Un fuerte choque se registró entre el presidente de la República, Gustavo Petro, y el expresidente Álvaro Uribe Vélez, por el intercambio de sombreros entre Gustavo Petro y el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso.
Gesto simbólico que desató ampolla en varios sectores políticos y sociales del país, el cual se registró el jueves de esta semana en pleno evento público realizado en Montería en el departamento de Córdoba sobre entrega de tierras.
El primero en frenar en seco a Petro fue el expresidente Uribe, quien le lanzó una aguda pulla: “La autoridad y las convicciones no pueden ceder ni ante la seducción ni ante la amenaza. La paz no es un juego ni un teatro de compadres”.
“Colombia ha tenido procesos de claudicación ante el terrorismo como el firmado con las Farc. Para nada sirvió. Nuestra Ley de Justicia y Paz desmovilizó 35 mil paramilitares y 18 mil guerrilleros. Se les cumplió a quienes cumplieron, se extraditó a quienes siguieron violando la ley”, expresó Uribe.
Ante esto, Petro no guardó silencio y le respondió al expresidente Uribe, por la misma vía, su cuenta personal de X, antes Twitter: “Donde se encuentran víctimas y victimarios para la reparación y el perdón no es teatro de compadres, expresidente Uribe”.
“Teatro de compadres es cuando se encuentran solo los victimarios y a escondidas”, dejó claro Gustavo Petro.
A renglón seguido en ese evento, el presidente Petro le propuso a Mancuso “instalar la mesa para finiquitar el proceso de paz que inició Álvaro Uribe Vélez con ustedes, esta vez sin traición, esta vez sin miedo a la verdad que, creo, existía en esa época. Les tenían pavor a las verdades. Esta vez, para que el benefactor de ese proceso sea el pueblo humilde, para que pueda ser resarcido, haya indemnización. Es la antesala de perdón”.
El aterrizaje de Mancuso como gestor de paz no es nuevo y Petro lo había anunciado desde comienzos de 2024. Sin embargo, se acerca el momento en el que él empezaría a adelantar sus funciones.
De hecho, en marzo de 2024, la Procuraduría se pronunció frente a la propuesta del jefe de Estado e indicó que la designación de Salvatore Mancuso como gestor de paz de parte del Gobierno nacional “no puede afectar bajo ningún punto de vista los compromisos asumidos con las víctimas en la jurisdicción de Justicia y Paz”.
En audiencia pública presidida por una juez de esa jurisdicción, en que se discutió la solicitud de otorgar la libertad a prueba del exjefe paramilitar, la coordinadora nacional de Justicia y Paz del órgano de control, en desarrollo de su función de intervención, indicó que esa designación “en manera alguna puede soslayar y diluir las obligaciones y compromisos con el proceso de Justicia y Paz, principalmente porque su núcleo es y seguirá siendo las víctimas”.
En el Centro Democrático hubo ruido en contra de la decisión de Petro.
El senador antioqueño Andrés Guerra dijo que desde el anuncio de Petro de designar a Mancuso como gestor de paz “iniciaba la estrategia más calculada y preparada para llevar a Uribe a la cárcel”. Por la misma línea opinó la excandidata presidencial Ingrid Betancourt, quien no descartó que se tratara de una estrategia para pasarle desde la Casa de Nariño una cuenta de cobro a Álvaro Uribe.