A pesar de que aún falta un largo recorrido para que la producción, el consumo y la comercialización de marihuana sea completamente legal en Colombia, los congresistas ya están pensando en los impuestos que le pondrán al uso de esta sustancia.
Actualmente, en Colombia la industria del cannabis está permitida con fines medicinales, lo que ha atraído una inversión extranjera que alcanza un valor cercano a los 292 millones de dólares. Canadá es el principal país inversionista.
Pero el potencial económico de la planta, en caso de que se transite hacia la legalización, podría ser mayor. A partir del cannabis, además del famoso cachito, se elaboran esencias medicinales, prendas de vestir, artículos para el hogar y hasta materiales de construcción.
Según un estudio de Fedesarrollo, la marihuana podría generar más empleos y crecimiento para el agro colombiano que el banano y las flores.
Se espera que para 2025 esta industria produzca más de 50.000 millones de dólares en el mundo. También puede ser una fuente de recaudo fiscal.
Dejusticia estima un recaudo potencial de 1,4 billones de pesos al año. Si se logra aprobar la iniciativa en su totalidad, Colombia se convertiría en el tercer país de América Latina, detrás de México y Uruguay, en legalizar el consumo en adultos.
Con esto en mente, el representante del Pacto Histórico Alejandro Ocampo llegó al Congreso un proyecto de ley en el que establece el esquema de impuestos que tendría este producto.
La iniciativa establece los tributos a partir del contenido de la cantidad de tetrahidrocannabinol (THC), componente psicoactivo del cannabis.
De esta manera, quienes se dediquen al cultivo y la transformación de derivados del cannabis aportarán el 5 % de sus ingresos por venta al distribuidor.
Por la flor de cannabis o derivados con un nivel de THC entre el 1 % y el 10 % estaría gravado al 5 % del precio de compra. La flor de cannabis o derivados con un nivel de THC entre 10 % y 15 % estaría gravado al 7 % del precio de compra. Cannabis o derivados con un nivel de THC arriba del 15 % estarían gravados al 9 % del precio de compra.
Cabe aclarar que estos tributos son adicionales a los que ya están establecidos en Colombia, como es el caso del IVA.
El proyecto establece que el 50 % de los impuestos recibidos por el consumo y la comercialización de cannabis debería ser usado para la rehabilitación de habitantes de calle con consumo problemático.
También se establece cuáles serán los lugares destinados para la venta de cannabis, así como los horarios y lugares de consumo, “con el fin de que los consumidores no tengan que seguir yendo a ‘ollas’ a buscar el producto”.
Igualmente, se “prohíbe expresamente vender, entregar, regalar o donar cannabis a menores de 18 años”.
“Buscamos que exista un producto seguro. Resulta que mucha de la marihuana que la gente se fuma está revuelta con distintas sustancias, metales pesados, glifosato, miaos de perro, caca de gato. Donde un usuario se fume esto le puede generar un daño terrible”, explicó el representante Ocampo, famoso por usar en el Congreso trajes hechos con cannabis.
Potencias mundiales como Estados Unidos también están dando señales de ese nuevo enfoque. Hace dos semanas, el presidente de ese país, Joe Biden, anunció el perdón de condenas federales por posesión de marihuana, una medida que medios internacionales y analistas consideran que allana el camino hacia la despenalización total del uso del cannabis en ese país.
Actualmente, 23 estados legalizaron la venta de la planta y sus derivados de forma total o parcial, y casi siempre con fines médicos. Hay casos como el de Denver, Colorado, donde ya hay más comercios de marihuana que Starbucks.