La senadora Piedad Córdoba habló con SEMANA de uno de los temas espinosos que ha sacudido su carrera política: su supuesta relación con Álex Saab, señalado de ser el testaferro del presidente Nicolás Maduro.

Explicó cómo lo conoció, en medio de la campaña de Horacio Serpa a la presidencia de Colombia, y dijo: “Él ejercía funciones diplomáticas con el Gobierno venezolano. Pienso que tiene mucho que ver con la forma cómo él actuó para ayudarle a Venezuela con ese bloqueo, con la comida, pero realmente no sé más de ahí”.

Afirmó que no cree que hubiera hecho parte de un entramado corrupto y criminal para aprovecharse de la situación humanitaria de Colombia y hacer negocios. “Creo que es inocente. Por lo poco que traté, es un tipo de muy buenas maneras, educado, se formó en Alemania. Como que uno vea a un tipo corrupto dedicado a robar, entonces tendría que ser muy bobo Nicolás (Maduro), porque el primero que se tiene que dar cuenta es él”.

Recordó, además, la última vez que habló con el controvertido empresario. “La última vez fue hace mucho tiempo. Él tenía como abogado a Abelardo de la Espriella, quien escribió un artículo que me indignó y donde decía que había que matar a Nicolás Maduro. Cogí el artículo, me fui para Venezuela y busqué a una persona del gobierno para que me contactara con Álex. Me reuní con él y le dije: “Álex, yo quería hablar contigo porque mira este artículo, pues esto me parece atrabiliario. Fuera de eso, como es colombiano, Nicolás (Maduro) puede pensar que yo de pronto tengo algo que ver con él y no tengo ninguna relación con De la Espriella ni me interesa. Yo te recomendaría que cambiaras de abogado”.

Saab, sin asomo de duda, le respondió: “Él (Abelardo) es mi amigo, es mi abogado y punto”. Entonces ella, según su relato, le afirmó: “Este artículo se lo llevo a Nicolás (Maduro) porque no quiero dejar ninguna sombra de duda con esto porque amigo mío no puede ser un tipo que diga que maten a Nicolás”. Nicolás, más allá de ser el presidente, es mi amigo. Con él yo establecí una relación muy estrecha de amistad. Esa fue la última vez que hablé con Saab”.

Lea la entrevista completa:

SEMANA: ¿Cómo evalúa la gestión del presidente Gustavo Petro?

PIEDAD CÓRDOBA: (P.C.): Me siento muy satisfecha, contenta. Fueron muchísimos años esperando un momento como este, casi más de 30 años, yo llegué al Congreso con Gustavo en 1991.

Yo venía de Antioquia y ellos acababan de firmar el acuerdo de paz con el M-19. Uno esperaría que las cosas (en la Presidencia) se dieran muy fácilmente y no ha sido así. No ha sido fácil. Son cambios profundos, estructurales, tienen que ver mucho con la igualdad, la fraternidad, con algo que ha sido central para él y muchos de nosotros que es la vida.

Tenemos el interés de un país distinto, diferente y por eso lo apoyo irrestrictamente. Todos los que salimos electos en el Pacto Histórico debemos hacer un gran llamado a la unidad, a rodear al presidente, a ayudarle a acertar. Nosotros no votamos por una figura, votamos por una propuesta. Lo dije en la reunión del jueves pasado en Palacio: hay que hacer asambleas ciudadanas, es decir, que el constituyente primario, es decir, la gente pueda participar, que los afrodescendientes, los indígenas, las mujeres, los jóvenes, las iglesias, que tienen un poder impresionante en el país, también puedan participar, por ejemplo, en esta discusión de la reforma a la salud.

SEMANA: ¿Qué no le ha gustado hasta ahora del Gobierno Petro?

P.C.: Hay una falla grande en el tema de la comunicación. La mayoría de la gente, muchas veces, está desinformada por la falta de una estrategia comunicacional. Hace falta una batalla comunicacional mucho más poderosa para que la gente se comprometa no solamente con el cambio, sino que se enamore de ese cambio. Que se enamore de lo que decían en la Revolución Francesa: igualdad y fraternidad. Si la gente está informada, sabe para dónde vamos, y conoce que esas reformas son estructurales, tiene la capacidad de empujar.

Piedad Córdoba dijo que cree en la inocencia de Álex Saab. | Foto: NO

SEMANA: ¿Qué le dijo al presidente Petro?

P.C.: Le dije “encadénese”. Él me dijo: “¿Cómo así que encadénese?”. Pues claro, encadénese con el país, que un día de la semana todo el mundo escuche al presidente. Que se sepa qué es lo que el presidente está haciendo y qué le está proponiendo al país. Las redes sociales cumplen un papel interesante, pero no son todo. Las redes sociales, en un momento determinado, sirven más para distorsionar que para informar. Ahí hay una falencia.

SEMANA: Ahora que se vio con el presidente Petro, ¿tuvo la oportunidad de comentarle la situación de su hermano Álvaro Córdoba, extraditado a Estados Unidos por estar involucrado presuntamente en narcotráfico y tráfico de armas?

P.C.: No, para nada. En absoluto. Ese es un tema que se tiene que resolver en Estados Unidos. Confío plenamente en la justicia norteamericana. A mí me hubiera gustado muchísimo que esa discusión se diera en el país, porque este es un país soberano. Hay que tener no solamente soberanía territorial sino jurídica. Pero no. En estos asuntos soy muy delicada y no puedo aprovechar una reunión para hablar de eso. El presidente ya no puede hacer nada tampoco.

SEMANA: ¿Se sintió decepcionada de que Petro haya firmado la extradición de su hermano?

P.C.: No puede ser una decisión que a uno le agrade. Nosotros, como familia, jamás hemos estado metidos en ese tipo de negocios. He sido una persona muy dura frente al narcotráfico. Fui amenazada por Pablo Escobar, en Medellín, porque hice una campaña en contra de él. Además, el narcotráfico tiene una deriva que es el paramilitarismo. Yo hice el primer debate en el Congreso contra el paramilitarismo, la Oficina de Envigado, y me quedé sola. Todo el mundo se fue. Son como los avatares de la vida. Además, lo de mi hermano fue un entrampamiento que es la sistematicidad que ha cogido la DEA en el país. No se les olviden los casos de Jesús Santrich, del magistrado de la JEP, de la esposa de Iván Cepeda, a quien intentaron entramparla de la misma manera.

SEMANA: Pero, entonces, ¿por qué el presidente Petro firmó la extradición?

P.C.: Aquí hay una cosa muy delicada y tiene que revisarse: hay un acuerdo de cooperación. No hay uno que tenga que ver con la extradición. A usted lo pueden capturar mañana, le montan una prueba, lo pide Estados Unidos y se va. Eso fue lo que el Gobierno firmó con Estados Unidos y eso no puede seguir así. Yo creo que él (Petro) obedeció a ese acuerdo.

SEMANA: ¿Usted pensó que Petro, por quien hizo campaña y es amiga desde hace años, iba a extraditar a su hermano?

P.C.: No sé si por delicadeza, honradez, pero ni a Petro ni a nadie le pedí clemencia. Es un proceso desafortunado que como familia nos ha afectado terriblemente. Yo soy política. Mi vida no se acaba con la extradición de mi hermano. Tengo la absoluta certeza que él podrá demostrar su inocencia allá y que la justicia obrará. ¿Qué tal hiciera una pataleta? Como lo extraditaron, entonces no los vuelvo a ayudar. No. Tengo un proyecto de vida y siempre ha sido ver un país distinto. Tengo una investigación preliminar por una denuncia penal que me interpuso Roy Barreras por el hecho, supuestamente, de pertenecer a las Farc. Lo más extraño es que se firmó el acuerdo de paz, todos tranquilos y yo quedé clavada con el cuento de pertenecer a las Farc.

SEMANA: ¿Ha podido hablar con su hermano Álvaro?

P.C.: No he podido hablar con él. Mi familia sí. Lo que me dice su esposa, quien además está saliendo de un cáncer, es que él está bien, está optimista, de buen ánimo. Está en un sitio de reclusión al norte de Nueva York, en muy buenas condiciones. Si yo les contara en lo que se nos convirtió esto. Es una cosa aterradora. Todo el mundo cae como buitre. Nos decían: “Yo los asesoro”; “yo los represento”; “les vale tanto”. Una cosa absurda, grotesca, que uno no sabía qué hacer. Por acá ha desfilado todo el mundo. Unos, a pedir plata; otros, con muy buena voluntad, a decirnos: no se pongan a vender la casa.

SEMANA: ¿Tiene planes de ir a Estados Unidos a visitar a su hermano? ¿Tiene visa?

P.C.: No puedo ir. No tengo visa. Cuando me inhabilitó el procurador (Alejandro Ordóñez), en esos días tenía que renovar la visa. De verdad, no hice el trámite. Voy a intentarlo, obviamente, no solo para ir a ver a mi hermano sino para ver a mis nietos que viven allá.

SEMANA: Usted siempre guardó silencio cuando el entonces candidato Petro la apartó de la campaña presidencial. ¿Eso le dolió?

P.C.: Sí. Pero tengo que reconocer la presión que había. No entiendo cuál era la prevención frente a mí. Cuando adherí a Gustavo, convoqué a mucha gente. Me sorprendí. Aspiraba a que fueran unas 100 ó 200 personas, pero llegaron 1.000. Eso como que espantó porque pensaban que me iba a tomar el Pacto Histórico. No tengo ese talante, pero montaron una campaña ruidosa en mi contra de la cual tengo pleno conocimiento. Sé quiénes fueron y el afán y el interés era sacarme. Inventaron cosas, que tenía un montón de investigaciones aquí y en Estados Unidos y que los podía perjudicar. Lo más desagradable es que no me lo decían a mí, pero sé que hubo intereses por apartarme de la campaña.

SEMANA: Se habló de un interés suyo de entrampar la campaña del entonces candidato Petro y afectar igualmente a Roy Barreras y Armando Benedetti. ¿Fue real?

P.C.: Yo no sé (risas). ¿Entrampamiento como de qué? ¿Con qué elementos, instrumentos, herramientas? No sé por qué tenían tanto interés en apartarme de la campaña. Al principio, no entendía. Me decían: “¿Por qué mejor no te quedas para ser ministra?”. Les respondía: “Ni siquiera hemos ganado y ministra de qué”. Sería ministra de asuntos sin importancia, tal vez. Yo les dije: no voy a renunciar. Fue la primera campaña que hice chévere, suave, es decir, sabroseada, como dice Francia Márquez.

SEMANA: ¿Pero quién tenía interés en apartarla de la campaña? ¿Roy Barreras? ¿Armando Benedetti?

P.C.: No se trata de mencionar nombres, pero creo que al frente de eso estaban ellos, no sé por qué.

SEMANA: Pero usted se reunió con Benedetti en la campaña. ¿Qué le dijo?

P.C.: Él se me acercó en una oportunidad y me dijo: “Negra, tú sabes que te quiero mucho, hay muchas cosas en las que tengo que reconocer tu apoyo, pero no tengo nada que ver con eso”. Eso es pan comido; como se dice, ya pasé la página.

La senadora Piedad Córdoba reveló que el ministro Guillermo Reyes asesoró a Nicolás Maduro en asuntos electorales. | Foto: NO

SEMANA: Roy Barreras aseguró que tuvo un gesto humanitario con usted al ir hasta un hospital en Medellín a posesionarla como congresista.

P.C.: Sí. Él iba a una reunión a Medellín y luego seguía a Cúcuta. En ese intermedio lo llamó mi hija y le dijo que se iba a volver muy engorroso mi traslado a Bogotá para posesionarme. Realmente estaba en unas condiciones bastante difíciles para moverme. Perdí la movilidad de la cintura para abajo. Él pasó al hospital y me posesionó, cosa que le tengo que reconocer y agradecer.

SEMANA: Senadora, muchos recuerdan que, en una entrevista con SEMANA, usted dijo en su momento que Petro era una “mala persona”. ¿Hoy sigue pensando lo mismo?

P.C.: No. Creo que las posturas de uno, sobre todo cuando tienen que ver con reflexiones de principios, de ética, no son estáticas. En su momento dije eso, ni me acuerdo, fue una calentura del momento, no recuerdo por qué fue.

Les voy a decir lo siguiente: les parecerá muy extraño, pero mi actitud en este momento es la de rodear a Gustavo, rodearlo al máximo. En la medida en que cada uno de nosotros salga como un loco a disparar, esto se debilita, se resquebraja. Soy la primera que doy el paso al frente para decir: hay que rodearlo, apoyarlo, la situación es muy difícil.

Muchos de nosotros en el Pacto, de manera irresponsable, salen a dar declaraciones cuando tenemos un escenario propio, que es la discusión interna. Por ejemplo, si la reforma a la salud fuera en el gobierno de Uribe, ¿ustedes creen que algún ministro o algún congresista alzaría la voz para irse en contra del presidente Uribe? Nadie lo haría y ahí está la magnanimidad misma de Gustavo.

SEMANA: ¿Falta madurez en el Pacto Histórico? Usted hablaba de unas “niñitas” en esa coalición.

P.C.: Sí, creo que falta experiencia. Es gente nueva. Pero finalmente los que tenemos esta larga trayectoria tenemos la obligación de ayudar a conducir, orientar, tirar línea.

SEMANA: A propósito de la reforma a la salud, ¿le gusta la ministra Carolina Corcho?

P.C.: Me encanta.

SEMANA: ¿Irene Vélez?

P.C.: La conozco muy poco. Pienso que está en un campo minado. Ser ministra de Minas en este país, donde la ilegalidad se ha adueñado de la minería, no es nada fácil. Hay tantos intereses. A ella le tocó un Ministerio muy difícil.

SEMANA: ¿De dónde nacen sus diferencias con Armando Benedetti?

P.C.: Tuvimos un desencuentro cuando me inhabilita Alejandro Ordóñez. Estábamos en plena sesión y salió y se fue y yo me quedé colgada de la brocha porque había hecho un compromiso de que no iba a intervenir, nadie me defendía, nadie hablaba por mí. Ese fue el desencuentro que tuve con él.

SEMANA: ¿Cómo ha visto su gestión en Venezuela?

P.C.: Lo juzgo por los resultados. No tengo mucha información porque hace rato no voy a Venezuela. Veo las reuniones que han tenido Petro y Maduro, y sé que esos encuentros no se pudieron haber dado sin la participación de Benedetti.

SEMANA: ¿Insiste en que Benedetti y Roy Barreras son unas “ratas”, como se lo dijo a SEMANA?

P.C.: Dejemos eso ahí. Fue un momento de deslenguada. Ahora no se trata de eso. Se trata es de la unidad.

El embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, congregó a Maduro y Petro en la frontera.

SEMANA: Pero usted piensa muy mal de ellos. Esa es la verdad.

P.C.: No acepto que una persona que está en el Pacto Histórico, que era consciente de que íbamos a presentar una serie de reformas, que se hizo elegir con las banderas del Pacto, salga ahora a controvertir tal vez la reforma más sentida del país (se refiere a la de la salud).

SEMANA: ¿Le parece, entonces, que Roy Barreras es desleal al criticar a la ministra Carolina Corcho?

P.C.: No. No lo pongamos en el término de desleal. Lo que digo es: ¿por qué tenemos que salir a descalificar a la ministra y a decirle que es soberbia y arrogante?

SEMANA: Senadora, hablemos de sus visitas al pabellón de los extraditables de La Picota en medio de la campaña presidencial. ¿Cuáles fueron los motivos?

P.C.: A mi hermano lo detienen en medio de la campaña presidencial. Ese era el objetivo, afectar la campaña, afectarme a mí, afectar a Gustavo. Mi hermano estaba en el patio de los extraditables. No tenía a dónde más ir a visitarlo. No pude ir sino dos veces. La última vez fue tanto el ruido que mi hermano me dijo que mejor no volviera. Me dijo: “Mejor no vuelvas porque eso te está afectando mucho, a mi también me afecta”. También para no generarle ruido al hoy presidente. Mi hermano es petrista a morir. La última vez que fui a donde mi hermano fue el 19 de febrero del año pasado. Desde ahí, nunca más lo volví a ver.

SEMANA: Pero usted no solo visitó a su hermano. Hay información en el sentido de que usted también estuvo con el empresario venezolano Antonio Gómez López y con Juan Carlos Cuesta Córdoba, alias Gordo Rufla, un narcotraficante del Clan del Golfo. ¿Eso fue así?

P.C.: Con la única persona con la que me reuní fue con Cuesta Córdoba. ¿Por qué? Hubo una persona que hizo parte de todo ese entrampamiento contra mi hermano, una negra chocoana —no recuerdo ni el nombre de esa señora— que supuestamente operaba en Urabá con el Clan del Golfo. Además, estaba involucrada en el asesinato del presidente de Haití, y fue dicho por ella. Entonces, ¿qué hice? Le pedí al abogado que iba conmigo para que me ayudara a hablar con él (alias Gordo Rufla) para preguntarle si sabía quién era ella, qué actuación tenía. Eso fue todo. Él no fue ni descortés ni cortés. Fue seco. Me dijo: “No sé nada, ni cómo se llama, si alguna cosa, les cuento”. Y ya. Eso fue todo. Esa fue toda la reunión. Obviamente, ese entrampamiento se dio. Hubo una persona muy cercana a nosotros.

SEMANA: ¿Quién es esa persona?

P.C.: Es una mujer del Partido Liberal, hizo política conmigo durante muchos años y con mi hermano. A esa persona le envié a sus dos hijos a estudiar medicina a Cuba, becados. Es la persona que se presta para contactar a mi hermano y hasta se le presentó en la casa. Todo eso. Pero pues…

SEMANA: Senadora, un momento. ¿Usted está diciendo que una persona del Partido Liberal, que hizo política con ustedes, está detrás de un entrampamiento contra su hermano?

P.C.: Sí. Ella fue la que llevó a mi hermano a donde esa otra señora y a donde los tales mexicanos.

SEMANA: ¿Cómo se llama esa mujer que les hizo el entrampamiento, según su versión?

P.C.: No, prefiero no (decirlo).

SEMANA: ¿Es una senadora en ejercicio?

P.C.: No, para nada. Es una dirigente popular.

SEMANA: ¿Sigue en el Partido Liberal?

P.C.: Me imagino. Yo no sé, porque ustedes saben que me retiré del partido.

SEMANA: ¿Usted ha hablado con ella?

P.C.: No. No quiero volver a saber nada de ella. No soy capaz.

SEMANA: ¿No podemos saber su nombre?

P.C.: No.

SEMANA: ¿De dónde es? ¿De Medellín?

P.C.: Ella es chocoana, pero hace muchos años vive en Bello, Antioquia.

SEMANA: ¿Cuál es el nombre de esa persona?

P.C.: No. Eso es muy delicado. Estoy muy sentida porque era una amistad, no era una relación simplemente electoral. Era una amistad.

SEMANA: ¿Ella está libre de toda responsabilidad?

P.C.: Sí, hasta el momento.

SEMANA: ¿Usted la va a denunciar?

P.C.: No sé.

SEMANA: ¿No lo descarta?

P.C.: No lo descarto.

SEMANA: Usted decía que su hermano Álvaro es “petrista a morir”. Pero seguramente está decepcionado. Cuando él se sube al avión, antes de partir a Estados Unidos, lanzó fuertes señalamientos contra Petro y el Pacto Histórico. Incluso, dijo que el Pacto la había traicionado a usted. ¿Su hermano es uno de los ‘petroentusados’?

P.C.: No sé si será uno de los ‘petroentusados’. Vea, él es el hermano que yo más quiero. Nosotros fuimos diez. Ahí es donde inventan toda esa cosa tan espantosa que nosotros teníamos era una pirámide. Nosotros primero fuimos cinco. Yo era la única mujer y mi hermano era el menor de esa primera tanda. Luego viene la otra tanda. Entonces siempre hicimos trabajo juntos. Era el único que me ayudaba políticamente porque a mis otros hermanos no les interesaba. Como a mí me ha ido tan mal, mis hermanos dicen: “Nosotros no queremos saber nada de eso. Te apoyamos, votamos, lo que sea, pero no queremos saber nada de eso”. A mi hermano le decían: “Deje de estar bobeando andando detrás de Piedad, que eso no le va a servir para nada”.

Piedad Córdoba defendió el gobierno del presidente Gustavo Petro. | Foto: GUILLERMO TORRES

SEMANA: Pero él está muy molesto por su extradición.

P.C.: Obviamente él tiene todo el derecho a sentirse como se siente. De la noche a la mañana resultar metido en una vorágine como esas. Yo lo puedo entender más fácil por los compromisos que puede tener el Estado colombiano con Estados Unidos, compromisos con los que personalmente no estoy de acuerdo, pero él lo puede entender mucho menos precisamente por su misma situación.

El único patrimonio que tenemos es el moral. Ese es el único. Somos hijos de maestros y siempre hemos estado muy orgullosos de tener una familia muy querida y muy admirada allá en Medellín, donde vivimos. Y ver que, de la noche a la mañana, uno resulta en una cosa tan escandalosa y tan horrorosa. Es una cosa que paraliza a todo el mundo. Álvaro tiene que estar muy dolido y muy sentido porque, vuelvo y reitero, creo que jamás en su vida pensó verse envuelto en una cosa de esas.

SEMANA: Hablemos de la ‘paz total’ y de Danilo Rueda. Nos dicen que, en una diligencia en la Corte Suprema de Justicia con Federico Gutiérrez, usted expresó diferencias con el comisionado Danilo Rueda. Supuestamente, usted dijo que él era un “pícaro” y que, al parecer, se habría robado unos papeles de las Farc y los desapareció. ¿Esa información es verdad?

P.C.: No, en absoluto. Eso no es cierto.

SEMANA: ¿Qué opinión tiene de Danilo Rueda?

P.C.: Trabajé muchísimo con Danilo en la época de las liberaciones y antes. El trabajo tenía que ver con las comunidades, sobre todo en el Chocó, comunidades muy afectadas por la guerra y el conflicto. Danilo es una persona que siempre ha estado muy dedicado a eso. ¿Pero yo ir a decir que él es un pícaro? Jamás. Empezando porque tú lo ves y él parece es un monje tibetano. Él no es un tipo ampuloso ni de gustos estrafalarios.

SEMANA: ¿Está satisfecha con el trabajo de Danilo Rueda como comisionado de paz?

P.C.: Hay mucho ruido alrededor y muchos intereses, sobre todo figuración de algunos o algunas. Ese es un trabajo muy complejo. Por ejemplo, el ELN es la última guerrilla que queda en el continente. No es una guerrilla que se tire así en plancha, como decimos popularmente, a firmar un acuerdo. El ELN tiene sus tiempos. Tiene muy claro lo que quiere y nos vamos a tener que acostumbrar a que no se va a firmar una paz ‘express’. Tiene una cosa que no tenían las Farc y es que ellos tienen ya una referencia de lo que se firmó, de lo que ha fracasado y de lo que no ha caminado.

En una oportunidad que tuve de hablar con ellos, y que inclusive me lo pidió el presidente Uribe, ellos anotaban y se quejaban mucho de lo que consideraban que no debería ser. Se están cuidando mucho de eso.

Danilo tiene la experiencia, en el sentido de que participó en el acuerdo de paz de las Farc. Estuvo ahí como un referente de Enrique Santiago, apoyando con documentos. Escribe muy bien y conoce mucho el conflicto porque ha estado en las regiones. Ahora, por un lado está el ELN, y por el otro lado está el Clan del Golfo, que realmente no es el Clan del Golfo, sino las AUC. Así de sencillo. No puede haber paz si queda un sector tan virulento y tan violento, como son todas estas expresiones en el país.

SEMANA: ¿Usted mete las manos al fuego por Danilo Rueda?

P.C.: Sí.

SEMANA: ¿Completamente? ¿Cree en él?

P.C.: Sí. Él está convencido de lo que toca hacer. Tiene que soportar también muchas intromisiones. Aquí todo el mundo quiere opinar. A mí me mandó una carta el grupo Cacique Pipintá para que sirviera de mediadora en el proceso. La recibí, la respondí y parto de la base contundente y es que no puedo hacer nada si el presidente no me autoriza. Si el presidente no dice “Piedad, venga, ayúdenos”, no puedo hacer nada. Podría opinar, podría escribirle al presidente, como lo he hecho, pero de ahí para allá no. Tampoco estoy en un ejercicio itinerante y desesperada para ver dónde me meto. No.

SEMANA: ¿En esa reunión que tuvo con Petro, no le propuso algo al presidente?

P.C.: No. Sinceramente no se me pasó ni por la cabeza.

SEMANA: Hablando de la ‘paz total’, ¿qué piensa de que haya un cartel de abogados, como lo denunció SEMANA, dispuestos a pagar hasta un millón de dólares para colar a narcotraficantes en la ‘paz total’?

P.C.: Asqueroso, absolutamente asqueante. Eso mismo pasó con las Farc. Es más, a mí me tocó una vez sacar a un tipo de aquí (de su apartamento). Vino un señor que era el papá de unos muchachos de Medellín que yo conocía. Crecieron en el mismo colegio con mis hijos y me pidió una cita y lo recibí porque conocía a los hijos.

SEMANA: ¿Qué le propuso?

P.C.: Me dijo que había un señor que había sido narcotraficante pero que ya no lo era, pero que en el último intento lo cogieron. Me dijo: “Es a ver si lo meten en la lista de las Farc”. Yo le dije: “No, a mí me respeta. Váyase de aquí”. Lo saqué de una. Le dije: “Váyase, respéteme. ¿Usted con quién me está confundiendo?”. Es lo mismo que puede estar pasando ahora. No tengo idea de eso porque realmente estoy muy distante de ese tema.

SEMANA: ¿Cree que a Petro le hace daño su hermano Juan Fernando, quien ha estado involucrado en el tema de la ‘paz total’?

P.C.: Ser hermano del presidente debe ser muy difícil. Si usted se ríe, malo; si no se ríe, malo; si se sienta, malo; si se para, malo; si se mueve, malo.

SEMANA: ¿Quién mató a Santrich?

P.C.: Sé lo que ha salido en los medios. No tengo la menor idea.

SEMANA: Usted dijo que él cayó en un entrampamiento.

P.C.: Lo que conoce todo el país.

SEMANA: Pero Estados Unidos ya dijo que no se trató de ningún entrampamiento.

P.C.: Sé lo que ha salido en los medios. Lo que se tejió para llevarlo a un sitio donde había no sé cuántos kilos de cocaína que habían sido inclusive pagados por la Fiscalía. Eso fue lo que logré saber, ¿pero quién lo mató? En estos días salió que lo mató un militar.

SEMANA: En materia política, a quién prefiere: ¿a Juan Manuel Santos o a Álvaro Uribe?

P.C.: A ninguno de los dos. A Uribe no, porque no pienso como él. No es una aversión personal, sino que tenemos posturas muy diferentes frente al país, la autoridad, la vida, el Gobierno. Le reconozco que es frentero. Si te va a dar, te da de frente, como somos todos los paisas.

SEMANA: ¿Y Santos?

P.C.: Sería muy mezquina no reconocer el esfuerzo que hizo frente a la paz. Acuérdense que pierde el plebiscito y lo mismo le podría pasar a Gustavo, y se lo dije a Santos varias veces: hay que comunicar, hay que comunicar, hay que comunicar. Jamás lo hizo. Santos no me quiere, pero es una cosa que no lo puedo obligar. En un libro escribió que no quería que yo estuviera en el acuerdo de paz. Punto. Y ya.

SEMANA: A la primera dama, Verónica Alcocer, muchas personas la dan como segura candidata presidencial en el 2026 para reemplazar a Petro. ¿Le gustaría esa candidatura?

P.C.: Ella es una mujer muy chévere, pero creo que es muy prematuro. Ella no es la primera dama tradicional, la que está detrás. No. Ella está al lado, yendo a donde él no puede ir. Está donde el mandatario no puede estar y también está planteando cosas. Yo la veo así. Pero eso no significa que pueda tener una ambición presidencial.

SEMANA: ¿Votaría por ella?

P.C.: Tendríamos que esperar a ver cómo transcurre todo.

SEMANA: ¿Y quién debe reemplazar a Petro en el 2026?

P.C.: Todavía no veo a nadie en los movimientos alternativos.

SEMANA: En la izquierda, ¿no ve a nadie?

P.C.: Pues claramente no lo veo. ¿Por qué razón? El día a día de nosotros tiene que ser lograr las reformas. Si no las logramos, ¿de qué sucesor o de qué sucesión estamos hablando? En la medida en que saquemos adelante las reformas, vamos a barrer en las elecciones de octubre porque la gente nos va a ver realmente como una alternativa.

SEMANA: A diferencia de lo que ocurre en la izquierda, usted elogia a María Fernanda Cabal en la derecha.

P.C.: Es que el hecho de que ella esté militando en otra fuerza política no quiere decir que sea bruta. Pensamos diferente. Pero yo la he visto en el Congreso. Es una mujer inteligente, de la misma manera en que lo es Paloma Valencia. Son las más destacadas de la bancada. Obviamente nos dan palo, nos dicen cosas horribles, de todo, pero también uno se da cuenta de que María Fernanda es una persona formada, es una persona que lee, no sé cómo hace para compaginar con José Félix Lafaurie. No entiendo cómo es esa vaina, pues, pero sí es una mujer inteligente. Eso pienso yo. Es una carta importante a tener en cuenta del otro lado en las próximas elecciones. Es muy factible que sea candidata presidencial.

SEMANA: ¿Y cree que María Fernanda Cabal puede ser presidenta de Colombia?

P.C.: Se tendrá que enfrentar con el lado nuestro.

SEMANA: ¿Y quién es el candidato del lado de ustedes?

P.C.: Todavía no (está).

SEMANA: Senadora, hablemos de su exasesor Andrés Vázquez. Él ha entregado pruebas en su contra, como correos electrónicos, y ha dicho que se hizo una recuperación de dineros de negocios de Álex Saab en Venezuela y que usted colaboraba y cobraba comisiones por esa gestión.

P.C.: A Andrés Vázquez y a Ricardo Montenegro los apoyé en el partido. Eran rechazados por ser homosexuales. Yo, que he sido una persona discriminada por mi color y procedencia negra, detesto las discriminaciones.

Me los llevé a trabajar a la oficina. Los nombré en la UTL y terminaron la carrera trabajando conmigo. Eran como un par de hijos míos. Prácticamente los adopté. Creo que detrás de todo eso, y sobre todo detrás de Andrés, hay muchas mentiras. Él no ha entregado ni una sola prueba. Si eso fuera cierto, ya me habrían abierto una investigación. No ha aportado nada. Lo que se montó, y no sé libreteado por quién, fue una campaña para desprestigiarme, pues llegaron a decir que no le pagaba a las empleadas del servicio. Mi empleada llevaba 30 años conmigo. Se murió hace poco. Era como la mamá de esta casa.

SEMANA: ¿Tuvo negocios con Álex Saab?

P.C.: Con Álex Saab jamás, jamás he tenido un negocio. ¿Por qué no ha salido nadie a decir que le cobré comisiones o que recibí comisiones? Jamás hice una cosa de esas.

En el trabajo que hice en Venezuela, con el presidente Chávez y luego con el presidente Maduro, todo se limitó al tema de las liberaciones. La que abrió la puerta para el acuerdo de paz fui yo. Aquí llevaban muchos años hablando paja y consiguiendo plata y lamentándose porque había secuestrados pero nadie hacía nada. La que logra realmente que esas 42 personas regresen a la libertad fui yo. Entonces, ahí es donde se abre el acuerdo de paz. Yo estaba dedicada a eso, jamás he querido que se me mire como una negociante. Es que no hago negocios.

SEMANA: Pero Andrés Vásquez ha hablado de transacciones puntuales de dinero donde Camilo, su hijo, habría resultado involucrado.

P.C.: Mentiras, mentiras. Él tuvo una especie de celos con Camilo porque él llega de Canadá y me lo llevo para que me acompañe. Andrés hizo todo lo posible por hacerle el feo, si se puede decir así. Andrés es un mitómano. Tiene un problema muy serio. Está denunciado aquí y en Estados Unidos. Tiene que explicar de dónde proceden sus bienes, así de sencillo. En Estados Unidos, no tengo ni una hoja, no tengo nada. Él sí tiene y tiene que explicar eso. Él montó toda esa película para distraer. Si yo hubiera recibido plata, como decía Madeleine Albrigh, el dinero deja rastros. Yo a Álex Saab lo conocí, lo conozco, pero no he tenido una relación así estrecha, de negocios y cosas.

SEMANA: Le insistimos: ¿tuvo negocios con él?

P.C.: Nunca, jamás. A la persona que más han investigado en este país es a mí. Santos y Uribe me mandaron a investigar. La última investigación la conocí hace poco. Una investigación que tiene 3.500 documentos. No encontraron absolutamente nada. Pero sí encontraron a muchas personas de la derecha de este país relacionadas con Álex Saab, en negocios con él. Yo no aparecía ni tampoco mis hijos. Estoy tratando de llegar a un acuerdo con la persona que hizo la investigación para que me permita dar a conocer los nombres. No es justo que yo, que no tenga nada que ver, que nunca he tenido ningún negocio en absoluto, ni ningún contrato, sea la que distraiga la atención. ¿Por qué no sacan todo ese listado?

SEMANA: Cuéntenos entonces. ¿Quiénes son las personas de la derecha que hicieron negocios, presuntamente, con Álex Saab?

P.C.: Les voy a dar a conocer los nombres en su momento. Son políticos colombianos, empresarios de este país relacionados con Álex Saab. Hicieron negocios con él.

SEMANA: ¿Y hoy están en el Congreso?

P.C.: No.

SEMANA: ¿En gobernaciones y alcaldías?

P.C.: Déjelo ahí. Pero que se los doy a conocer, los doy a conocer. Si quieren les doy la primicia a ustedes.

SEMANA: Hablando de Andrés Vásquez, hay unos correos del 2011, donde se habla de una consignación para usted. El dinero habría sido consignado en la cuenta de la empresa Maquila, Textiles y Confecciones, de Álex Saab. Vásquez ha dicho que esa solicitud fue una orden suya y fue una plata que se le estaría cobrando a un empresario venezolano llamado Salomón. A usted le habrían pagado 150.000 dólares.

P.C.: Eso es absolutamente falso. Si eso fuera cierto, ¿por qué no sale el tal Salomón y dice que me la entregó o me la consignó? Yo tengo una sola cuenta de toda la vida. Nunca he tenido cuentas en el exterior porque no he estado de acuerdo con eso.

Es muy fácil regar una infamia y se queda ahí porque no van hasta el fondo, no averiguan dónde está la cuenta. Supe de un señor que le dijo a SEMANA que no me había entregado una plata a mí porque, como yo era de las Farc, él no quería nada conmigo. ¿Qué es esa ridiculez? No sé quién es ese señor, no sé qué hace ni tengo la menor idea. Tal vez le entregó la plata a Andrés (Vásquez). El que se quedó con la plata tal vez fue él. ¿Por qué no le averiguan a él las cuentas, los bienes?

SEMANA: En el expediente contra Álex Saab en Estados Unidos hay una lista detallada de 17 vuelos comerciales, tiquetes a nombre suyo, además de sus hijos Juan Luis y Natalia y que fueron comprados por una empresa asociada a Saab, llamada Group Grand Limited, incluida en la Lista Clinton en 2019.

P.C.: No sé, no conozco las empresas de Álex. Nunca conocí su oficina, jamás fui por allá. Tanto seguimiento que le hacen a uno y el teléfono totalmente interceptado y ¿por qué no sacan mis conversaciones con él?

SEMANA: ¿Pero sí le pagaron tiquetes aéreos?

P.C.: Nosotros fuimos a un viaje a Cuba. Eso fue público. El embajador de ese entonces, quien ya falleció, muy amigo, nos pidió a un grupo que ayudáramos a que empresarios fueran a La Habana porque estaban en la remodelación de la ciudad y querían ver si estaban dispuestos a financiar la remodelación. Como lo he hecho todas las veces que tiene que ver con Cuba, hablé con varios empresarios, entre ellos Álex Saab, él fue con nosotros. Ese es el vuelo que recuerdo exactamente. No le interesó, se devolvió, seguramente no le interesó el negocio, nosotros nos quedamos, pero eso fue todo. De resto que viajara por cuenta de él, o mis hijos, no. Juan Luis, el mayor, habrá visto 2 veces a Álex; Camilo, tal vez el que más lo haya visto, no tiene ninguna relación.

SEMANA: En conclusión, sí viajó con Álex Saab a Cuba.

P.C.: Sí, claro.

SEMANA: ¿Y él pagó los tiquetes?

P.C.: Él compró los tiquetes, sí. Eso fue como hace 15 años.

SEMANA: Se habla de otro ingreso a Ecuador con Álex Saab. Lo denunció un asambleísta de ese país.

P.C.: ¿Ese tal Fernando Villavicencio? No solamente dijo eso. Habló de mis negocios allá con Rafael Correa allá. ¿Cuáles negocios?

SEMANA: Hay un audio que publicó SEMANA donde usted dice: “Nosotros lo que necesitamos es plata, huevón”. Habla con un hombre llamado Manuel, quien sería la punta de lanza de posibles negocios suyos en Ecuador. Se refieren a obras en Manta.

P.C.: ¿Manta? No conozco. No tengo nada que ver con eso, ni negocios allá con nadie. Es tan fácil de averiguar. Yo con Álex no he tenido nada allá ni en ninguna parte.

SEMANA: ¿Pero usted le abrió las puertas a Álex Saab para que entrara a Venezuela y se conociera con Hugo Chávez?

P.C.: No, no señor, qué pena, eso no es cierto. Y si lo hubiera hecho, no creo que sea un delito. No lo hice. Cuando conocí a Álex, él ya estaba en Venezuela. ¿Por qué lo conozco? En la campaña presidencial de Horacio Serpa nos invitaron a un almuerzo en la casa de un médico muy amigo de Horacio. Allá llegó toda esa familia. No solo fue Álex, yo era muy amiga del papá, lo conocía, a Alex no. Lo conocía porque yo toda la vida he hecho parte de los grupos en defensa de Palestina, trabajaba con él en eso. Yo ahí lo conocí, no lo volví a ver, me lo encontré después en Venezuela. Álex, para entrar a Venezuela, no me necesitó absolutamente para nada.

SEMANA: Usted niega negocios con Álex Saab, haber recibido dinero de él, acepta unos viajes, pero hay correos que ha mostrado Andrés Vásquez donde se habla que efectivamente había unos cobros, unas comisiones, unos préstamos de las empresas de Álex Saab para que a usted le pagaran unos recursos. ¿Cómo explicar eso?

P.C.: Si eso hubiera sido cierto que me condenen por bruta. No creo que uno sea tan tarúpido que se ponga a poner en unos correos: “Que me paguen estas comisiones”. ¿Por qué no aparece la cuenta? ¿Dónde está? ¿Dónde están los tipos que supuestamente me entregaron la plata? A mí no me gusta nada de eso. Si fuera por eso, los negocios los hubiera hecho yo. ¿Por qué tengo que utilizar otro vehículo para hacer un negocio?

SEMANA: Pero ahí están los correos de su asesor.

P.C.: Los pudo haber escrito él mismo. Yo no los vi nunca.

SEMANA: ¿Y la plata?

P.C.: Pues se la cobraría él porque a mí no me llegó un peso. Ni uno. Desde aquí reto a cualquiera que haya dicho o pueda decir que me entregó plata.

SEMANA: Senadora, ¿usted no estaba al tanto de su correo electrónico?

P.C.: Lo que hablaba por ahí tenía más que ver con las liberaciones de los secuestrados. Tuve dos comunicaciones. Con Raúl Reyes, que fue cuando fuimos a una reunión con él, y después me comuniqué dos veces con él a raíz de algo que pasó muy maluco y no vale la pena mencionarlo. Hugo Chávez tomó la decisión de que él se entendía directamente con las Farc y no conmigo. Entonces, le escribí un correo a Reyes y me dijo que su relación era directamente con el presidente Chávez. Yo le dictaba a Andrés y él iba escribiendo. Eso fue todo. No pueden existir más correos, porque eso fue todo lo que yo hablé.

SEMANA: ¿Cuándo rompe con sus asesores?

P.C.: Yo soy la madrina de matrimonio de Andrés con el muchacho de Caldas. Yo me distancié cuando aparecen unos correos donde Andrés le dice a Ricardo que le va a mandar 10.000 dólares, pero que yo no me fuera a enterar. Quedé tan sorprendida… eso me pegó tan duro. Jamás me imaginé que Andrés y Ricardo estuvieran haciendo negocios y que se mandaran plata. Me molesté y no les volví a hablar, me distancié totalmente.

SEMANA: ¿Qué ha vuelto a saber de Andrés?

P.C.: Lo que sabe todo el mundo. Sé que está en Estados Unidos, en Miami. No los he contactado para nada, no tengo nada que hablar con ellos, que hablen con los abogados. Andrés no entrega una sola prueba. Ricardo menos, porque era el novio de Andrés. Cuando Andrés se vuelve novio del otro, entre ellos hay líos. Aquí venía Andrés a chillar, se distancian un tiempo, pero vuelven a ser amigos. Para mí fue muy doloroso porque le aposté mucho a ese par de muchachos. Luego, me di cuenta que por encima mío estaban haciendo negocios, consiguiendo plata, a lo mejor la pedían a nombre mío, no sé. Quien tiene que explicar sus cosas es él, no yo.

SEMANA: Consiguiendo plata, ¿cómo así?

P.C.: Me baso en un documento que salió en El Tiempo. ¿De dónde le iba a mandar 10.000 dólares Andrés a Ricardo? ¿De dónde?

SEMANA: ¿Usted dice que ellos pudieron haber pedido plata en Venezuela usando su nombre?

PC.: Sobre todo Andrés, porque Ricardo no estaba en Venezuela.

SEMANA: ¿Andrés pudo haber usado su nombre para pedirles plata a empresarios en Venezuela?

P.C: Sí, pudo haber sido. No sé.

SEMANA: ¿Por qué lo cree?

P.C: Pues por ese correo que salió. Yo creo que Andrés está escondiendo cosas, él tiene que saber de dónde sacó la plata, cómo hizo para comprar sus bienes en Estados Unidos. No tengo absolutamente nada allá, nunca he tenido, ni me interesa pues. Él sí tiene que responder por sus actos.

SEMANA: Hay un audio obtenido por la Fiscalía, donde se escucha su voz preocupada por su hijo, el exsenador Juan Luis Castro. Usted dice que a él no le estaba alcanzando la plata y que necesitaba meterse en negocios…

P.C.: No recuerdo. Si Juan hubiera estado interesado en negocios se hubiera quedado de senador. Juan renuncia al Senado porque dice: “Yo no soy para este mundo, no sirvo para esto, fuera de eso la persecución contra ti ya se hizo extensiva a todos nosotros, nos está perjudicando terriblemente”. Además, él me dice: “No estuve aquí por plata, porque en Estados Unidos gano mucho más de lo que me ganó aquí”. Es un psiquiatra, una especie de ratón de biblioteca, más dedicado a la academia, no siente ningún remordimiento de haberse retirado, ni de haberse ido. No quiere volver a saber de nada de esto. Si mucho me visitará, pero jamás volverá a vivir en el país.

SEMANA: ¿Es cierto que la relación con su hijo Juan Luis es muy tensa?

P.C.: No. Me dio muy duro cuando renunció. No le creí. Dije: debe ser que está bravo por alguna vaina, alguna cosa. Tenemos una relación muy buena, todos estos días lo he estado molestando, le digo: “Mándame unos tenis rojos, quiero unos tenis rojos”. No me han llegado. Tengo una muy buena relación con mis hijos. Es excelente. Cuando nos vamos a vivir al exilio, nos tocó muy duro, muy difícil. Había momentos en que se molestaban. Me decían: por culpa tuya nos tuvimos que venir. Uno decía: “yo perdí todos mis amigos”; el otro: “yo perdí a mi novia”. Juan hace mucha fuerza con todo lo que yo digo, se quiere morir cada que vez que doy una declaración.

SEMANA: Escuchándola, uno pensaría entonces que usted considera que lo de Alex Saab es una injusticia. ¿La extradición de él fue injusta? ¿Él es inocente?

P.C.: Lo único que le puedo decir es que él ejercía funciones diplomáticas con el gobierno venezolano. Pienso que tiene mucho que ver con la forma cómo él actuó para ayudarle a Venezuela con ese bloqueo, con la comida, pero realmente no sé más de ahí.

SEMANA: Pero lo que dicen es que él hizo parte de un entramado corrupto y criminal para aprovecharse de la situación humanitaria de Venezuela y hacer negocios…

P.C.: Yo no creo eso.

SEMANA: ¿Usted cree que Alex Saab es inocente?

P.C.: Creo que es inocente. Por lo poco que traté, es un tipo de muy buenas maneras, educado, se formó en Alemania. Como que uno vea a un tipo corrupto dedicado a robar, entonces tendría que ser muy bobo Nicolás (Maduro), porque el primero que se tiene que dar cuenta es él.

SEMANA: ¿Cuándo fue la última vez que habló con Alex Saab y de qué conversaron?

P.C.: La última vez fue hace mucho tiempo. Él tenía como abogado a Abelardo de la Espriella, quien escribió un artículo que me indignó y donde decía que había que matar a Nicolás Maduro. Cogí el artículo, me fui para Venezuela y busqué a una persona del gobierno para que me contactara con Alex. Me reuní con él y le dije: “Alex, yo quería hablar contigo porque mira este artículo, pues esto me parece atrabiliario. Fuera de eso, como es colombiano, Nicolás (Maduro) puede pensar que yo de pronto tengo algo que ver con él y no tengo ninguna relación con De la Espriella ni me interesa. Yo te recomendaría que cambiaras de abogado”.

SEMANA: ¿Y Saab qué le respondió?

P.C.: Me dijo: “Él es mi amigo, es mi abogado y punto”. Entonces yo le dije: “Este artículo se lo llevo a Nicolás (Maduro) porque no quiero dejar ninguna sombra de duda con esto porque amigo mío no puede ser un tipo que diga que maten a Nicolás”. Nicolás, más allá de ser el presidente, es mi amigo. Con él yo establecí una relación muy estrecha de amistad. Esa fue la última vez que hablé con Saab.

SEMANA: ¿Qué tan amiga es usted de Nicolás Maduro?

P.C.: Mucho.

SEMANA: ¿Sigue siendo amiga?

P.C.: Sí, y lo quiero.

SEMANA: ¿Cómo siente que le ha ido a Maduro?

P.C.: Muy bien.

SEMANA: ¿Pese a la grave crisis humanitaria que afronta Venezuela?

P.C.: Ustedes no han ido allá, no hablen de lo que no saben. Vayan a Venezuela y se dan cuenta. Nicolás ha sido capaz de mantenerse.

SEMANA: A su juicio, ¿en Venezuela hay una democracia?

P.C.: Sí, hay una democracia. Si hay elecciones, hay democracia.

SEMANA: Pero las elecciones no han sido libres. Las denuncias son claras.

P.C.: Son libres. Es más los invito a que hablen con una persona que ha sido asesora permanente del presidente Nicolás Maduro en el tema electoral: el actual ministro de Transporte de Colombia, Guillermo Reyes.

SEMANA: ¿Ha sido asesor de Nicolás Maduro?

P.C.: Sí.

SEMANA: ¿En qué lo ha asesorado?

P.C.: En toda la parte electoral. Él ha trabajado estrechamente con él.

SEMANA: ¿Hace cuánto?

P.C.: Conozco a Guillermo hace mucho tiempo. Varias veces, en las elecciones, me encontré con Guillermo allá. Asesoraba al sistema electoral y siempre ha estado asesorándolo en ese tema. No creo que Guillermo se preste para que haya unas elecciones tramposas. Es más, no resiste el más mínimo análisis aquí cuando se las roban (las elecciones) desde la Registraduría. Allá es imposible robarse las elecciones. Imposible.

SEMANA: Senadora, lo más posible es que en el Partido Conservador no sepan sobre las asesorías a Maduro por parte del hoy ministro de Transporte.

P.C.: Ah, pero es que ese no es un hecho delictivo.

SEMANA: ¿Pero asesorar a Maduro justo cuando la comunidad internacional dice que en Venezuela no hay elecciones libres y que todo está amañado?

P.C.: Yo creo que esa narrativa tiene un interés y es deslegitimar a un gobierno y es quitarle credibilidad. Yo les hago una pregunta a ustedes: ¿en Venezuela matan a la oposición?

SEMANA: La encarcelan.

P.C.: ¿A usted le parece bueno que le prendan fuego a un muchacho que va pasando por Chacao, un negro, que porque llevaba una camiseta de Chávez? ¡Hombre! Eso no lo mandó Maduro. Lo hizo la gente de la oposición.

SEMANA: ¿Cada cuánto habla con Maduro?

P.C.: Hace mucho no hablo con él. Estuve en el foro de Sao Paulo, el año pasado. Fuimos varios colombianos. Él estuvo ahí, intervino, nos saludamos y no más.

SEMANA: ¿Usted acaso quisiera ver un régimen como el de Venezuela en Colombia?

P.C.: Somos muy distintos en términos de lo que significa el Estado y el Gobierno. ¿Qué me gustaría a mi? Que pudiéramos tener un nivel de satisfacción de necesidades como lo tienen allá.

Allá cualquier persona puede ir a donde el médico; allá la educación es gratuita; allá, por ejemplo, compensan a la gente que no tiene comida. A través de esas juntas administradoras, la gente tiene la capacidad de recibir recursos en especie o en dinero para solventar las necesidades. Pero cada país tiene su propia dinámica, sus propios retos como los tenemos nosotros. ¿Qué me gustaría? Que tuviéramos la posibilidad de que el acceso a la educación y a la salud fuera total.

SEMANA: ¿Usted es una persona rica?

P.C.: ¿Yo? Sí, rica en sentimientos.

SEMANA: Se ha especulado que tiene un negocio de una mina en Venezuela.

P.C.: ¿Yo? Me da es hasta risa. Ojalá hubieran dicho eso. Dijeron que yo había matado al dueño de la mina para quedarme con ella. Por Dios, ni siquiera sé dónde quedan esas minas. Lo que más conozco de Venezuela es Caracas, Maracaibo, Táchira, no más.

SEMANA: ¿En Venezuela no tiene negocios?

P.C.: No. Nunca los he tenido. Ni me interesan realmente. Esa no es mi vida.

SEMANA: ¿En algún momento contempló la posibilidad de irse a Venezuela?

P.C.: No, este es mi país. Viví exiliada en Canadá y eso no lo quiero volver a repetir ni loca. Ni porque me dijeran que me ponen a vivir como Lady Di.

Me quedo aquí con los paracos, con los guerrillos, con todo lo malo que tenemos para construir y deconstruir. Este es mi país y me la juego. No quiero irme a vivir a ninguna parte distinta. A veces, me parece muy terrible que no pueda ir a un sitio, que no pueda ir al otro. Como cuando me pusieron escolta. Me puse a llorar porque no quería tener eso. Pero no he contemplado nunca la posibilidad de irme a vivir a Venezuela. Amo a Venezuela, la amo profundamente. Tengo un profundo agradecimiento con ese pueblo, y con todos esos gobiernos. Si no hubiese sido por ellos, el acuerdo de paz no se hubiera logrado. Y sé que están jugando un papel importante ahora con el ELN.

SEMANA: A raíz de lo ocurrido con su hermano, ¿no teme que ocurra lo mismo con usted? ¿Teme ser extraditada a Estados Unidos?

P.C.: No. Eso no se da por anexión, entonces yo también quedo extraditada. Eso no es así. No he cometido ningún delito que pueda atentar contra el gobierno de Estados Unidos. No tengo ninguna investigación en ese sentido. No creo que a uno lo extraditen así porque sí. No tengo temor de ninguna naturaleza. Sé que si a mi hermano lo van a investigar allá, como lo tienen que estar haciendo, ¿pues qué puede decir mi hermano? Nada.

SEMANA: El periodista Gerardo Reyes dice que usted también intercedió para que le pagaran un dinero al Ñeñe Hernández en Venezuela.

P.C.: ¿Yo? Creo que la gente se debe preguntar: ¿Y esta por qué no está en la cárcel? ¿Por qué no tiene investigaciones con todo lo que sale? No sé de dónde se las inventan.

SEMANA: Tiene una investigación por ‘Farcpolítica’.

P.C: Sí, tengo una investigación previa.

SEMANA: Y están buscando el testimonio de Marlon Marín, el sobrino de Iván Márquez, para que declare en su contra.

P.C.: Que declare.

SEMANA: ¿Qué puede decir sobre usted?

P.C.: Nada. A ese tipo lo conocí cuando estuve en reuniones con Márquez para las liberaciones. De entrada no me gustó. No me gusta la gente zalamera, que le dice a uno cosas sin conocerlo.

Me pareció muy desagradable y tuve la oportunidad de decírselo a gente muy cercana a Márquez. Una vez estuvo aquí, lo recibí de muy mala gana. Yo estaba con Alan Jara, y él estaba buscando que lo nombraran en algo del Caquetá, algo de tierras. Lo recibí porque era sobrino de Iván. Me daba como pena, entonces lo recibí.

La reunión duró unos 10 minutos porque no tenía qué hablar con él. Él le dijo a Alan que quería ese puesto. Se fue y yo le dije: “Vea Alan, si usted lo nombra o lo que sea, es usted, yo no tengo nada que ver con ese señor. Es más, yo le recomiendo que no lo nombre”.

SEMANA: ¿Tiene información de Iván Márquez? ¿Cómo se encuentra?

P.C: No tengo ni la menor idea.

SEMANA: ¿Qué pasó con los 62.000 dólares en efectivo que llevaba en el aeropuerto en Honduras y que motivaron su detención por unas horas?

P.C.: Eso fue una arbitrariedad. Llegué al aeropuerto, fui a trabajar, no fui a nada de Xiomara Castro (la presidenta), ni con ellos.

SEMANA: ¿A trabajar en qué?

P.C: Unos empresarios colombianos me pidieron que les ayudara a identificar inversiones, aunque ellos ya estaban allá. Ellos sentían cierto temor porque venía el cambio de gobierno y que de pronto los dejaran por fuera. Como todavía no era senadora ni nada, les dije: “Hago este trabajo y vale tanto y ya”.

SEMANA: ¿62.000 dólares?

P.C.: Las mujeres de allá aprovecharon. Había una colombiana y me pidieron que hiciera una conferencia. Nos cogió la noche en el hotel porque el aeropuerto queda muy lejos de Tegucigalpa, casi a una hora. Entonces el tipo llegó con la plata, yo me la llevé y dije: declaro en el aeropuerto. Cuando fui a declarar se fue armando un tierrero, una cosa que ni sé de dónde salió. Yo estaba muy tranquila. ¿Ustedes creen que yo soy tan boba de llevarme 62.000 dólares en la maleta al escondido y no los voy a declarar? Es más, hay un antecedente: lo mismo le pasó a (Manue) Zelaya, expresidente de Honduras, exactamente lo mismo que me pasó a mí.

SEMANA: ¿Y ya recuperó los 62.000 dólares?

P.C.: Sé que eso está en trámite. Supongo que eso sale bien, pero no es motivo de preocupación. Dejo que los abogados actúen y no me meto en eso.

SEMANA: ¿Y por qué no le consignaron ese dinero en una cuenta bancaria?

P.C.: Ellos llegaron a las carreras y no sé, no vi nada malo. Dije: listo, me la llevo y la consigno.

SEMANA: Senadora, pero 62.000 dólares es mucha plata. ¿Eso cobra por una asesoría?

P.C.: Eso y más.

SEMANA: ¿Sí?

P.C.: Claro. Es que yo valgo (risas).

SEMANA: ¿Y los empresarios quiénes son?

P.C.: Son colombianos, ellos se presentaron inmediatamente y dijeron: “Sí, nosotros le entregamos la plata”. Eso no era un ilícito.

SEMANA: ¿Las Farc mataron al exlíder conservador Álvaro Gómez Hurtado?

P.C.: La información que tengo es esa.

SEMANA: ¿Qué pruebas?

P.C.: ¿Qué más prueba que el mismo testimonio de Carlos Antonio Lozada?

SEMANA: Pero además de ese testimonio, ¿qué más evidencias hay?

P.C: Hasta donde sé, es eso. Lo que ellos mismos declararon y que insté para que lo hicieran. No más.

SEMANA: ¿Y por qué se demoraron tanto en aceptar ese magnicidio?

P.C.: Esa misma pregunta me la hago yo.

SEMANA: Usted conoció a las Farc. ¿Qué cree que pasó?

P.C.: Cuando los conocí, jamás me hubiera imaginado que ellos hubieran asesinado a Álvaro Gómez Hurtado. Sentí y siento una profunda admiración por él. Coincidimos en lo que él llamaba el acuerdo sobre lo fundamental y en tumbar al régimen. Yo estaba de acuerdo con eso.

SEMANA: ¿Y en qué momento se entera de que las Farc asesinaron a Álvaro Gómez Hurtado?

P.C.: Tenía un amigo muy querido, trabajé mucho con él, dirigió dos campañas mías, era Héctor Moreno. Él murió hace ya como dos años. Me llama y me dice: “Negra, tengo unos amigos que quieren hablar contigo, ¿tú los puedes recibir?”. Me imaginaba que era un tema de derechos humanos porque él también trabajaba en eso. Yo ni le pregunté ni nada. Le dije: diles que estoy en tal parte, que vayan y yo los recibo con mucho gusto. Ahí fue dónde me contaron, yo quedé...

SEMANA: ¿Quiénes fueron las personas que le contaron?

P.C.: Un hombre y una mujer.

SEMANA: ¿De las Farc?

P.C.: No creo.

SEMANA: ¿Y ellos por qué tenían esa información?

P.C.: Eso mismo les pregunté. Ahí hay mucha tela para cortar. Pero después de haber pasado lo que pasé con la familia del doctor Álvaro Gómez Hurtado, no quiero volver a tocar ese tema.

SEMANA: ¿Pero por qué no ha ido a la JEP a hablar del tema?

P.C: A mí ya me llamaron. He ido cuatro veces.

SEMANA: ¿ Y contó todo lo que sabe?

P.C: Claro. Ante una injusticia de esas, no me podía quedar callada. Lamento profundamente la pérdida de Álvaro Gómez Hurtado para este país. Ahí se cometieron injusticias: hubo gente detenida sin haber hecho nada e iban a detener personas para poderles endilgar el caso del asesinato de Álvaro Gómez Hurtado. No tenía por qué quedarme callada.

SEMANA: ¿Sabe quién ordenó el asesinato del líder conservador?

P.C: No.

SEMANA: ¿Y por qué las Farc lo mataron?

P.C.: No sé. Eso se da en todo ese suceso del proceso 8.000.

SEMANA: ¿Cómo están sus relaciones con las Farc?

P.C.: Lo que existen ahora son las disidencias. No quiero volverme a meter en esos temas.

SEMANA: ¿Pero cómo está su relación con Rodrigo Londoño, Timochenko?

P.C.: Con ese señor no me veo nunca.

SEMANA: ¿Pero por qué rompió con las Farc?

P.C.: No rompí con ellos. Juan Manuel Santos me sacó del acuerdo. ¿Qué tenía que estar haciendo ahí? Ellos siguen en su dinámica, no tengo nada que ver con ellos.

SEMANA: ¿Se sintió maltratada por las Farc?

P.C.: Sí, pero hay que doblar la página.

SEMANA: ¿Timochenko algún día habló con usted sobre eso?

P.C.: Sí.

SEMANA: ¿Y qué le dijo?

P.C.: Iván Márquez me llamó varias veces. Realmente no quería ir a ninguna reunión. Acepté por Iván. Él me dijo que me ofrecía disculpas, que tenía claro que se habían portado muy mal conmigo, que lo que yo había hecho había sido definitivo para el acuerdo de paz. Le dije: no hice eso por interés, jamás me beneficiaría de ustedes, antes todo lo contrario, en el Chocó me quemaron los votos. Toda mi vida trabajé por un acuerdo de paz y lo volvería a hacer si fuese necesario.

SEMANA: Senadora, en una sola palabra, describa a los expresidentes. Iniciemos con Cesar Gaviria.

P.C.: Entregó el país.

SEMANA: Andrés Pastrana.

P.C.: No sé si se dio cuenta de que era presidente.

SEMANA: Álvaro Uribe.

P.C.: Terror.

SEMANA: Juan Manuel Santos.

P.C.: La paz

SEMANA: Ivan Duque.

P.C.: No, Ave María...

SEMANA: Gustavo Petro.

P.C.: Excelente, maravilloso, es mi presidente.

SEMANA: ¿Cómo está su salud?

P.C.: Muy bien, mejorando.

SEMANA: Su estado de salud era muy delicado ¿Cuál era el diagnóstico?

P.C.: Era una especie de trombosis estomacal, lo que me dio por el páncreas, y por el otro lado, un estrés brutal con todo lo que estaba pasando. Eso, como se dice popularmente, me tiró a la lona.

SEMANA: ¿Vio la muerte? ¿Le teme?

P.C.: Tuve episodios muy fuertes. Perdí el conocimiento en varias oportunidades durante lapsos de tiempo largos. Estuve muy mal. Tuve momentos de memoria disociativa, no era muy consciente. Unos amigos me dijeron: “Negra, tú estás mal, no te das cuenta que hay momentos como que no estás donde estás”. Pero todo era producto del estrés.

SEMANA: ¿Por qué Ingrid Betancourt la critica tanto?

P.C.: A ella no es que haya necesidad de darle mucha manivela. Es un ser mezquino. La mamá sabe todo lo que hicimos. A ella no le faltó sino venirse a dormir, a vivir aquí del todo. Fuimos a Argentina, Brasil, Ecuador, Cuba…¿Qué puertas no toqué? Es una contradicción. Si había algo que diera rédito, era entregar a Ingrid. Ella era muy amiga de Carlos Castaño y me dijo que había hablado con él para que me liberaran. Castaño me dijo que ella era muy amiga de él. No sé si era verdad o mentira, pero eso fue lo que él me dijo a mí. Entonces, me sentía obligada también a trabajar por la liberación de Ingrid. Hice mucho, muchísimo para que la entregaran. ¿Qué me beneficiaba a mí que la dejaran allá guardada? O sea, díganme realmente.

SEMANA: ¿Por qué ella la cuestiona? ¿Por qué dice que usted jugaba con los secuestrados?

P.C.: Porque es una infame.

SEMANA: ¿Ingrid es una infame?

P.C.: Sí, claro. Uno no puede decir ese tipo de cosas cuando me jugué todo mi prestigio político. En lugar de tener una estatua, tengo una estatua de mierda…

SEMANA: ¿Ha llorado en los últimos tiempos?

P.C.: No es que sea muy chillona o llorona. Eso es un secreto de mi vida personal.

SEMANA: ¿Está enamorada?

P.C.: Ay, qué rico ¿cierto? ¿Ustedes tienen envidia o qué? (Risas).

SEMANA: ¿Petro se queda cuatro años o más?

P.C.: Se queda cuatro años. Para poder quedarse más tendría que reformar la Constitución.

SEMANA: ¿Y a usted le gustaría que reformara la Constitución y se quedara más tiempo?

P.C.: No. Eso no es necesario. Si tenemos un proyecto político afianzado, tiene que salir de nosotros mismos la persona que entre a ocupar ese lugar y a seguir. Nosotros sí nos pensamos quedar mucho tiempo defendiendo este proyecto, logrando las reformas. Estoy muy entusiasmada con lo que estamos haciendo.

SEMANA: ¿Y quiere ser presidenta?

P.C.: Ay no, no sé, es que este es un país tan difícil.

SEMANA: Pero si puede, ¿sería candidata presidencial?

P.C.: Si puedo, sí.

SEMANA: ¿Y siente que va a poder?

P.C.: Es que yo puedo todo. ¿Sabe por qué? Primero, porque soy genuina. Segundo, porque he hecho de la política mi arte de vida, mi forma de vivir, mi forma de ser, mi consigna.

SEMANA: ¿Quién la viste? Siempre vive muy elegante.

P.C.: Yo. Me encanta. Les cuento: Mi papá es negro, mi mamá parece alemana. Nosotros vivíamos en un barrio donde todo el mundo nos señalaba porque éramos los únicos negros. Llegaban mis primas del Chocó. Esas no eran negras, eran azules y entonces la gente nos tocaba la puerta. Nos decían: “Espanta la Virgen, Negro ni mi teléfono, Negro no sé qué”. Nos jodían mucho.

Una vez llegué llorando de la escuela porque una muchacha me había jalado las trenzas y me había roto el vestido, diciéndome negra. Mi mamá nos reunió a todos y nos dijo: “El que vuelva a llorar, o a quejarse porque le dicen negra, lo ajusto”. Entonces, ¿quién iba a volver a llorar porque le dijeran negro?

Mi papá era una persona que se vestía muy bien, muy elegante, olía a perfume. Yo soy igual. Mi mamá se preocupaba mucho por cómo estábamos vestidos. Siempre teníamos que estar muy limpios. Me acostumbré desde muy pequeña a ser así, vanidosa, y mi papá nos acostumbró. Nunca me acuesto sin saber qué me voy a poner al otro día. Disfruto con eso. Por ejemplo, este vestido es de una tela africana.

SEMANA: ¿Y es de diseñador?

P.C.: Compré la tela en Suráfrica. Me lo hizo Amelia Toro. Soy cliente asidua de ella.

SEMANA: ¿Usted es amante de las grandes marcas?

P.C.: Me encantan.

SEMANA: ¿Y cuál es su marca favorita?

P.C.: Mi marca favorita son Álvaro Reyes, Amelia Toro, porque soy una embajadora de la moda colombiana.

SEMANA: Pero dicen que le gusta Chanel y otras marcas internacionales.

P.C.: Uso mucho la marca de los mismos zapatos de Petro, Ferragamo. Me encantan, me fascinan.¿De pronto qué tendré de Louis Vuitton? Una cartera.

SEMANA: ¿Cada cuánto repite ropa?

P.C.: No repito mucha ropa. Compro ropa o telas que sé que me van a durar y me distinguen. Tengo ropa de hace años. Yo le digo a la empleada mía: ¿adiviná cuánto tiene este vestido? Tengo uno de seda como de tigre, y me acuerdo que me lo compré porque ví a Noemí Sanin con el mismo vestido, la misma tela. La compré en el Éxito de Medellín en 1986, y todavía la tengo.

SEMANA: ¿Y joyas?

P.C.: Me encantan.

SEMANA: ¿Oro, diamantes?

P.C.: No, me gusta la bisutería. Mi papá, por ejemplo, desde pequeña me compraba joyas en el Chocó. Tengo muchas cosas que me regalan los mismos muchachos, los hijos, y yo pues como las perlas, cuando estuve en China.

SEMANA: ¿Y los turbantes?

P.C.: Tengo todos los que quieras porque de una sábana hago un turbante.

SEMANA: ¿Pero siempre anda de turbante?

P.C.: No. Tengo mis trenzas. Aquí las ves. Ahora me las pinté.

SEMANA: ¿Cuántos turbantes podría tener?

P.C.: Tantos... que ya ni me regalen más porque no tengo dónde meterlos, sinceramente.

SEMANA: Gracias por aceptar esta entrevista con SEMANA. Pudimos conversar de todos lo temas

P.C.: A ustedes, muchas gracias.