Como si el presidente Gustavo Petro no tuviera suficientes problemas por resolver, en su casi segundo año de gobierno ha tenido que sortear las profundas diferencias entre algunos de sus ministros y directores de entidades descentralizadas. A medida que pasan los días, las peleas de sus máximos colaboradores han pasado de los escritorios y los despachos de la Casa de Nariño a la luz pública.
El listado es largo y lo encabeza el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, quien está enfrentado con el exdirector de la Dian, Luis Carlos Reyes. El senador de Cambio Radical David Luna le contó al país que ambos funcionarios no pueden verse ni en pintura, según le narraron algunos de los asesores de ambos.
Las fricciones son tan grandes que no se reunieron en las últimas semanas. Menos cuando en las arcas de la nación sólo hay tres billones de pesos y el recaudo de la Dian, al parecer, es escaso.
Petro, quien profesa admiración por sus dos expertos en cifras, hizo rotaciones y, al parecer, convertirá a Reyes en su nuevo ministro de Industria y Comercio tras la inminente salida de Germán Umaña. Este viernes, el Gobierno designó a Jairo Orlando Villabona.
Bonilla, el ministro de Hacienda, también sostiene diferencias con el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo.
Recordemos que en enero de 2024, Jaramillo habló de una posible reforma tributaria para financiar la controvertida y fallida reforma a la salud de Petro, y el minHacienda, visiblemente molesto, le respondió a la prensa: “Dejémoslo que divague, es muy folclórico”.
El ministro de Salud no respondió el agravio, pero sin duda, se molestó. Por eso, esta semana en unas explosivas declaraciones que salieron a la luz pública, en las que Guillermo Alfonso Jaramillo habló de la crisis de la salud de los maestros con la Fiduprevisora, se le escuchó decir al ministro: “Que el ministro de Hacienda se venga también para acá y que se venga a comer cu… porque no puede ser que estemos nosotros acá para voltear. Muy bueno estar por allá, pero muy difícil estar aquí y que los responsables sea uno”.
El ministro de Hacienda parece que también sostiene diferencias con la ministra de Educación, Aurora Vergara.
Esta semana, cuando la ministra intentaba avanzar en el trámite de su reforma a la educación en el Congreso, el Ministerio de Hacienda conceptuó sobre el aval fiscal de ese proyecto. Y no fue propiamente como el país lo esperaba.
“Esta cartera no cuenta a priori con información que permita establecer el posible impacto fiscal de dar cumplimiento a un plan con las características propuestas. Sin embargo, se debe resaltar que para la asignación de recursos, para el caso de las instituciones de educación superior públicas, el Gobierno nacional apropia en el Presupuesto General de la Nación los recursos que se señalan en los artículos 86 y 87 de la Ley 30 de 1992″, se lee en el concepto.
¿Por qué el concepto no se entregó de forma personal? ¿Hablaron en privado los dos ministros? ¿Por qué el ministro de Hacienda prefirió hacer público el documento?
Volviendo a Guillermo Alfonso Jaramillo, también parece enfrentarse con el presidente de la Fiduprevisora, Mauricio Marín, quien está a cargo del sistema de salud de los maestros que, parece, no está funcionando como debiera.
Las diferencias en la Casa de Nariño no paran ahí. El presidente de Colpensiones, Jaime Dussán, está en una orilla contraria al director de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, Carlos Carrillo. Aunque el último sacó su bandera blanca y habló de una tregua en sus diferencias políticas históricas, estas persisten. Carrillo y el director nacional de planeación, Alexander López, tampoco se toleran.
Como si faltaran disputas, al equipo cercano del ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, no le gustó la postura que adoptó Carlos Carrillo en la UNGRD tras conocerse el escándalo de presunta corrupción en la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo. En diálogo con RCN Radio, Carrillo advirtió: “Velasco sabe mucho de muchas cosas, lleva mucho tiempo en la política y tiene que responder, según dice Olmedo López”.