Este 27 de octubre se cumplieron exactamente los 100 primeros días del Congreso que se posesionó el pasado 20 de julio. Se trata de una rama legislativa particular, especialmente por las nuevas figuras que llegaron al Capitolio Nacional y las discusiones que se han dado en el recinto de la democracia.
Por primera vez en muchos años, la izquierda tiene las mayorías y eso les ha permitido sacar varias de las reformas que antes no prosperaban adelante. Por ejemplo, se ratificó el Acuerdo de Escazú, siguen avanzando a pasos agigantados los proyectos que regularían el cannabis de uso adulto, entre otros de importancia para el Pacto Histórico que antes no lograban prosperar.
Esto ha sido hasta ahora lo bueno, lo malo y lo feo de este Congreso.
Lo bueno
Hay algunos puntos rescatables de lo que hasta el momento se ha podido evidenciar. Uno de los hechos a resaltar es que evidentemente el parlamento colombiano ha trabajado más horas de lo que generalmente se citaba.
A pesar de que es conocido que el primer año es el más importante, el presidente del Senado, Roy Barreras, particularmente, ha procurado ponerle el acelerador a las discusiones y sacar adelante los proyectos que son de importancia para la bancada y para el Gobierno.
Aunque es bueno que el Congreso trabaje más, algunos han cuestionado la actitud de Barreras, especialmente con sectores de la oposición que sienten que no se les han dado plenas garantías.
Otro hecho a destacar es que en determinados momentos las bancadas han logrado unirse en torno a un propósito, sin importar su color político. Por ejemplo, el Pacto Histórico y el Centro Democrático se juntaron para sacar adelante la reducción del salario de los congresistas.
Como no todo puede ser color de rosa, esta semana, desde la derecha denunciaron algunas ‘jugaditas’ por parte de sectores alternativos. Dicen que se radicó una proposición que tumbaría el proyecto en una eventual revisión constitucional. En un momento parecía que esta vez los congresistas sí se bajarían el salario, sin embargo, la discusión volvió a complicarse.
Otro punto destacable de este Congreso es que se ha logrado la concertación entre las distintas bancadas y se ha frenado la aplanadora con la que se pensaba el Gobierno iba a sacar adelante todos los proyectos.
Esto se ha evidenciado especialmente en la reforma tributaria, en la que el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, tuvo que escuchar a las diferentes bancadas y las apreciaciones que tienen del proyecto, ya que por un momento se vieron comprometidos esos apoyos. El ministro ha recibido a diario a los ponentes para discutir el proyecto a puerta cerrada y en los últimos días se han anunciado varios cambios fundamentales.
Asimismo, es de resaltar el control que han hecho algunos congresistas a varios de sus compañeros como antes no sucedía. Por ejemplo, el senador Jota Pe Hernández ha expuesto en varias ocasiones a sus colegas por comentarios que le han hecho en privado u otras situaciones con las que no está de acuerdo. Esto le ha costado distanciamientos con algunas bancadas, principalmente del Pacto Histórico, a quienes ha dejado en evidencia.
El control político al Gobierno arrancará dentro de poco y eso en una democracia siempre será rescatable. La ministra de Minas y Energía Irene Vélez será la primera en tener una moción de censura en el gobierno de Gustavo Petro.
Lo malo
Uno de los hechos más cuestionables de este Congreso ha sido la forma en la que se formó la coalición de gobierno, en la que entraron partidos que son ideológicamente distintos a Gustavo Petro, como el Partido Conservador y hasta el Partido de la U o el Partido Liberal, que en medio de la campaña decidieron respaldar a otros candidatos alejados de la izquierda que representa el actual mandatario.
Eso ha llevado a que gran parte de los proyectos del Gobierno pasen con una amplia votación. El Gobierno hoy conserva las mayorías y en una democracia siempre es necesaria una oposición desde el Congreso para que haga control al Ejecutivo. Esa opción ha quedado en las bancadas del Centro Democrático, los cristianos y Cambio Radical.
Otro de los hechos que no han gustado en la opinión pública de este Congreso es la falta de experiencia que se ha evidenciado por parte de algunos congresistas, especialmente quienes vienen de otros campos o disciplinas. A pesar de que esos hechos se presentaron en los primeros meses, quedó en la retina de los colombianos que algunos de sus actuales parlamentarios no cuentan con los mayores conocimientos para tener una curul en el Congreso.
Lo feo
Desde la oposición han hecho varios reclamos de que en ocasiones no se les han dado garantías para dar los debates. En los últimos días, desde Cambio Radical y el Pacto Histórico le refutaron al presidente del Senado, Roy Barreras, que les cortó sus intervenciones.
En un primer momento, el senador David Luna, de Cambio Radical, le reclamó a Barreras y anunció que en señal de protesta la bancada se retiraba de la plenaria. “Yo le pido respeto, usted no es el rey de este Congreso. Acá necesitamos que se cumpla el reglamento y que podamos hablar cuando lo requiramos”, le reclamó Luna al presidente del Senado.
A los pocos minutos, el senador Miguel Uribe controvertía a la senadora Angélica Lozano de la Alianza Verde, cuando sucedió un hecho similar. El congresista del Centro Democrático también le reclamó a Barreras. “Es evidente que el presidente del Congreso corta mi intervención cuando estoy invitando a marchar el 29 de octubre”, aseguró Uribe.
Tampoco fue bien visto por la opinión pública los ‘codazos’ que se dieron en la repartija de la presidencia de las comisiones los integrantes del Pacto Histórico. Sucedió en dos ocasiones en las que no se respetaron los acuerdos internos de las bancadas y eso desencadenó disgustos entre los congresistas de izquierda.
Un hecho sucedió en la Comisión Cuarta del Senado en la que Paulino Riascos le ganó la presidencia a Wilson Arias. Lo mismo pasó en la Comisión Séptima de la Cámara en la que Agmeth Escaf le ganó el puesto a María Fernanda Carrascal. Ambos congresistas que no lograron presidir esas corporaciones señalaron a sus compañeros de ‘manguitos’, refiriéndose al exsenador Jonatan Tamayo ‘Manguito’ quien se le ‘volteó’ al Pacto Histórico hace cuatro años para respaldar al uribismo.
Tampoco salieron bien parados los congresistas del Pacto con el audio que se filtró, revelado por SEMANA, en el que quedó en evidencia la inconformidad interna que hay en esa alianza y algunos reclamos al Gobierno.
Más allá de esos hechos, en estos primeros 100 días del Congreso han quedado varias anécdotas. Por ejemplo, el senador Rodolfo Hernández, quien quedó segundo en las elecciones presidenciales renunció a su curul, pero, además, se conoció un escándalo en su partido la Liga de Gobernantes Anticorrupción por divisiones con su exfórmula, la representante Marelen Castillo, en las que al parecer le reclamó un dinero de la campaña.
Asimismo, el presidente del Senado decidió volver el Congreso un espacio pet-friendly y el senador Alirio Barrera llevó a Pasaporte, su caballo de paso fino, a las instalaciones del Capitolio Nacional. De otro lado, el representante Daniel Carvalho confesó que fuma marihuana desde hace 25 años y, luego, aseguró que varios colegas le dijeron que también lo hacían.
Sin dudas, ha sido un Congreso particular. Todo apunta a que el Gobierno logrará sacar adelante sus reformas en este semestre o en el primer año legislativo. Ya fue aprobado el proyecto de paz total, solo falta la conciliación de ambas corporaciones y en la Cámara de Representantes se logró incluir el servicio social para la paz. Además, se abrió la posibilidad a negociar con reincidentes como Iván Márquez y la Segunda Marquetalia.
También avanzan otras iniciativas como la jurisdicción agraria, la reforma política, entre otros fundamentales para el Gobierno. El próximo año se debatirá la reforma a la salud, pensional, laboral y educativa, entre otras.
Quedan varias semanas antes de que se acabe el año y el Gobierno y las bancadas oficialistas buscan sacar adelante todos los proyectos necesarios para salir al receso legislativo de fin de año con la satisfacción del deber cumplido y las bases para su programa. Cuentan con la ventaja de que conservan las mayorías, aunque ya se evidenció que no serían tan sólidas como parecen.