En los dos meses y medio que lleva el presidente Gustavo Petro en la Casa de Nariño han sido varias les veces en las que ha llegado tarde a sus compromisos y otras tantas en que se han cancelado por diferentes razones.
Una de las más recientes se dio el pasado viernes, cuando, según el senador por el Centro Democrático Miguel Uribe Turbay, el jefe de Estado canceló a última hora su presencia en el Congreso Colombia de la Construcción, el cual impulsó la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), en Barranquilla.
“Petro acaba de cancelar su presencia en el Congreso Colombiano de la Construcción. Cada vez son más los mensajes negativos de este gobierno a la economía, industria y sectores productivos. Olvida Petro que son estos sectores los que generan empleo, desarrollo, e impacto social”, manifestó el congresista uribista en su cuenta de Twitter.
Sin embargo, en cuestión de un par de horas, la jefe de Despacho de la Presidencia, Laura Saravia, una de las personas que siempre permanece con el Presidente, le respondió: “Senador, una corrección: no es cierto que el Presidente @petrogustavo haya acabado de cancelar su presencia en ese Congreso. Desde la semana pasada, se les avisó a los organizadores que por temas de agenda era imposible su asistencia”, contestó en la red social.
Lo cierto del caso es que no es la primera vez que Petro cancela su presencia en eventos programados ni que llega tarde a las citas que tiene. El pasado viernes 7 de octubre estaba prevista la firma de un acuerdo entre el Gobierno Nacional y la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) -y su presidente, José Félix Lafaurie- la cual fue reprogramada sin mayores explicaciones.
Por un chat de Presidencia se informó que ese acto sería “reprogramado” y la única explicación que se dio fue que Petro mantendría “agenda privada en Cartagena” ese día y que la firma de convenio, clave para el avance de la propiedad rural en el país, sería reprogramado. Finalmente se firmó el sábado 8 de octubre y el mismo Petro publicó algunas imágenes del encuentro con Lafaurie y manifestó que era una “foto” que, en su opinión, “hará historia”.
El jueves 29 de septiembre tenía en su agenda una reunión con el gremio de los taxistas, quienes han sentado su voz de protesta por el alza del precio de la gasolina que se viene en los próximos días. Petro canceló y envió al ministro de Transporte, Guillermo Reyes. Posteriormente, el 5 de octubre, se reunió con algunos de los líderes de ese sector.
Al día siguiente, el 30 de septiembre, puso a esperar a sus ministros y colaboradores alrededor de seis horas en el primer encuentro del Gobierno nacional para fijar la hoja de ruta en varias decisiones clave que debe tomar la nueva administración. Lo sorprendente de este retraso es que se supone que el más interesado en guiar la reunión y fijar las prioridades debería ser el propio presidente de la República.
Varios integrantes de las Fuerzas Militares todavía recuerdan cuando no llegó a la ceremonia de reconocimiento de tropas, el pasado 16 de agosto, y el acto tuvo que ser reprogramado para otro día.
Y en el plano internacional también pasó lo mismo. En medio de la Asamblea de Naciones Unidas, en Nueva York, en la que los encuentros entre los presidentes y primeros ministros ocupan gran parte de la agenda de los mandatarios que acuden a la cita, hizo esperar casi una hora al primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Støre, uno de los hombres clave en el propósito de la ‘paz total’ en el país.
Esto sin contar que también llegó tarde a una cena en la que también estaba el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y que ningún gobernante del mundo occidental quisiera perderse. “No soy de los presidentes que buscan cuando Biden va al baño para atravesársele en el pasillo”, dijo después Petro.
A pesar de las explicaciones de la Casa de Nariño, que son esperadas por varios ciudadanos, lo cierto es los antecedentes no hablan muy bien del cumplimiento de la agenda oficial por parte del presidente Petro.