Este lunes el presidente Gustavo Petro tuvo la oportunidad de presentar de manera amplia el enfoque que aplicará su gobierno en materia de lucha contra las drogas, el cual, por lo conocido hasta el momento, no parece diferir mucho de lo que hicieron varios de sus antecesores en la Casa de Nariño.

Petro sostuvo lo que sería el primer encuentro de alto nivel con el gobierno de Estados Unidos, representado por el secretario de Estado de ese país, Antony Blinken, quien, por lo dicho en su comparecencia ante la prensa, pareció irse satisfecho con el compromiso de Colombia en la batalla contra las drogas ilícitas.

El Presidente habló de incrementar la “capacidad de interdicción” de la droga que sale de Colombia y de “aumentar la capacidad de inteligencia para capturar a los dueños del narcotráfico en el país”. Ante este compromiso, el secretario Blinken saludó los esfuerzos de Colombia en esta materia, recordó la alianza estratégica entre los dos países y manifestó el “respaldo” de EE. UU. al enfoque que Petro le mostró para la lucha antidrogas.

A finales de mayo pasado, días antes de la primera vuelta presidencial, el entonces candidato le dio una entrevista a Vicky Dávila, directora de SEMANA, en la que insistió en su tesis del fracaso de la guerra contra las drogas.

En ese momento, Petro afirmó que este problema “empeoró” en “estos 40 años” de lucha antidrogas, los cuales “nos dejaron un millón de muertos en América Latina. Hoy, Colombia exporta más cocaína que nunca”.

Y propuso una solución: “Dialogar con Estados Unidos sobre cómo hacer una política eficaz para que Colombia disminuya, por lo menos, su papel en el narcotráfico y ojalá deje el narcotráfico. Creo que es un tema de diálogo, no es una imposición”, afirmó Petro en ese entonces.

Al revisar su programa de gobierno, las expresiones “interdicción” y “aumento de la inteligencia” en la lucha contra las drogas no parecen estar presentes, sino que se propone la protección para los campesinos que siembran hoja de coca y la sustitución de cultivos ilícitos, políticas en las que sí ha insistido el mandatario.

Por lo dicho este lunes por Petro luego de su reunión con el Secretario de Estado de Estados Unidos, el “diálogo” del que hablaba el Presidente cuando era candidato no parece haber dado muchos frutos, por el momento, y, por el contrario, su compromiso con el país del norte parece basarse en las mismas premisas en las que se han fundamentado los anteriores gobiernos colombianos.

En el Plan de Desarrollo del expresidente Iván Duque, para no ir más lejos, aparece que la interdicción y la inteligencia serían los instrumentos vitales en los que se basó su política antidrogas. “Implementaremos una política integral de lucha contra las drogas, con énfasis en la erradicación, interdicción, prevención del consumo, y el tránsito de las regiones afectadas por los cultivos ilícitos hacia economías lícitas”, se lee en el documento.

Esta política que aplicó la administración anterior también aparece en documentos del Ministerio de Defensa que hablan de la estrategia en esta materia. “Se potencializarán las capacidades de interdicción con el fin de evitar la salida de sustancias ilegales de Colombia. En el caso de la interdicción marítima se adoptarán modelos de trabajo entre la Armada Nacional, la Policía Judicial y la Fiscalía General de la Nación para mejorar los procesos de judicialización”, se lee en uno de ellos.

Y este lunes Petro manifestó frente a Blinken: “Necesitamos dos grandes instrumentos y es un tema de conversación con Estados Unidos: uno, el incremento de la capacidad de interdicción, fundamentalmente marítima y complementariamente aérea, del país. Es decir, detener la droga cuando sale. Y dos, aumentar la capacidad de inteligencia para capturar a los dueños del narcotráfico en el país”.

El gobierno anteriores también se ha avanzado en la sustitución de cultivos ilícitos. Foto: Carlos Julio Martínez / SEMANA | Foto: Carlos Julio Martínez / SEMANA

Hay dos temas en los que sí parece haber una visión diferente, pero su éxito solamente se medirá en la medida en que se apliquen en la lucha antidrogas: la suspensión de las fumigaciones con glifosato y el tratamiento para los cultivadores de hoja de coca.

En cuanto al primero, cabe recordar que varias voces dentro del uribismo han manifestado la necesidad de esta herramienta para la disminución de los cultivos de coca. Desde esta orilla también se criticó el incremento de estas cifras en gobiernos como el del expresidente Juan Manuel Santos, en el cual se suspendieron las aspersiones tras una determinación de la Corte Constitucional, por los efectos nocivos en la salud pública.

Y en cuanto al segundo tema planteado por Petro, el tratamiento para los cultivadores, el Presidente dejó consignado en su programa de gobierno que “pasaremos de la guerra fracasada contra las drogas a un proceso integral de sustitución de economías y tierras a favor de una economía productiva que dignifique a las poblaciones rurales y proteja la naturaleza”.

En este sentido, no es de extrañar que Estados Unidos respalde este enfoque “integral” u “holístico” del presidente Petro en su manejo sobre las drogas. Generalmente este tratamiento a los cultivadores de hoja de coca es un tema más interno que de política internacional. Difícilmente un país le va a decir a otro cuántos años de cárcel debe pagar un campesino que siempre coca.

En síntesis, el enfoque de lucha antinarcóticos que Petro les presentó a los estadounidenses pareció dejarlos satisfechos y obtuvieron de Colombia el compromiso que necesitan en la guerra contra las drogas. ¿Qué tan diferente es al que aplicaron los antecesores de Petro? Esa es la pregunta que quedó en el ambiente tras la reunión de este lunes.