El arranque del gobierno de Gustavo Petro empezó a demostrar que en la política una cosa es lo que se dice en campaña y otra muy diferente el arte de gobernar.
A pesar de que fue elegido con un programa transformador, bajo el lema del cambio, Petro ha tenido que empezar a echar para atrás en algunos de los puntos que eran centrales de su propuesta de gobierno.
Uno de los reversazos más criticados ha sido el de la eliminación del Esmad. Si bien el petrismo en campaña había puesto como punto de honor acabar con este escuadrón, el nuevo director de la Policía nombrado por Petro, el general Henry Sanabria, confirmó en SEMANA que esta fuerza antidisturbios tendrá reformas, pero no se acabará.
Entre los cambios se encuentra una modificación al color del uniforme, el cual ya no sería negro como en la actualidad, sino blanco. Además, algunas de las tanquetas se convertirían en vehículos ambulancia para sacar a civiles y policías heridos de las manifestaciones.
A pesar de las reformas prometidas, este anuncio no ha caído bien en el petrismo duro, desde donde le recuerdan al presidente que la promesa de campaña fue la eliminación del Esmad.
Uno de los críticos ha sido el senador Gustavo Bolívar, quien aseguró que no eliminar este escuadrón “es un insulto y una traición a nuestra juventud”, trayendo a colación los hechos que tuvieron lugar durante las manifestaciones y el paro nacional.
Otra de las promesas que, por ahora, no se podrá cumplir, es la de la eliminación del 4 x 1.000. Si bien esto fue prometido por el Pacto Histórico, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, dejó claro que seguirá.
“El 4 x 1.000 continúa, punto. No hay forma de reemplazarlo. Vamos cinco o seis gobiernos, y [en] ninguno hemos tenido una alternativa interesante de cómo reemplazarlo”, sentenció Ocampo.
Aunque no fue una promesa concreta de Petro, el presidente sí se sumó a lo planteado por el Pacto Histórico de bajar el salario de los congresistas, un planteamiento que se encuentra bastante enredado y en medio de una aguda discusión jurídica sobre si se puede aplicar de manera inmediata o habrá que esperar hasta 2026.
También ha resultado muy sonado lo sucedido con la propuesta de eliminar las EPS. Este fue uno de los planteamientos centrales de la campaña de Petro y una reforma en este sentido parecía inminente. Pero el tema, al menos por ahora, se aplazó.
“La apuesta de reforma al sistema de seguridad social, a la salud, no se va a presentar en este semestre, sino que será en 2023 (...) No existe un planteamiento sobre qué va a pasar con las EPS”, le dijo a SEMANA el representante electo a la Cámara del Pacto Histórico Heráclito Landínez, quien asistió al retiro espiritual que hizo esta semana la bancada petrista para definir las prioridades de la agenda.
Situación similar ocurrirá con la reforma pensional, que fue uno de los temas que más generó polémica en la campaña, pero que, según el ministro de Hacienda, “no es una prioridad en el corto plazo”.
Si bien el presidente Petro ha sido radical en que se buscará la transición energética, y su gobierno va encaminado a ello, el anuncio de cortar de tajo la exploración petrolera, por ahora tendrá que esperar.
Expertos han advertido de la inconveniencia de tomar una decisión de este calado en este momento, cuando el país enfrenta un gran hueco fiscal y se necesita de la entrada de inversión extranjera para apaciguar la disparada del dólar.
Y el propio ministro de Hacienda dejó claro que se debe iniciar el proceso de transición, pero que este va a demorar.
“Diez años, incluso, me parecen insuficientes. Hay una necesidad de encontrar más gas, Colombia es muy deficitario en gas y sus reservas alcanzan para muy pocos años. Pero en el caso del petróleo necesitamos seguir siendo exportadores por un tiempo, mientras diversificamos la estructura exportadora, que es un objetivo básico del próximo gobierno. Diversificar el 40 % de las exportaciones colombianas no es un tema de corto plazo”, señaló Ocampo en SEMANA.
De esta manera, ha quedado claro que, tal como había ocurrido con otros mandatarios, una vez se llega al poder, el presidente se encuentra con un golpe de realidad que lo obliga a empezar a echarse para atrás en muchos de sus planteamientos. En este aspecto no hubo mucho cambio.