El presidente de la República, Gustavo Petro, lanzó agudas pullas en contra del Gobierno del exmandatario Iván Duque, revelando datos sobre los colombianos que salieron del país y no volvieron, comparado con lo que lleva de su administración del Pacto Histórico.
A través de su cuenta de Twitter, el mandatario colombiano sacó cuentas y realizó un ejercicio dividiendo en dos semestres el análisis, señalando que en el semestre de despedida del Gobierno Duque salieron más de 380.000 personas del país sin volver al terrario nacional.
Mientas que aseguró que en el semestre, ya al mando de la Casa de Nariño, en su presidencia, Petro dio a conocer que han salido de Colombia más de 112.000 ciudadanos que no han vuelto al país.
“Para deconstruir relatos periodísticos hice la operación de salidas de colombianos al extranjero sin volver el año pasado. Dividí en dos semestres y esto dio: semestre con Duque: 385.304 colombianos salieron sin volver. semestre con Petro: 112.835 colombianos salieron sin volver”, trinó Petro.
Y en otro mensaje aseguró: “¿Por qué el o la periodista no hicieron esta sencilla operación aritmética para no generar una desinformación política? ¿Querían dejar en el imaginario que la gente se estaba yendo por el cambio político?”.
Atentos: los colombianos se están yendo del país. En 2022 se fueron 547.000 ciudadanos, ¿qué está pasando?
Ni siquiera el histórico crecimiento de la economía el año pasado de 7,5 % –uno de los más altos de la región y uno de los mejores en la historia reciente en Colombia– logró evitar el éxodo de nacionales hacia otros países y, por el contrario, alcanzó cifras nunca antes vistas.
Según un informe del diario español El País, citando un reporte del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) que analiza datos reportados por Migración Colombia, el año pasado el flujo de colombianos emigrantes alcanzó los 547.000, un nivel inédito, rompiendo los registros históricos.
La migración de colombianos al exterior en 2022 es la más alta desde que se llevan registros y muy superior a la que se presentó en 1999, 2000 y 2001, durante una aguda crisis tanto económica como de seguridad en el cuatrienio de Andrés Pastrana, cita el informe. En ese momento, años 2000 y 2001, 282.000 colombianos emigraron, en un fenómeno asociado entonces a una profunda recesión y a la frustración que dejó el no concretar la negociación de paz con la guerrilla de las Farc.
“Lo paradójico es que en Colombia no hay una crisis de seguridad, o una crisis económica, como la que hubo en el 99, 2000 y 2001″, señala señaló Jorge Restrepo, director del Cerac y profesor de economía de la Universidad Javeriana de Bogotá a El País. La gran pregunta –sin respuesta de momento– es si esta migración tiene vocación de permanencia como la tuvo la de aquellos años.
A pesar del dinámico crecimiento de la economía el año anterior, para 2023 se espera una profunda desaceleración, que ya se empezó a ver desde finales del año pasado y que se mantuvo en el inicio de este año. Para el Cerac, la persistencia de la tendencia de la salida de colombianos en enero de 2023, cuando el número de emigrantes creció 2,3 veces con respecto al mismo mes del año anterior, indica que podría aumentar.
¿Por qué se van?
“Explicar los flujos migratorios es muy difícil en Ciencias Sociales”, dijo Restrepo. “Yo diría que, con certidumbre, la única variable que uno puede decir que influye en eso es la devaluación del peso, porque eso hace muy rentable ganar en el exterior frente a lo que puede ganar una persona con las mismas habilidades en Colombia”.
A pesar de que ese escenario vuelve más costosos los viajes, el atractivo de enviar remesas a los familiares que se queden en el país es mayor cuando la tasa de cambio, en su momento llegó a estar cerca a niveles récord de 5.000 pesos por dólar.
“Los demás factores son un poco especulativos”, advierte Restrepo, aunque destaca un factor fundamental: el descontento social que se hizo evidente en las protestas de los últimos años, particularmente entre los jóvenes, que son los que más emigran.
De hecho, ese precisamente es el mayor factor de alarma: que la proporción más alta de esta población migrante colombiana es joven. El 35 % está entre los 18 y 29 años de edad, el 23 % entre 30 y 40 años, y el 19 % es menor de edad. “El sustancial aumento de la emigración de colombianos jóvenes supone una enorme pérdida de capital humano y potencial productivo para el país. Si bien en términos demográficos la migración reciente de nacionales venezolanos y venezolanos con doble nacionalidad compensa en gran medida este efecto, la diferencia entre el nivel de educación, experiencia y capital entre una y otra población migrante apunta a que hay una gran pérdida neta, en el corto plazo, para Colombia”, concluye el análisis del Cerac.
Esto, sumado a la incertidumbre en el país en torno a las reformas que ha propuesto el gobierno del presidente Gustavo Petro –como la de la salud, la pensional y la laboral– y a las controversias que han generado.
Para dimensionar lo que representa la salida de colombianos del país, el Cerac explica que ese más de medio millón de colombianos que busca oportunidades afuera, fue 2,7 veces el promedio de nacionales que emigraron cada año desde 2012, que se ubica levemente por debajo de 200.000 colombianos por año. También implica que uno de cada 100 colombianos se fue del país en un año.
Esta ola migratoria, señala el Cerac en el informe del medio español, “inició en marzo de 2021 y coincidió entonces con una mayor disponibilidad de vacunas contra el covid-19 y menores niveles de contagio de la enfermedad en la población”. Desde entonces ha crecido casi todos los meses, hasta acelerarse de manera notoria en 2022. La emigración entre 2021 y 2022 prácticamente se duplica, con un incremento del 95 %.
“Colombia –se lamenta Restrepo– es un país que no les ofrece a los jóvenes las oportunidades que necesitan hoy en día”. Las explicaciones también se enfocan en la falta de movilidad social que afecta, no solo a Colombia, sino en general, a toda América Latina. El fenómeno podría repetirse en otros países de la región.