En medio de la fuerte sequía que enfrentan Bogotá y la región por el prolongado fenómeno de El Niño y el bajo nivel de los embalses, lo que llevó al alcalde Galán a decretar nuevamente el racionamiento diario de agua, la ciudad enfrenta otro grave problema: el alto índice de agua no contabilizada, que en su mayoría se traduce en el robo del líquido.
En una campaña que ha desplegado la administración distrital, en la que “cada gota cuenta”, es perentorio que se prendan las alarmas por la alta defraudación a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá. Y si bien este robo no se trata de ninguna manera de un desperdicio de agua, el alto nivel de fraude sí genera millonarias pérdidas a la empresa.
“Son varias las modalidades de defraudación que hay en Bogotá. La más común es la alteración del medidor, es decir, que los usuarios le hacen algún tipo de intervención interna al micromedidor que tenemos en la casa, le ponen imanes o agujas, para afectar el normal y correcto funcionamiento del mismo. Pero también están las reconexiones no autorizadas o las acometidas clandestinas o bypass, para conectar directamente sin pasar por el medidor”, explicó a SEMANA la gerente del Acueducto, Natasha Avendaño.
En 2023, se robaron agua en la ciudad equivalente a 8.400 piscinas olímpicas, mucho más del agua que ha ahorrado Bogotá en medio del racionamiento. “Los análisis que hemos hecho en la empresa se llaman un balance hídrico, que es el agua que se entrega a la red versus lo que se termina facturando. La manera de saber el consumo de los usuarios es cuando se hace la lectura. Es así que estimamos que para 2023 hubo cerca de 21 millones de metros cúbicos asociados con el fraude”, reveló Avendaño.
“Esos metros cúbicos no es que se hayan perdido desde el punto de vista de que se desperdició el agua, sino que sí se prestó el servicio, pero en algunos casos de manera ilegal, porque se conectan ilegalmente. Entonces, son pérdidas claramente para la empresa, porque es fraude, robo de agua, y esto le afecta a la empresa, porque esa agua se produjo, pero no la pagaron adecuadamente”, señaló la funcionaria. En lo corrido de 2024, el panorama no es diferente. Con corte al primer semestre del año, se han robado el equivalente a 3.900 piscinas olímpicas, un poco más del 46 por ciento del total de 2023.
“De los análisis que hemos realizado para el balance hídrico en 2024, nos ha dado un estimado de 9,75 millones de metros cúbicos asociados con el fraude, pero este año hemos estado muy activos en la búsqueda de la defraudación. Hemos identificado, a agosto, aproximadamente unos 1.983 predios con fraude, y se han interpuesto 111 denuncias a la Fiscalía. En todo 2023 identificamos 2.990 predios con fraude, eso quiere decir que este año estamos enfrentando de una manera más eficiente las pérdidas en general, y todo lo asociado con el fraude, por eso se decidió crear en la empresa la Gerencia de Pérdidas”, enfatizó Avendaño.
Con esas 111 denuncias penales que ya se radicaron a predios con fraude en este 2024, el Acueducto de Bogotá busca recuperar 6.900 millones de pesos que ya fueron facturados a los infractores identificados. Este robo del agua no solo le genera millonarias pérdidas a la empresa, sino que los inescrupulosos, además de no pagar por el consumo, también se benefician económicamente del hurto, pues se han identificado robos directos con conexiones a los hidrantes para sacar agua y posteriormente venderla en carrotanques.
¿Dónde se roba?
Actualmente, la Empresa de Acueducto divide la ciudad en cinco zonas de operación, y según lo reveló la gerente Avendaño, “las zonas 2, 4 y 5 son aquellas en donde está el mapa de calor, es decir, las zonas en donde más se presentan conexiones ilegales o fraudes”.
Eso quiere decir que el mayor robo de agua se está presentando en las localidades de Engativá, Chapinero, Teusaquillo, Barrios Unidos, San Cristóbal, Usme, Tunjuelito, Puente Aranda, Rafael Uribe Uribe, Ciudad Bolívar, Kennedy, Bosa y el municipio de Soacha.
“Hay usuarios industriales y comerciales en algunas zonas de la ciudad que no están formalizados. Es decir, que no tienen la acometida formal, y ahí es donde hemos identificado la mayor parte de actividades económicas donde hay mayor prevalencia de fraude”, afirmó Avendaño.
De acuerdo con la gerente, los mayores defraudadores de agua en la ciudad son lavaderos de vehículos, moteles, hoteles, lavanderías, empresas o industrias procesadoras de alimentos, textiles y curtiembres.
Agua no contabilizada
La Personería de Bogotá ya alertó sobre la crítica situación que se está presentando en la ciudad, a tal punto que le pidió a la Empresa de Acueducto que revise la infraestructura, la tecnología y los estudios disponibles a fin de controlar y reducir el índice de agua no contabilizada, que, según la entidad, hoy se acerca al 40 por ciento.
De acuerdo con el personero distrital, Andrés Castro, “las pérdidas técnicas por fugas en las tuberías que se rompen, falta de atención inmediata a estas, pero, particularmente, conexiones ilegales y pérdidas comerciales de la empresa inciden en este porcentaje. Hoy, por cada 100 metros cúbicos, se están perdiendo o robando cerca de 40 metros cúbicos, lo cual es preocupante”.
Sin embargo, la gerente Avendaño difiere del jefe del Ministerio Público distrital y entrega cifras diferentes. “Nuestro último informe oficial, que hemos calculado con información verificada, es que el índice de agua no contabilizada es del 34 por ciento, y nuestro estimativo es que la mitad de eso son pérdidas técnicas, que se dan por rupturas o por daños en la infraestructura, y la otra mitad son pérdidas comerciales, que son las asociadas principalmente al fraude, o también puede estar relacionado con que la tecnología de los medidores va perdiendo precisión. Los medidores tienen una vida útil, entonces, es otro trabajo muy importante de reposición del parque de medidores que avanza en la empresa”, explicó. Para Avendaño, el agua no contabilizada “es importantísima para la empresa porque son recursos que deja de recibir por un agua que efectivamente le costó producir”.
En cualquier caso, un índice de 34 por ciento de agua no contabilizada es una cifra altísima en medio del estricto racionamiento que va a enfrentar la ciudad, en el que cada gota cuenta. El alcalde Galán ya fue claro al informar que si el nivel del Sistema Chingaza llega al 36 por ciento, habrá medidas mucho más restrictivas en el consumo de agua en Bogotá.