Luego de 13 años de un fallecimiento que conmocionó a todo el país, Oneida Escobar decidió relatar desde la mirada de una madre que perdió a su hijo, Luis Andrés Colmenares, un joven que salió a una fiesta de Halloween en Bogotá con sus amigos y fue encontrado muerto en un caño en el parque el Virrey.
SEMANA acompañó el lanzamiento de esta publicación en la que Escobar quiso plasmar sus vivencias en medio de todo este proceso y en la que contó detalles inéditos de lo que tuvo que vivir la familia, más allá del lío judicial que evidenció el país y sobre el que sigue habiendo interrogantes. Allí dio detalles reveladores que hasta ahora no se conocían del caso.
Por ejemplo, dijo que cuando se empezaron a llevar a cabo las audiencias del caso de su hijo solo pensaba en atentar contra Laura Moreno, quien venía siendo la pareja de Luis Andrés Colmenares.
“Para mí no era fácil ver a Laura en las audiencias. Lo único que le decía a Dios era que me diera los dones de misericordia de él porque con los míos yo la quería matar. Así decía yo”, aseguró Escobar.
Reconoció que “no es fácil tener uno tanta rabia” y que tenía “resentimiento en el corazón”. Sin embargo, le pidió a Dios misericordia y pudo perdonar y seguir adelante.
Por otro lado, Escobar también reconoció que en algunos momentos pensó en quitarse la vida. “Perder un hijo es el dolor más horrible que una mamá puede soportar. La muerte de un hijo no se supera, se aprende a vivir con el dolor. Uno tiene pensamientos muy malos. Uno se encierra que no ve la luz. Pensé irme con mi hijo, quitarme la vida”, dijo.
“Le estoy cumpliendo un sueño a Luigi. Siempre quiso que brillara con luz propia”, aseguró Pinto en conversación con Vicky Dávila, directora de SEMANA.
La madre de Luis Andrés Colmenares contó cómo vivió esos días de desolación cuando conoció que su hijo falleció. Esa noche del 31 de octubre de 2010 llamaron en la madrugada a la casa de los Colmenares. Jorge Luis, hermano del joven fallecido y hoy concejal de Bogotá, contestó el teléfono pensando que era su hermano y que había olvidado las llaves, así lo narró Escobar en el lanzamiento de su publicación.
Sin embargo, al otro lado del teléfono estaba un amigo de Luis Andrés. Le preguntó si él había llegado a la casa, si ya estaba durmiendo en su habitación, al ver que no se encontraba allí, preocupación aumentó al máximo. Eran las 3:30 a. m.
“Me volví como una loca, no sabía que hacer. Nadie me contestaba. Lo que tuve en mente fue salir a buscar a mi hijo. Desde ahí comienza ese viacrucis”, contó Escobar a un auditorio del colegio Gimnasio Moderno. En el lanzamiento estuvieron familiares y amigos de la familia.
Luego de saber que su hijo no había llegado a la casa, decidieron salir a buscarlo en el parque el Virrey, cerca a la zona en donde estaban rumbeando y donde lo habían visto por última vez. Escobar no conocía el lugar, pero recordaba que alguna vez se hicieron allí unas olimpiadas del colegio.
Llegaron hasta el caño donde creían que podría estar su hijo. La familia estaba atenta al trabajo de los bomberos que buscaban a Luis Andrés en el lugar, sin embargo, se confirmó lo peor luego de varias horas: Luis Andrés había fallecido.
Según dijo Escobar, uno de los bomberos no quería confirmarle a la familia lo sucedido. Ella estaba apartada con Jorge rezando, pidiendo que se hiciera la voluntad de Dios y resignada al destino. “Fue el dolor más horrible como mamá”, contó.
“Fue difícil vivir sin él 13 años. Nunca pensé que pudiera seguir viviendo. No pensé en Jorge, solo en Luis Andrés. Perder un hijo es el dolor más horrible que una mamá puede soportar”, aseguró Escobar en medio del lanzamiento.
¿Qué la detuvo?, preguntó Dávila, directora de SEMANA. “Me contuvo Luis Andrés, yo quería limpiar su nombre”, aseguró la escritora.
Desde que falleció Luis Andrés comenzó ese viacrucis que relata en sus páginas, publicadas por la editorial Planeta. Hasta entonces, según relató Escobar, había sentido que era la sombra de su esposo, pero hoy brilla con luz propia y ese era uno de los objetivos de Luis Andrés en vida.
“No pensé que el caso de mi hijo iba a llevar hasta donde llegó. Solo buscaba saber que le había pasado”, dijo.
Escobar tenía algunas corazonadas que la alertaban del fallecimiento de su hijo. Esa noche del 31 de octubre Luis Andrés se disfrazó de diablo. A ella no le convencía el traje, además, porque en el grupo de oración le habían recomendado que no se vistiera de esa manera. El joven quería disfrazarse de árabe, sin embargo, le faltaba la barba.
Además del disfraz hubo otra premonición que trajo a colación. Previo a la fiesta, Luis Andrés le dijo que olía a “flor de muerto”. Ella se persignó y le dijo que no dijera esas cosas. Hoy no sabe si el disfraz o el olor a flores tuvieron algo que ver con todo lo que pasó.
Sin embargo, el mayor pálpito de madre lo tuvo con Laura Moreno, quien en ese entonces era la pareja de Luis Andrés. Ella estuvo investigada y hasta detenida por un tiempo en medio del caso judicial.
Escobar contó que la primera vez que conoció a Laura fue cuando Luis Andrés la llevó a la casa. Ella no la vio de frente, pero sintió que no era la correspondida para él. De todas maneras, pocas veces le ‘aprobaba’ una pareja a su hijo. Con Laura quiso darle una oportunidad, pero siempre sintió algo que le generaba alerta.
Según dijo, Luis Andrés le mostraba fotos de las mujeres con las que salía para ver si ella las aprobaba. Con Laura le había pedido darle un chance para tener novia.
La segunda vez que vio a Laura fue en el caño del Virrey, cuando encontraron a Luis Andrés. En el momento en que se conoció que había muerto, Laura abrazó a Oneida. Según dijo en el lanzamiento de la publicación, sintió que era una “mujer vacía” y que “no tenía nada en su corazón”.
Aunque el caso judicial que todo el país evidenció sigue dejando interrogantes, Escobar plantea su propia hipótesis de lo que le sucedió a su hijo. Aseguró que “a Luigi lo mataron los celos, la envidia y la intolerancia”.
Ella cree que el exnovio de Laura, Carlos Cárdenas —también involucrado en el caso judicial— quería darle una lección a su hijo para poder retomar una relación con ella y que otras personas le habrían ayudado.
“La intención de ellos no era matarlo, era un escarmiento de que no se metiera con Laura y se le fue la mano. Los golpes no lo mataron, pero sí lo mató que no lo ayudaron. En el caño se alcanzó a ahogar”, aseguró Escobar. Dijo que si lo hubieran ayudado a salir de allí en estos momentos no se sabe en qué condición, pero estaría vivo.
Ese viacrucis que ella ha tenido que vivir durante 13 años no lo ha enfrentado sola. Escobar ha contado con el apoyo de su grupo de oración. Eso le ha servido para perdonar, incluso a Dios, de quien se alejó cuando sucedió todo, porque no sabía por qué ella tenía que vivir esa tragedia y al que le preguntó en varias ocasiones por qué no le protegió a su hijo.
“Sentí como si me hubieran sacado el alma desde ese momento quede vacía y muerta en vida. Desde ese momento yo no volví a sonreír. Empecé a ver en mí la oscuridad. Por mucho que quería ver claridad, veía oscuridad”, aseguró Escobar.
Pero en medio del dolor más profundo que una madre puede sentir, dice que ha aprendido a vivir con ese sentimiento. Al comienzo no podía ver sus fotografías, pero hoy logró vivir con ello y sacar un libro a partir de esa tragedia. Las únicas veces que sonreía era cuando estaba dormida, soñando con él.
En medio de la tragedia que es enterrar a un hijo, Escobar logró salir adelante, no solo por su publicación, sino que a través de su fundación LACE (Luis Andrés Colmenares Escobar) ha ayudado a más personas a vivir el duelo de perder a un ser querido. De hecho, todas las regalías de Mi viacrucis serán donadas a estas personas.
Con la fundación, Escobar se dio cuenta de que es común que las mamás se peleen con Dios. Reconoce que es natural en medio del duelo, pero que lo importante es reconciliarse. Ella tenía sed de venganza, pero ahora siente alivio y no hay odio en su corazón. No ha vuelto a hablar con Laura o Jessica Quintero, quien era la mejor amiga de Luis Andrés, pero, según ella, no quiso responder qué pasó realmente esa noche.
Otra tragedia que vivió la familia en medio del dolor fue la separación de Oneida y don Luis Colmenares, el padre del joven fallecido.
En el encuentro también estuvo Jorge Luis Colmenares, quien contó parte del duelo que también tuvo que vivir. Él perdió a su hermano mayor, pero también sintió que sus padres lo dejaron solo por un tiempo. Era normal, ellos estaban buscando respuestas del caso de su hermano y no se habían dado cuenta de que él también estaba perdiendo el rumbo. Tenían que estar hasta altas horas de la noche en los juzgados de Paloquemao.
Un día Jorge también despertó. Le ayudó a su mamá a sacar esta publicación adelante, así como también la apoyó con la fundación. El concejal contó que las últimas palabras que le dijo su hermano era que tenía que cuidar de su mamá. Y así lo ha hecho desde entonces.
Jorge Luis dijo que en un comienzo no quería tener amigos, ni salir, y que muchas personas se le acercaban simplemente con el interés de sacarle información del caso.
Empezó a perder el rumbo en fiestas, alcohol y hasta peleas. Esa era su forma de exteriorizar lo que sentía. Luis Andrés era su confidente, su amigo, su compañía y lo había perdido.
Hubo un momento que lo dejó desolado en medio del fallecimiento de su hermano, y es que cuando el bombero encontró el cuerpo de su hermano en el caño, vio los zapatos que horas antes le había embetunado para que él saliera de fiesta.
Jorge Luis encontró de nuevo el rumbo cuando el abogado, Jaime Lombana, lo llevó a su oficina cuando apenas estaba en la universidad. Allí encontró el propósito en su vida. Actualmente, es concejal de Bogotá por el Centro Democrático, quiere seguir preparándose y va a seguir estudiando.
Mi viacrucis es el relato íntimo de una madre que perdió a su hijo, en un caso que todo el país conoció a través de las noticias, los expedientes judiciales y hasta las series de televisión. Sin embargo, hasta ahora no se sabían detalles íntimos de la familia y el dolor que han tenido que sufrir durante estos 13 años, en los que han tenido que cargar su propia cruz.
Hoy el fallecimiento de Luis Andrés cobra relevancia para darle luz propia a Oneida, quien se consumó como escritora y hoy es una guía para casi 1.000 personas que están en la Fundación que lleva el nombre de Luis Andrés Colmenares Escobar, su hijo adorado, que en medio de la peor tragedia que una madre puede vivir, le ayudó a encontrar la esperanza.