El Partido Liberal, bancada esencial para que el Gobierno garantice mayorías amplias en el Congreso, se encuentra dividido e indeciso. Mientras algunos congresistas argumentan la conveniencia y pertinencia de acompañar al presidente Gustavo Petro en su gestión, otros se sienten olvidados y menospreciados por el mandatario.

A pesar de que existen parlamentarios cercanos al presidente, quienes además lo acompañaron en campaña, la gran mayoría coincide en que no se le está dando al partido el lugar que se merece. Se trata de una bancada de 46 congresistas que debería ser la principal aliada del Gobierno, pero, hasta el momento, la interlocución ha sido difícil y los privilegios pocos.

“Nosotros exigimos que nuestros puntos de vista sean tenidos en cuenta y que los compromisos que el gobierno ha adquirido con nosotros nos los cumpla. Eso lo estamos esperando y confío en que vamos a salir exitosos”, dijo el expresidente César Gaviria tras la reunión de bancada del pasado miércoles, en la que trascendieron las discrepancias con el Gobierno.

La disposición de ser Gobierno es clara y así se manifestó en la reunión. Sin embargo, existen dos problemas que terminaron por construir la actual barrera entre la administración de Petro y los liberales. El primero es la burocracia, en la cual no se sienten identificados y piden más cargos.

El Partido Liberal tiene dos ministerios y se supone que es la asignación más generosa entre los demás partidos adherentes. Sin embargo, en la bancada no es un secreto que el ministro de Justicia, Néstor Osuna, y la ministra de Vivienda, Catalina Velasco, no vienen de las entrañas del partido.

Osuna formó parte del Consejo Programático Nacional del Partido Liberal y es amigo personal del expresidente César Gaviria. Por su ideología y trayectoria, se considera cercano al liberalismo, pero para nada un representante de la mayoría de la bancada en el gabinete.

La distancia es mayor con Velasco, quien es la esposa de Eduardo Noriega de la Hoz, una de las figuras más cercanas a Petro en los últimos años. La comunicación con los congresistas ha sido cordial, pero no existe un vínculo que haga que se sienta como ficha propia.

Se trata, más bien, de figuras puestas por el Gobierno que el Partido Liberal terminó apropiando. “Fueron nombres que aceptamos, pero no puestos por nosotros”, dijo un congresista en conversación con SEMANA, que pidió reserva de su identidad.

Esta situación es distinta a la del Partido Conservador, quienes sí se sienten representados por el ministro de Transporte, Guillermo Reyes. La meta del partido es que toda la estructura organizacional de los ministerios de Justicia y Vivienda la compongan funcionarios realmente liberales, sin descartar posible presencia en superintendencias u otras instituciones.

Querían la Superintendencia de Notariado y Registro y parece que no se concretará, dado que el exsenador Roosvelt Rodríguez, del Partido de la U, suena para el cargo.

“También quisiéramos que en el Ministerio de Justicia, en la Uspec, estuviera una persona de extracción liberal y eso no se ha definido. Lo mismo que los viceministerios de ambas carteras y tampoco se ha definido. Nosotros hoy tenemos un reparo con una participación que se nos prometió dar”, dijo el senador John Jairo Roldán para este medio.

El segundo reparo es lo ideológico, programático y político. El Partido Liberal, tanto como no se siente representado burocráticamente, tampoco ha sido incluido en la construcción de las reformas que propone el Gobierno. Según le contaron miembros de la bancada a SEMANA, tampoco existe un buen canal de diálogo para poder plantearle esas inquietudes a la Presidencia.

Muchos creen que el escepticismo del Partido Liberal es una forma de llamar la atención del Gobierno para que cumpla los acuerdos y que le conceda más a la colectividad en términos burocráticos y políticos. Sin embargo, las heridas aún permanecen y, a pesar de que decidan acompañar al presidente Gustavo Petro, se prevé una relación incómoda que podría terminar debilitando la aplanadora en el Congreso, la cual comienza a mostrar que no es tan sólida como se pensaba.