Desde que llegó a la Casa de Nariño, el presidente de la República, Gustavo Petro, ha lanzado fuertes pullas en contra de la económica de los hidrocarburos, señalando la necesidad de acelerar en Colombia la transición enfocada a las energías limpias.
En esta ocasión, en su intervención en el evento de la Jurisdicción Constitucional, que se desarrolló en Girardot, el mandatario colombiano radicalizó su postura y nuevamente arremetió contra el petróleo y el carbón.
El jefe de Estado le pidió de manera directa a su gobierno que deje el “balbuceo” sobre la discusión contra las economías relacionadas con hidrocarburos y hablar con más contundencia sobre el tema, advirtiendo que ese tipo de producción pone en riesgo la vida.
“¿Por qué no se va a dar un acuerdo con el Gobierno? A mí me da la impresión que mi gobierno existe es porque es un balbuceo en relación con asumir esta discusión de frente, asumirla, entonces vamos a vivir del carbón y el petróleo cuando sabemos que la humanidad está en peligro, vamos a vivir en un mundo aislado en el contexto mundial que nos dice que Colombia no puede seguir en ese escenario”, sostuvo Petro.
Y agregó: “Vamos a seguir en un mundo aislado entre nuestras cordilleras sin ver que nuestra propia vida depende de la Antártida y que la Antártida está en peligro por las chimeneas que se disparan al horizonte en Estados Unidos, en la Unión Europea y en China, no nos vamos a volver parroquianos, vamos a aportar en los cambios que el mundo necesita urgente y vitalmente, cambio”.
“Hoy la palabra cambio es sinónimo de vida, nosotros podemos adaptarnos a las circunstancias hasta que las circunstancias simplemente nos acaben, porque van creciendo, podemos demorar un poco los efectos, a eso se le llama la adaptación, la adaptación de las circunstancias, el eje central de la adaptación es ordenarnos alrededor del agua y uno fundamental que es liberarle los espacios al agua”, añadió.
Sin embargo, la exploración de hidrocarburos, que ha sido motivo de fuertes polémicas en el país, también fue analizada en un estudio que salió de una alianza entre Planeación Nacional, Agencia Francesa de Desarrollo y la Cepal. La simulación hecha por los investigadores busca establecer la manera en la que habrá que actuar para enfrentar el alto impacto que provocará la transición energética, a través de la cual se busca reemplazar lo que ponen los hidrocarburos y el carbón en la economía.
La conclusión es contundente. El efecto en los departamentos petroleros, en el escenario planteado por los expertos, sería de una disminución en la producción de crudo del 12,1 %. De inmediato, vendría efectos en lo social y económico. La pérdida de empleos sería de 117.000 puestos de trabajo.
En el caso del carbón, el impacto sería de una reducción del 11,8 % en la producción y una eliminación de 145.000 empleos.
De igual manera, en el modelo elaborado se proyecta que la tasa de desempleo se mantendría en dos dígitos.
Y no es todo. La simulación establece que el crecimiento de la economía se contraería. “Si se redujera a la mitad la producción de petróleo y carbón en el país y en el que se estima que puede retroceder en un 3,5 % si no se hace de manera gradual. En cuanto a la pobreza, el efecto que encuentra el estudio es que la pobreza moderada podría llegar a aumentar 3,26 % y la pobreza extrema 1,40 % puntos porcentuales para el primer año del análisis de este modelo”, es decir, 4,66 % entre las dos.
El por qué del estudio
Las simulaciones fueron hechas en el contexto de las obligaciones que tiene Colombia con las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, las cuales “permitirán tomar decisiones para que se haga una transición energética de mediano y largo plazo”, dijo el director encargado del DNP, José Alejandro Herrera.
Los voceros de las entidades investigadoras expresaron que el estudio se inserta en el debate necesario que debe tener Colombia, para enfrentar el desafío de dejar atrás la dependencia de los hidrocarburos y minerales que tienen directa relación con el cambio climático.
Así las cosas, el estudio concluye que se requiere abordar de manera conjunta los temas económicos, ambientales y sociales que tiene una transición energética. El fin último es ejercer el control para que, por abordar un tema, no se cause impacto en otras metas, como las de reducción de la pobreza y generación de empleo.
¿Cuál es la salida?
El estudio de Cepal, DNP y Agencia Francesa de Desarrollo sugiere también alternativas para mitigar el impacto que se genere en el momento en el que Colombia llegue a reducir la mitad de la producción de petróleo y carbón, lo que, en todo caso, tendría que ser gradual.
Como los sectores llamados a reemplazar el petróleo serían la agricultura, el turismo y la industria, justamente, lo que están entre los que más generan empleo, las alternativas pasan por aplicar incentivos que lleven a una mayor producción de esas ramas de la economía.
“De los 117.000 empleos que se dejarían de tener en el sector petrolero, pueden generarse hasta 93.000 puestos de trabajo que compensaría y brindarían nuevas oportunidades a los trabajadores”, dice el estudio.