El presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego, reaccionó y se pronunció sobre las declaraciones del general y director de la Policía Nacional, Henry Sanabria, que señalan de una posible interferencia de temas religiosos y de creencias en operaciones de la Policía.
Cabe recordar que el general Sanabria es católico practicante y devoto a la Virgen María, y en ese sentido, le dijo a SEMANA que en varias operaciones intervino él, la oración y hasta rituales de exorcismo. A lo que el presidente respondió sobre la libertad de cultos y su práctica.
“La discusión tiene que ver con dos temas diferentes, uno es las creencias religiosas del general que como persona deben ser respetadas. En nuestro país hay libertad de cultos y nosotros hemos dicho que jamás perseguiríamos a alguien por una creencia religiosa”, indicó el mandatario.
Asimismo, Petro dijo que más allá de las creencias que tengan las personas, en este caso un funcionario público, hay que separar la práctica religiosa con el desarrollo de las labores en función.
“Lo otro es la separación que tiene que ver entre las funciones propias de un funcionario y el Estado y sus creencias, que la creencia no termine afectando el desarrollo constitucional de una función pública”.
Al momento de referirse al conocimiento que tiene sobre la práctica y creencia religiosa del alto oficial, el mandatario de los colombianos señaló que este tema no tiene que afectar la normativa.
“Nosotros sabemos de la creencia del general, pero lo que intentamos es que esas creencias no afecten las normas, así de simple. Él ha sido respetuoso, hasta donde sabemos, de no articular a la norma el efecto de una creencia”.
Antes esto, el presidente Petro complementó que este comportamiento religioso, hasta el momento, no ha sido un problema dentro de la institución y sus operaciones, pero destacó que es un tema que van a hablar de manera personal.
“No he recibido quejas hasta el momento, pero lo vamos a dialogar con él de manera personal. Una cosa es la actitud personal ante cualquier creencia, otra cosa es cuando en ejercicio de la función pública una creencia se pone por encima de la norma”, concluyó el presidente.
Henry Sanabria, director de la Policía, reveló cómo es su lucha contra el diablo: exorcismos son el arma de guerra clave contra los criminales
Vicky Dávila (V. D.): General, veo que en su oficina lo acompañan un crucifijo y muchas vírgenes. Algunos lo han criticado por ser tan religioso, pero eso a usted no le importa.
Henry Sanabria (H. S.): No. Firmeza en la fe. Según el artículo 19 de la Constitución, todos somos libres de profesar nuestra fe de manera libre. Incluso, la Corte Constitucional se ha pronunciado fuertemente sobre eso, aduciendo que los servidores públicos también tienen la posibilidad de profesarla de manera pública o privada.
V. D.: Cuando lo atacan por eso, ¿qué pasa?
H. S.: Me encanta.
V. D.: ¿Por qué?
H. S.: Por tres razones: la primera, porque llegan más seguidores; la segunda, porque más personas sienten ganas de leer la Biblia y, tercero, porque me santifica.
V. D.: ¿Lo santifica?
H. S.: Claro.
V. D.: ¿Por qué?
H. S.: En San Mateo 5, en las bienaventuranzas de Nuestro Señor, se dice: “Bienaventurados todos los que están perseguidos por causa de mi nombre, porque cuando sean calumniados y criticados habrá un premio para ellos en el cielo”.
V. D.: Pero hábleme de los exorcismos en la Policía para perseguir a los grandes delincuentes.
H. S.: Una vez, en Medellín, estábamos en la persecución de unos delincuentes. A uno de ellos lo apuñalaron y lo arrojaron del carro. Preferimos ayudarlo que seguirlos persiguiendo. Le tomamos el pulso y ya estaba muerto.
Cuando estábamos esperando la unidad de levantamiento y de inspección del cadáver, el cuerpo empezó a arrastrarse. Eso fue sobrenatural. Un agente, de esos antiguos de Medellín, me dijo: “No, mi teniente, espere y verá”. Entonces empezó a buscarle por todo el cuerpo. Efectivamente tenía enrollado un amuleto, se lo cortó y ahí murió. Ese tema existe desde hace muchos años y data de miles de años atrás. Aquí en la Policía lo hemos hecho, por supuesto, con el acompañamiento del obispado castrense. Gracias a Dios tenemos un obispado castrense, como otros cuerpos de Policía, que nos ayuda en ese trabajo de lucha contra el mal.
V. D.: Entiendo que no ha sido el único general que ha estado de acuerdo con practicar exorcismos en la Policía para las grandes operaciones.
H. S.: Sí, aunque no se metieron tanto como yo. He estado en los exorcismos desde 2007. ¿Qué es el exorcismo? Es un ministerio de la Iglesia que significa básicamente el actuar contra la acción del diablo en su poder extraordinario. Posesión, opresión, lo que entenderíamos como obsesión demoníaca, la infestación demoníaca o la acción directamente contra el cuerpo que afecta a la persona de alguna manera y que es visible y que se llama vejación. Hay personas a las que les aparecen rasguños en la noche y moretones. No duelen. Se lo han soñado y al otro día amanecen con eso.
V. D.: O sea que eso existe.
H. S.: Existe. Si uno va al Vaticano, allá encuentra un museo donde se hace ver no solamente la presencia de las almas del purgatorio, que son las buenas, sino también la acción demoníaca a través de sus entidades malignas. Eso existe y, gracias a la valentía de muchos sacerdotes, hemos logrado contrarrestar ese mal en la Policía. Por ejemplo, la operación contra el Mono Jojoy. Eso fue exorcismo.
V. D.: ¿Cómo fue? Por favor cuénteme…
H. S.: La Policía hizo varias operaciones contra él y no pasaba nada. Un sacerdote dijo: “Mire, es que ustedes no le están pidiendo a Dios. Si ustedes no ponen sus actos en manos de Dios, eso no va a funcionar”. Entonces realizamos las sagradas eucaristías con ese propósito y, desde Bogotá, se hizo el exorcismo. Es decir, cuando el capitán romano les dice a los ancianos: “Díganle a nuestro señor que cure a mi siervo”, Jesús le respondió “vamos”. Y el capitán le contestó: “No, no es necesario que vayas. Con una palabra que tú digas bastará para sanarme”. Ahí se crean los exorcismos a distancia. Entonces Nuestro Señor desde ahí ordena y queda curado.
V. D.: ¿Y así cae el Mono Jojoy?
H. S.: Aquí desde Bogotá se dijo: “Bueno, entonces vamos a hacer una operación”. Los policías que participaron en eso hicieron una oración con ellos. El sacerdote bendijo las armas del Estado con las cuales iba a ser objeto de persecución y funcionó. Claro, porque es la acción de Dios.
V. D.: ¿El director era el general Naranjo?
H. S.: Sí, estaba mi general Naranjo.
V. D.: ¿Él sabía que estaban haciendo un exorcismo para dar de baja al Mono Jojoy?
H. S.: Claro. En unas interceptaciones, que se las mostramos a mi general Naranjo, hablaba una bruja. La bruja decía: “Mire, el de las naranjas y el de los pajaritos no han caído. Los otros ya cayeron, los tienen pintaditos. El otro, el de los barquitos, ya cayó. Pero los otros no han caído”.
¿A quién se refería? A mi general Naranjo. Le mostramos ese audio a él. A la bruja la capturamos porque formaba parte de una estructura de las Farc, con la cual ella también hablaba. Se hacía referencia a eso.
Entonces nos preguntamos: “¿Por qué mi general Naranjo no cayó y el de la Fuerza Aérea tampoco?”. La respuesta fue: “Porque rezan, o alguien reza por ellos”. Efectivamente, la mamá de mi general Naranjo reza el santo rosario todos los días. Lo mismo la mamá de mi general Vargas.
V. D.: ¿El general Vargas también hacía estos exorcismos?
H. S.: Él conoció eso. Precisamente era el general de las operaciones cuando pasó lo del Mono Jojoy. Al principio, por supuesto, todos son incrédulos. Pero ya cuando se les muestra… Por ejemplo, al director de Inteligencia alguien le dijo: “Mire, allá en la Dipol están haciendo unas cosas en el auditorio, para que usted se dé cuenta. Eso como que es malo”. Entonces me mandó a llamar y me dijo: “¿Usted qué es lo que está haciendo en el auditorio?”. Yo le contesté: “No soy yo, mi general. Quien lo está haciendo es el sacerdote”. Me dijo: “¿Pero qué es? ¿Exorcismo?”. Le dije: “Pues algo parecido a los exorcismos, que es la liberación”. Entonces sacó un libro y me dijo: “Mire, esto se lo traje de Roma”. Me lo entregó y decía Exorcismos. Yo lo ojeé y me dijo: “Me lo leí de Roma hacia acá, sé lo que están haciendo. Síganlo haciendo”. Le devolví el libro porque el diablo existe y nuestro señor lo ataca, por supuesto.
V. D.: ¿En qué otro operativo grande se han usado los exorcismos?
H. S.: En todos los casos contra el estado mayor de las Farc. Todo fue con exorcismo.
V. D.: ¿Contra Raúl Reyes?
H. S.: Por supuesto.
V. D.: ¿Cómo fue?
H. S.: Como estaba al otro lado, en Ecuador, y se movía hacia la frontera con Colombia, teníamos que tener el punto exacto. El sacerdote tomó la foto de Raúl Reyes e hizo una oración y rompió su acción maligna, y eso lo hizo visible. Ellos se protegen con este tipo de entidades malignas. Lo que no funcionaba empezó a funcionar y apareció la X (la ubicación exacta) donde estaba Reyes en ese momento.
V. D.: ¿Y qué pasó con Alfonso Cano?
H. S.: También funcionó el exorcismo.
V. D.: ¿Todos estos grandes cabecillas de las Farc utilizaban la brujería para protegerse?
H. S.: Sí, claro. Todos los delincuentes. Todos la usan.
V. D.: ¿Lo que hacen con los exorcismos es acabar con la protección maligna que tienen los criminales?
H. S.: Romper con eso, sí. En un caso de las Autodefensas Gaitanistas, se abatió a un blanco de ellos. Le disparaban y no caía. Entonces acordaron rezar el padrenuestro mientras disparaban.
V. D.: ¿Rezar el padrenuestro y disparar al mismo tiempo?
H. S.: Sí, claro. Antes de salir a esas operaciones se bendicen las armas y se les dice: “Disparen, pero recen”. En este caso, el intendente disparó rezando y lo abatió.
V. D.: ¿Usted por qué no fue sacerdote y terminó como general de la Policía?
H. S.: Por culpa de mi esposa. Cuando la vi me enamoré.
V. D.: Y ahí perdió el año.
H. S.: Sí, ahí estamos por gracia de Dios.
V. D.: ¿Cuánto lleva casado?
H. S.: Vamos para 30 años.
V. D.: ¿Hubiera podido ser sacerdote o no?
H. S.: No tenía vocación. Estuve aquí en el Centro Don Bosco, un colegio hermoso donde nos enseñaron muchos valores y virtudes. Muy buenos ciudadanos. De hecho, decían: “Sanabria va a ser el sacerdote del 11B y fulano de tal del 11A”. Pero no.
V. D.: Usted no fue sacerdote por el ‘gustico’, como dice Uribe.
H. S.: Sí, como dice la primera carta de San Pablo a los Corintios, capítulo 7: “Si les gusta, cásense”.
V. D.: Y le tocó casarse porque le gustaba mucho.
H. S.: Sí, las piernas de mi señora eran muy bonitas y dije: “Ella va a ser mi esposa”.
V. D.: Pero no me contó lo de Alfonso Cano.
H. S.: Era un objetivo del Ejército. No nos reunimos con ellos, pero sí desde Bogotá se hizo todo el trabajo de oración. Es una lucha entre el bien y el mal, como dice Juan Pablo de los Efesios, capítulo del 6 al 10 en adelante: “Es una lucha espiritual, no es una lucha contra carne y hueso. Es una lucha espiritual”. Hay mucha gente que no cree en esto.
V. D.: ¿Y qué les dice a los que no creen?
H. S.: Los invito a que vayan solos a un cementerio a las tres de la mañana, en medio de la oscuridad.
V. D.: Usted me hace dar nervios…
H. S.: Se lo juro, doctora Vicky, que ellos no van a ir. O sea, no tienen esa valentía de ir porque el alma sabe qué va a enfrentar a las tres de la mañana en un cementerio.
V. D.: ¿Qué enfrenta?
H. S.: Una presencia de almas muy fuerte.
V. D.: ¿Pero buenas o malas?
H. S.: De todo. En los medios han salido muchos casos en los que niños y niñas de colegios han quedado en situaciones terribles por ponerse a jugar con cosas.
V. D.: Lo que llaman la ouija.
H. S.: Claro, la ouija. Esa ouija y eso otro que está saliendo que es hablar directamente a través de una tabla, eso también es muy peligroso.
V. D.: No se puede hacer.
H. S.: Sí se puede, pero si lo hacen es terrible. Ahí liberan una acción maligna muy fuerte. En la escuela nos pasó. Mis compañeras jugaron con eso. Lastimosamente, muchas fueron atacadas en sus hogares.