiando de posiciones.

V. D.: ¿pero tanto?

G. B.: ni siquiera eso es lo que me molesta, sino que me vendieron la idea de que Roy Barreras en el Pacto Histórico iba a ser muy valioso en el tema de la paz. Me pareció fabuloso. Cuando me dicen que va a manejar el Congreso y le va a entregar a esta clase política las conquistas que tuvimos, digo: “Miércoles, esto no fue por lo que estaba luchando”. Entiendo el pragmatismo, la necesidad de construir mayorías, pero tengo derecho a decir que no me gusta. Muchos me critican por eso.

V.D.: ¿le genera confianza Roy Barreras?

G. B.: para manejar esa mayoría sí me genera confianza, pero si me dice confianza para otra cosa, toca mirar.

V. D.: por ejemplo, manejo de contratos.

G. B.: si es para manejar contratos, no confiaría.

V. D.: ¿por qué?

G. B.: es una convicción íntima, no estoy haciendo una acusación.

V. D.: ¿le encargaría el presupuesto nacional?

G. B.: no.

V. D.: ¿una licitación?

G. B.: tampoco.

V. D.: ¿nada que tenga que ver con plata?

G. B.: no, no es que él se vaya a robar la plata, sino que él obedece a unas lógicas de la clase política en que se volvió normal que, para ayudarle a alguien, hay que darle un contrato. Se volvió normal que para que un partido ingrese a una coalición hay que darle una entidad.

V. D.: ¿pero cree que los partidos van gratis?

G. B.: no. Ya dejé el romanticismo y sé que eso va a pasar. En entrevista le dije a María Isabel Rueda: “Ya los dejamos entrar en la casa, pero vamos a vigilar para que no se lleven los ceniceros ni los floreros”.

V. D.: Excúseme la expresión, pero si usted sapea a un corrupto en el gobierno de Petro, ¿él lo apoyaría?

G. B.: Petro es el primero que lo haría. Él es capaz de hacer concesiones, pero no de permitir que roben.

V. D.: algunos dicen que el primero que va a romper con Petro es usted. ¿Qué lo haría romper?

G. B.: que él me diga: “Bolívar, está muy cansón, váyase”. Que me eche.

V. D.: ¿quedó triste porque no fue presidente del Senado?

G. B.: quería serlo, pero no por el título, sino por cuidar al Pacto Histórico. En el camino entendí que no era la persona. No hubiera hecho transacciones. Está bien en las manos de Roy Barreras en este momento.

V. D.: ¿qué impresión le dejaron los ‘petrovideos’ revelados por SEMANA?

G. B.: tuve la oportunidad de verlos y siento que hay faltas éticas. Pero no veo acciones de tipo penal. No aparezco en ellos porque sencillamente traté de mantener una línea directa con Petro. Dejé de ir a esos espacios porque precisamente escuchaba esas cosas que me molestan. Dije en un tuit que me avergonzaba lo que había escuchado ahí. Es la normalización de la guerra sucia en la política. Siento que fue una reacción a esas andanadas de cosas que nos viven diciendo e inventando. Obviamente, si te están atacando con bodegas pagas por el Gobierno, la Alcaldía, etcétera, pues es muy difícil mantener la línea ética. No lo estoy justificando. Trataron de defenderse con la misma arma, porque hay que decirlo que fue de ambos lados.

V. D.: ¿reconoce que hubo campaña sucia contra los contrincantes de Petro?

G. B.: por lo que escuché ahí en los videos, sí. Pero las cosas que hacían en el otro lado eran peores.

V. D.: a Sebastián Guanumen se le escucha decir en los ‘petrovideos’ que hay que correr la línea ética.

G. B.: Sebastián es un tipo bien. La desventaja que tenemos es que a nosotros nos grabaron, pero a los candidatos del gobierno no.

V. D.: a Roy Barreras, por ejemplo, se le escucha diciendo que había gente del Pacto Histórico visitando las cárceles y ofreciendo la no extradición. ¿Eso lo mortificó?

G. B.: sí, pero después me di cuenta de que esa frase estaba descontextualizada. Él nos estaba contando algo que había leído.

V. D.: no, se lo digo yo, que vi los videos completos. Él sí dijo lo que dijo.

G. B.: puse un tuit y me llamaron a decirme: “Oiga, no es por ahí”. Porque me alarmó. Por otra parte, la visita del hermano de Petro y del hoy comisionado para la Paz a la cárcel no tenía ningún viso de ofrecerle perdón a ningún preso. No tenemos la facultad para hacerlo. Eso no es gratuito, eso lo armaron. Cuando obtienen el permiso, dicen: “Aquí van a venir ellos, miremos a dónde van y qué es lo que están haciendo”.

V. D.: ¿es coincidencia que Piedad Córdoba estuviera visitando extraditables?

G. B.: estaba visitando a su hermano, que estaba en el pabellón de extraditables. Esa fue la explicación que ella me dio, y le creo.

V. D.: visitó a otros extraditables, como Juan Carlos Cuesta, alias Gordo Rufla. SEMANA reveló los registros oficiales.

G. B.: esas visitas no las conozco.

V. D.: de todas maneras, Piedad terminó aislada de la campaña. ¿Cuál va a ser su papel?

G. B.: a Piedad la conozco hace apenas unos meses. Siento que fue una mujer muy perseguida por el Estado, como lo fue Petro, como he sido yo. Ella trató de no sucumbir a eso. En este momento la siento muy golpeada. Si ella decidió posesionarse es porque cree que todavía puede aportar. Creo que ella quiere despedirse de la política no por la puerta chiquita, sino por la puerta grande.

V. D.: ¿usted confía totalmente en Piedad Córdoba, digo, por todo lo que ha salido de ella sobre Álex Saab y sus negocios?

G. B.: sinceramente, para 2010, Saab no estaba en el radar de las autoridades. Creo que ella actuó de buena fe. El que sí sabía quién era Saab era el abogado De la Espriella. Entonces, uno sabe ahí quién tiene la verdad. ¿A cambio de qué lo representó? Cuando lo representó, él sí sabía ya quién era.

V. D.: ha habido críticas por el nombramiento de Iván Velásquez en el Ministerio de Defensa. ¿Qué piensa?

G. B.: la oposición, llámese uribismo, tiene sus reservas porque Velásquez se ha dedicado a combatir la corrupción. Petro quiere a Velásquez ahí para garantizar transparencia en el manejo del segundo rubro más importante del erario, que es el de Defensa. Estamos hablando de entre 40 y 42 billones de pesos. Si Petro pone a una persona de ese talante de Velásquez, de esa honestidad y probada lucha anticorrupción, es porque quiere llegar a romper esas venas rotas que tiene el presupuesto por el lado de Defensa. Con una persona como Velásquez, ni el Ejército ni la Policía tienen que temer. Los corruptos sí. Entonces no es querer provocar al uribismo.

V. D.: Velásquez ha sido muy crítico de las Fuerzas Militares. No es precisamente un admirador.

G. B.: también yo. Somos críticos de quienes violan los derechos humanos en las Fuerzas Militares.

V. D.: ¿qué es el cambio?

G. B.: Colombia viene siendo gobernada por unas élites y unas castas políticas, casi todas corruptas desde décadas atrás, si quiere pongámosle dos siglos. La gente se fue cansando de eso. Aquí se roban todo. En el libro que estoy escribiendo, ustedes van a quedar aterrados del nido de ratas y de la cantidad de casos.

V. D.: la primicia es para SEMANA, ¿no?

G. B.: sí, lo prometo.

V. D.: listo, hecho.

G. B.: la gente se va a quedar aterrada. No le adelanto mucho, pero son cosas impresionantes.

V. D.: si Petro dice que se va a quedar más de cuatro años, ¿lo apoya?

G. B.: no. Es una promesa que le hizo al país y tengo tanta lealtad con Petro como con la gente. Ellos también están pendientes de que uno les cumpla la palabra.

V. D.: Petro dijo que la reforma tributaria la pagarían las 4.000 personas más ricas de Colombia. ¿Eso lo podrá cumplir?

G. B.: vamos a recibir un país con una deuda casi impagable. Estamos entre los 23 países con más riesgo de entrar en un default. Recibimos un déficit fiscal de casi 83 billones de pesos y un país desfinanciado. Como ustedes han visto, este gobierno se empeñó en dejar amarrados los contratos que más pudo. Por eso no digo que rasparon la olla, sino que se llevaron la olla y la estufa. No dejaron nada.

O sea, sin reforma tributaria no hay gobierno. Y esa tributaria Petro la ha tasado en 50 billones de pesos. Los empresarios se deben meter la mano al dril, los necesitamos y desde aquí les hago un llamado de corazón: tienen que pagar esta reforma tributaria para que sus empresas no se hundan, para que el país continúe a flote, para que la economía florezca.

V. D.: ¿está de acuerdo con cobrarles un impuesto a las gaseosas, a las bebidas azucaradas y a los alimentos ultraprocesados?

G. B.: voy a decir algo muy impopular y seguramente me van a cobrar esto: no estoy de acuerdo. Estoy de acuerdo con que les pongan impuestos a las bebidas azucaradas y sé el daño que hace el azúcar en el ser humano. Pero si les estamos diciendo hoy a los empresarios que paguen 50 billones de pesos, no les podemos imponer al mismo tiempo un impuesto a las gaseosas, hagámoslo por partes. Que lo de las bebidas azucaradas sea en otro momento, no todo al tiempo, porque ahí sí vamos a ahogar a los grupos y nosotros necesitamos a los grupos. Ellos son los que van a pagar la reforma tributaria.

V. D.: ¿a usted le han hecho guerra sucia en su coalición?

G. B.: mucha.

V. D.: ¿por qué?

G. B.: Aparece la condición del ser humano, que es competitivo, no quiere ver que otro triunfe, sufre cuando uno gana, se alegra cuando uno pierde y de eso hay en todos los partidos. Me parece triste porque uno espera siempre el golpe del contrincante, pero nunca espera eso de los compañeros, y eso pasa.

V. D.: ¿y me quiere decir nombres o no?

G. B.: no. Eso sí sería romper el pacto.

V. D.: ¿pero cuántos le han hecho guerra sucia?

G. B.: creo que unos tres.

V. D.: ¿María José Pizarro está entre esas personas?

G: B.: no voy a dar nombres.

V. D.: pero usted publicó un día un trino en el que aparentemente hablaba de ella.

G. B.: no la nombré. Dije que era una mujer del Pacto y en el Pacto hay varias mujeres.

V. D.: si uno es capaz de hacerle guerra sucia a su propio compañero, es muy mala persona.

G. B.: claro, muy mala. No sería capaz. Le cuento una anécdota simpática en la elección del presidente de la Comisión Tercera. Cuando me paro en la puerta de la plenaria, veo a todos esos tipos que por años he criticado, un Char, un Gerlein. A mí me da pena saludarlos. Entonces, mi asesor John Jairo Hoyos me dice: “Gustavo, usted es candidato a presidente de la Comisión Tercera, camine los saluda y les pide el voto”. Yo le dije: “John Jairo, no soy capaz de hacer eso, a todos estos tipos les he voleado todo el tiempo, cómo le digo a Char que estaba ahí frente a mí: hola, hermano, ¿me hace el favor y vota por mí?”.

V. D.: ¿cómo se sintió cuando se encontró con Claudia López y lo abrazó?

G. B.: sí, me abrazó el 20 de julio. Fue extraño porque me maltrató mucho durante el Paro Nacional, cuando les entregué los elementos de protección a los jóvenes de la primera línea. Incluso salió a los medios a decir que yo financiaba el terrorismo, así con nombre propio, Gustavo Bolívar. Dije: “Miércoles… bueno”. Cuando me encuentro a Claudia, me dice: “Hola, Gustavo”. Yo me quedo así con los brazos sin saber si abrazarla.

V. D.: ¿y la abrazó o no?

G. B.: creo que al final sí, pero le dije: “Claudia, tenemos que hablar porque me has maltratado”. Me dijo: “Sí, pasemos la página, reunámonos”. No me interesa. También le dije a Luis Ernesto Gómez: “Bienvenido al Pacto Histórico, pero primero pídales perdón a los jóvenes de Bogotá, a los que les mandó el Esmad”. Quedamos en que él lo hacía.

V. D.: yo no he visto ese perdón.

G. B.: yo tampoco.

V. D.: senador, lo invito a una autocrítica. ¿Promover elementos para personas de la primera línea que cometieron delitos alimentó la narrativa de que usted apoyaba el terrorismo?

G. B.: hay que abordarlo desde varios ángulos. Hice una Vaki y recogimos 330 millones de pesos. Fui personalmente a Homecenter e hice las compras. Agotamos las existencias. Con lo que quedó, les dije a las víctimas de mutilación ocular: “Les vamos a dar un millón y medio de pesos a cada una, siempre y cuando nos manden la historia clínica”. Puse a dos personas a manejar eso y se les envió el dinero en transferencias bancarias. Nunca en mi vida los vi. Quería hacer una gira por Europa con los muchachos víctimas de mutilación ocular para llamar la atención sobre la violación de derechos humanos. Esa puede ser una alternativa, pero me encontré que no tienen visas, pasaportes. Va a ser difícil.

V. D.: ¿pero reconoce que ahí había gente metida que cometía delitos o no?

G. B.: claro.

V. D.: eso es muy importante...

G. B.: lo que uno no puede decir es que todos los jóvenes, como quisieron decir algunos medios, eran terroríficos. Es que decían: “Los de la primera línea son terroristas”.

V. D.: algunos dicen que Gustavo Bolívar es el cerebro que maneja las bodegas de Petro. ¿Es un mito o una realidad?

G. B.: es un mito. Tener bodegas cuesta mucho dinero. Las pueden tener en la Alcaldía y la Presidencia. De hecho, se descubrió que las tenían, porque tienen contratadas hordas de personas para ponerlas a trinar y a hacer cosas. No tengo ninguna bodega. No tengo gente paga para eso. Lo que ocurre es que, en la comunidad de influenciadores, sí les digo: colaboren con este #BolivarEnSemana. Luego me dicen: “Listo, Bolívar”. Y como son cuentas tan poderosas, se vuelve tendencia rápidamente. Pero le juro por Dios, por mi madre, que ojalá vea esta entrevista, que nunca he tenido que pagar una bodega o pagarle a alguien para que tuitee contra otra persona. Nunca lo he hecho.

V. D.: ¿y su mamá le ‘casca’ de vez en cuando o no?

G. B.: mi mamá es una belleza, tiene 86 años, los cumplió el 10 de julio.

V. D.: ¿y se mortifica por usted o no?

G. B.: sí.

V. D.: ¿y qué le dice?

G. B.: ella siempre se fue por la línea de los medios oficiales, es la televisión que ve. Los medios ponen a pensar a la gente como esos medios quieren que la gente piense, entonces ella piensa como piensan los medios.

V. D.: amé a su mamá.

G. B.: sí, linda (risas)... Le debo todo a mi vieja, todo.

V. D.: para terminar, una palabra para Uribe.

G. B.: que descanse.

V. D.: una palabra para Duque.

G. B.: que se vaya muy lejos. No va a poder ser un expresidente porque nunca fue un presidente.

V. D.: ¿lo van a perseguir?

G. B.: ¿a quién?

V. D.: a Duque.

G. B.: no. Por lo que está haciendo en estos últimos dos meses hay que abrirle una investigación. Eso de entregarles contratos a los amigos por billones de pesos no tiene pies ni cabeza. Ahí están cometiendo delitos. Ya verá la justicia. Ellos tienen al fiscal y me imagino que no los va a investigar.

V. D.: ¿una palabra con la que quiere que la gente lo identifique a usted?

G. B.: coherencia.

V. D.: ¿una palabra para Petro?

G. B.: sabiduría.

V. D.: ¿la llegada de César Gaviria y del Partido Liberal a la coalición fue un sapo?

G. B.: hubo muchos sapos.

V. D.: ¿cuáles?

G. B.: la entrada del Partido Conservador.

V. D.: ¿otro sapo?

G. B.: el de Lafaurie, la foto con Dilian Francisca.

V. D.: ¿y un quinto sapo?

G. B.: una vez dije que era una sopa de sapos, pero nos los vamos a comer.

V. D.: pero usted se la comió todita (risas).

G. B.: ya me la he comido, en el buen sentido de la palabra. Ahí nos tocó vender el alma por pedazos, pero la vamos a recuperar.

V. D.: ¿al diablo?

G. B.: a varios diablos.

V. D.: Fajardo le puso un mensaje. ¿Le gustó?

G. B.: sí, porque con Fajardo nunca he tenido una relación. De hecho, lo he atacado en varias ocasiones por tibio. Pero cuando él vio que estaba dando esa pelea, casi solitaria, para que haya un contralor honesto, él decidió decir que veía bien esa lucha y me gustó mucho ese mensaje.

V. D.: pues un abrazo, senador, ya le tocará escribir: sin mermelada no hay paraíso.

G. B.: definitivamente, buen título.