Tras reunirse con el embajador Armando Benedetti y con su jefe de Despacho, Laura Sarabia, el presidente Gustavo Petro usó nuevamente su cuenta de Twitter para referirse a todo el escándalo que se ha generado en las últimas horas por cuenta del abuso de poder y chuzadas ilegales contra Marelbys Meza, exniñera del hijo de Sarabia.
El mandatario indicó en sus redes sociales que nadie de su gobierno está vinculado con la orden que se dio para estas interceptaciones ilegales. “Ningún miembro del Gobierno ha dado ninguna orden de interceptaciones telefónicas”.
Además, indicó que acusar a su gobierno de estar detrás de estas actuaciones no tiene sentido alguno. “Acusar al gobierno del cambio de interceptaciones ilegales es de tamaña irresponsabilidad”, reiteró Petro.
A pesar de que el país está expectante sobre las decisiones de fondo que tomará por todo este escándalo, Petro no se refirió sobre el futuro de Benedetti y Sarabia. “Mañana (viernes) nos pronunciaremos sobre las decisiones que he tomado alrededor del caso del polígrafo”.
Su escrito ha tenido bastantes interacciones, pero muchos seguidores le cuestionan que no se haya pronunciado de fondo sobre esta situación que tiene en crisis a su gobierno. Además, Petro no entregó detalles de la reunión que sostuvo con Benedetti y Sarabia.
El trino del mandatario colombiano se da tras las declaraciones del fiscal Francisco Barbosa, en las que se confirmó lo revelado por SEMANA sobre las chuzadas ilegales que se hicieron contra Marelbys Meza por la Dijín.
SEMANA conoció que Marelbys Meza, exniñera del hijo de Laura Sarabia, fue chuzada por la Policía Nacional. La Fiscalía General descubrió que, cuando el fiscal que lleva el caso, del robo de la plata de un maletín de la jefe de gabinete del presidente Gustavo Petro, ordenó investigar a la niñera, ahí se descubrió que otro fiscal, este del Chocó, había ordenado ya una interceptación de su línea telefónica.
Lo escandaloso del caso es que la chuzada se ordenó con una maniobra ilegal, a través de un informe de Policía con el cual se vinculaba a Marelbys Meza con el Clan del Golfo. Con esa excusa se estaban realizando los seguimientos.
La Fiscalía General anda tras la pista de esta chuzada desde hace varios días, desde que SEMANA hizo pública la delicada denuncia de Marelbys contra su exjefa y jefe de Gabinete de Petro, Laura Sarabia.
Hay un dato relevante: el fiscal que manejaba el caso, con sede en Chocó, les explicó a los investigadores en Bogotá que la Policía le hizo la petición de la interceptación argumentando que Marelbys Meza, una humilde niñera de 51 años, era fundamental para capturar a alias Siopas, uno de los jefes de Clan del Golfo y heredero del poderoso narcotraficante Otoniel.
Todo era una farsa, simplemente un montaje para escuchar de manera ilegal a la niñera. Por eso, la sorpresa del fiscal del caso fue mayúscula cuando ordenó hacer una interceptación legal mientras investigaba el robo de la plata de Laura Sarabia y le informaron que el número de Marelbys ya estaba cargado en la plataforma de interceptaciones.
Ya el fiscal de Chocó rindió su versión y SEMANA está en capacidad de confirmar que, a raíz de esta información tan grave, se ordenó la inspección a la Casa de Nariño.
Este es un nuevo capítulo del ya grave y espinoso caso revelado por esta revista en el que, según testimonio de la misma Marelbys Meza, fue recogida en su casa por hombres de la Unidad Nacional de Protección (UNP), luego llevada a un edificio adscrito a la Presidencia de la República donde, en el sótano, fue interrogada con polígrafo.
Las autoridades investigan si este procedimiento, aparentemente ilegal, fue ordenado por Sarabia, pues el motivo del traslado e interrogatorio era porque, supuestamente, a Sarabia se le había perdido un dinero de su maletín.
Ahí surge una nueva duda que también forma parte de la investigación, pues la cifra que supuestamente le fue hurtada ha cambiado, según el testimonio. En primera instancia se habló de 4.000 o 4.500 dólares. La niñera Meza afirmó que le preguntaban por 150 millones de pesos, pero cuando el escándalo crecía, desde la Casa de Nariño emitieron un comunicado asegurando que se trataba en realidad de 7.000 dólares, producto de los viáticos.
Fiscal Francisco Barbosa le da grave noticia al país y destapa escándalo: “Retornaron las chuzadas ilegales a Colombia”
“Las chuzadas volvieron a Colombia”. De esta forma describió el fiscal general, Francisco Barbosa, la grave situación que vivió Marelbys Meza, la exniñera del hijo de la jefe de gabinete del Gobierno, Laura Sarabia, cuya línea telefónica fue interceptada por agentes de la DIjín de la Policía. En rueda de prensa, este jueves, Barbosa anunció que con esta acción se le quiso vincular con la banda criminal del Clan del Golfo.
Para Barbosa, este caso es “aberrante” y se revive en uno de los peores escenarios históricos de Colombia en violación de derechos humanos, haciendo referencia a las acciones que adelantó el F-2 del Comando de Inteligencia y Contrainteligencia durante la década de los ochenta y, más recientemente, el DAS, lo que llevó a que se ordenara su cierre.
“Es un día lamentable para el Estado Social del Derecho”, aseveró el jefe del ente investigador. Las acciones estuvieron dirigidas a manipular varios informes con el fin de lograr interceptar las líneas celulares de la niñera y de otra persona que trabajaba en la casa de Laura Sarabia. “Se inventan un informe de Policía Judicial de la Dijín, las convierten en miembros del Clan del Golfo y las escuchan y posteriormente en la tarde, como si estuviéramos en la Gestapo en Colombia, la trasladan en un carro, le hacen el polígrafo que no tienen nada que ver con su seguridad nacional”.
Por estos hechos, en los próximos días serán citados a interrogatorio las personas que estuvieron involucradas en estos seguimientos e interceptaciones ilegales. En la investigación ya se pudo establecer que fueron agentes judiciales de la Policía Nacional los que adulteraron la información para que un fiscal de crimen organizado interceptara dos líneas celulares. “No puede admitirse, desde ningún punto de vista, que la violación de los derechos fundamentales de los colombianos sean aceptadas”.
“Es un caso aberrante desde el punto de vista judicial y que nos pone de nuevo en el peor escenario histórico de Colombia, que es la violación de derechos humanos, incluso previo a la Constitución de 1991″, aseguró el jefe del ente investigador. “Todo está evidenciado, tenemos los documentos, todo con trazabilidad judicial, hemos trabajado en los últimos cinco días con todo el equipo técnico e investigativo, hay documentos”.
El asunto es de extrema gravedad y así lo informó en detalle el fiscal, que reveló toda la trazabilidad de los hechos, que no son nuevos y hasta ahora se empieza conocer la magnitud de las irregularidades. Las chuzadas habrían empezado desde el 30 de enero, el día mismo en el que Laura Sarabia presentó la denuncia por el robo de dinero.
En ese momento, trataron de iniciar las chuzadas, pero ante la negativa del fiscal del caso que actuó con independencia, la Policía Judicial produjo un informe, a todas luces irregular, que justificaba las interceptaciones a Marelbys Meza y a otra persona que iba continuamente a la casa de Sarabia, y que era quien les hacía las labores domésticas por días, llamada Fabiola.
“Se inventan un informe de Policía Judicial, meten a estas dos personas, y se lo entregan a un fiscal de Chocó que está investigando todo lo relacionado con el Clan del Golfo, esto con la excusa de que Meza era la cocinera de alias Siopas”, contó el fiscal Barbosa en rueda de prensa desde el búnker de la Fiscalía General.
Para entender el hecho y por qué resultó, para el fiscal de Chocó, importante cumplir con la orden es que Siopas es un objetivo de alto valor, uno de los cabecillas de la organización criminal del Clan del Golfo y uno de los herederos del poderoso narcotraficante extraditado a Estados Unidos, alias Otoniel.
Pero, además, como confirmó el fiscal Barbosa, en la orden de trabajado señalaban, engañando a la justicia, que la fuente que entregaba la información y justificaba las chuzadas era de altísima credibilidad.