SEMANA: ¿Qué reflexión hace después del secuestro y la liberación del papá de Lucho Díaz por parte del ELN?
OTTY PATIÑO (O. P.): Muchas reflexiones. Nuestro ciclo de México, probablemente, puede ser el último que se haga por fuera de Colombia. Eso tiene varias implicaciones. La jefatura del ELN le tiene que empezar a dar la cara a Colombia. Ya, de hecho, algunos de sus miembros se la están dando, los miembros de participación, creo que el conjunto de la delegación que representa al Cose debe darle la cara al país, es muy importante. Segundo, son muy importantes las decisiones que, en un determinado momento, asuman los jefes de frente. Este proceso del papá de Lucho Díaz tuvo un desenlace feliz gracias a que la jefatura del frente norte asumió la autoría y liberación del señor casi de manera inmediata. Si observan el comunicado que ellos hicieron, dijeron, ‘uno de nuestros comandos’ y anunciaron su liberación. Lo admitieron no como un crimen, no todavía como una violación de derechos del DIH, sino como un error, pero de todas maneras admiten que es necesaria la liberación. Otra lección que deja es que la comunidad nacional e internacional despertó de nuevo de forma masiva rechazando el secuestro (...). Esto abrió la puerta, de manera muy importante, de un rechazo nacional e internacional al secuestro. El otro elemento es que recibí un primer informe del componente gobierno este jueves.
SEMANA: ¿Y qué dice?
O. P.: En ese informe me planteaban que el ELN no admitía el secuestro como una violación al DIH, razón por la cual el tema del secuestro llegará a la mesa. Todos estos elementos juntos, la necesidad de que el proceso se nacionalice, ello obliga a que la mesa en su conjunto aboque este tema con mucha seriedad y responsabilidad como primer tema a tratar en el próximo ciclo. Ojalá fuera antes, pero uno no sabe que hoy el ELN debe estar en un gran lío mirando cuál debe ser su conducta y los temas que van a asumir (...).
SEMANA: ¿Traer la mesa a Colombia es una propuesta? ¿Cómo creen que la reciba el ELN?
O. P.: No es una propuesta, es una exigencia un poco de la comunidad nacional e internacional frente al secuestro, no es una propuesta que se nos ocurrió una noche de trasnocho a la delegación del Gobierno. Debo decir que todos estuvimos completamente unidos frente a la declaratoria pública que hicimos una vez se produjo la liberación del señor Luis Manuel. Es una exigencia del país, no es un capricho nuestro.
SEMANA: Conclusión, ¿el secuestro del papá de Lucho Díaz los llevó a decidir y trasladar las mesas de negociación a Colombia?
O. P.: No, inmediatamente está pactada una mesa en México, pero lo del traslado a Colombia era un proceso que se veía venir desde antes. La mesa se ha venido trasladando al país porque algunos de sus miembros están en Colombia y eso también fue lo que hizo posible que la liberación del padre de Lucho Díaz pudiera realizarse con éxito. Ellos, de alguna manera, tuvieron que apersonarse de la liberación. En el Consejo Nacional de Participación ya hay miembros del ELN o de la delegación del ELN allí, lo mismo que en el mecanismo de monitoreo y verificación, eso sin contar con las personas que están asumiendo el papel de gestores de paz, algunos de ellos excarcelados para que cumplan con estas funciones. De tal manera que la llegada de la mesa a Colombia ha sido gradual. Por otro lado, se está planteando que la mesa no va a asistir solo en los ciclos, sino que funcionará de manera permanente. De todas maneras, esa globalidad en la mesa estaba funcionando en los ciclos. Estoy seguro de que después de México, el próximo ciclo será en Colombia, es decir, se acabaron los ciclos fuera del país y eso será muy importante para acelerar el proceso, para que el ELN le tenga que poner la cara al país en su conjunto. Eso es muy bueno para acelerar el proceso porque el tiempo también conspira contra la paz.
SEMANA: ¿Cómo serían las mesas en Colombia? ¿En qué regiones?
O. P.: Seguramente el ELN pedirá algunas garantías de protección, de seguridad, la ONU ha ofrecido algunos elementos, la Iglesia, igualmente. Se busca, además, no tener un asedio permanente de público, de actores, que podamos atender a quienes quieran participar en el proceso, incluyendo la prensa, pero con cierto orden porque si no imagínese.
SEMANA: ¿La liberación del papá de Luis Díaz fue paga? En la escena apareció un carro de valores.
O. P.: Es una historia desechable, esa versión no la considero seria, eso ha sido negado por un obispo que estuvo allí, creo que de La Guajira o Cesar. Él negó en la radio que se hubiera producido un negocio extorsivo. Además, no creo que la ONU ni la Iglesia se presten para facilitar un negocio extorsivo con el ELN. Además, pienso que no fue así porque casi, de manera inmediata, el Frente Norte del ELN ordenó la liberación del señor. El proceso se demoró un poco porque, seguramente, hubo precariedad de condiciones: las caminadas, trataron de evitar el cerco militar que se había tendido.
SEMANA: El ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, habló de la necesidad de buscar recursos económicos para financiar al ELN en caso de que decidan dejar el secuestro. ¿Qué opina?
O. P.: Me parece que lo expresó mal, no es la manera de decir eso, no es viable, le hemos planteado al ELN de todas las formas que no pueden chantajear al Gobierno, a la comunidad internacional diciendo, ‘ah, no, entonces, si no secuestramos de qué vamos a vivir, páguennos para que no secuestremos’. Eso es un chantaje inadmisible.