Comienza 2024 y el presidente Gustavo Petro ya empezó a modificar la planta de personal de las oficinas adscritas a la Presidencia de la República. El jefe de Estado firmó un decreto que amplía el personal de una de las dependencias determinantes para su ‘paz total’: la del alto comisionado para la Paz.
El Ejecutivo expidió un decreto que aumenta de 13 a 149 el número de cargos con los que cuenta ese despacho que está a cargo del alto comisionado, Otty Patiño, quien hasta hace poco había sido el encargado de los diálogos de paz con el ELN.
La decisión quedó consagrada en el Decreto 2294 y la determinación firmada por el jefe de Estado tiene vigencia hasta 2026, es decir, hasta que termine su mandato y plazo que él mismo se trazó para cerrar la paz con varios grupos armados.
El argumento de la Presidencia es que esa Oficina no cuenta con el recurso humano suficiente para cumplir con las tareas que tiene delegadas, como las conversaciones de paz con el ELN, las disidencias del Estado Mayor Central y otros acercamientos con grupos como las disidencias de la Segunda Marquetalia.
Pues bien, el Gobierno señala que necesita más funcionarios y por ese motivo aumentó hasta 11 veces la cantidad de personas que laboran en ese despacho, que es uno de los motores de la ‘paz total’ que prometió desde 2022.
Una de las primeras tareas que tendrá el Alto Comisionado para 2024 será el sexto ciclo de diálogos con el ELN, momento que pone a prueba el compromiso de esa guerrilla de dejar de secuestrar. El presidente Petro ya se mostró abierto a pagarles a los grupos armados para que dejen de delinquir.
Las tareas del Alto Comisionado
Otty Patiño está trabajando a varios bandos para conseguir la prometida ‘paz total’ que planteó Gustavo Petro al llegar a la Casa de Nariño, un asunto para el que solo alcanzó a ejercer su cargo como alto comisionado para la paz durante los primeros días de diciembre de 2023, cuando fue expedido el decreto que confirmó su nombramiento en ese despacho.
Además de los acercamientos con las guerrillas más robustas (el ELN y las dos disidencias), en esa oficina adscrita a la Presidencia también está la misión de acercarse a las bandas delincuenciales y narcotraficantes con los que el presidente Petro quiere hacer la paz: desde grupos como La Oficina que delinquen en Antioquia hasta el Clan del Golfo que se apropió de las rutas del narcotráfico.
Patiño sostiene que “no podemos tener una política de paz distinta para cada actor, debemos tener una sola política para todos los actores”, afirmación que pone de presente las críticas que ha suscitado el trato que ha venido dando el Gobierno a diferentes actores armados.
La piedra en el zapato de esas conversaciones ha sido que todos esos siguen delinquiendo, pese a haberse acercado al Gobierno para plantear un cese de confrontaciones.
Por ejemplo, para el caso del ELN, pasado el quinto ciclo de diálogos que tuvo lugar en diciembre se acordó la suspensión de los secuestros con fines económicos en el marco del cese al fuego bilateral, compromiso que comenzaría a aplicarse a partir de finales de enero de este año.
Sin embargo, el comandante de esa guerrilla y quien no está en la delegación de los elenos en las conversaciones, Antonio García, condicionó el cumplimiento de ese punto a que el Ejecutivo resuelva su solicitud de tener financiación
Ese elemento también entró en lo pactado en México durante diciembre, cuando se acordó “la creación de condiciones económicas y financieras para la materialización del Acuerdo de México”. El próximo ciclo de diálogos tendrá lugar el 22 de enero en Cuba.