Si bien se han hecho varios intentos por reducir el salario de los congresistas, este semestre había esperanza entre los ciudadanos, con la llegada de un Congreso renovado, con alta representación de los llamados sectores alternativos. Sin embargo, esta vez, por lo visto hasta ahora, tampoco será la vencida.
A pesar de que en un principio se habían radicado tres proyectos con el propósito de reducir el salario de los congresistas, la única iniciativa con este propósito que aún sobrevive en el Congreso es la presentada por el Centro Democrático, con la que se busca inicialmente poner un impuesto del 20 % al salario de los congresistas hasta 2026 y a partir de ese año bajar la remuneración a máximo 25 salarios mínimos.
La reforma ya superó sus dos primeros debates y debe superar otros dos para continuar con vida en el Legislativo.
Sin embargo, el proyecto agoniza en el Congreso en medio de la falta de tiempos para su discusión y las dudas jurídicas.
Por tratarse de una reforma constitucional, este proyecto debe superar debates más antes del 16 de diciembre para poder continuar su trámite. Pero el panorama resulta muy complicado. La Comisión Primera de la Cámara, que es donde se debe surtir el tercer debate, tiene un trancón de proyectos a los que debe darles prioridad, como la reforma al código electoral y la creación del Ministerio de la Igualdad.
La situación para la reducción del salario de los parlamentarios resulta tan crítica que si no avanza en su tercer debate la próxima semana, la reforma quedará hundida.
Adicionalmente, se ha generado toda una discusión jurídica por cuenta de una modificación en el segundo debate en el Senado, que fue considerada como una ‘jugadita’ para evitar que los parlamentarios se bajen el sueldo.
La modificación, propuesta por la senadora de Angélica Lozano, señala que ya no habrá que esperar hasta 2026 para que la remuneración de los congresistas baje a 25 salarios mínimos, sino que esto se aplique de manera inmediata, es decir, desde julio de 2023 que es cuando se tiene previsto que este proyecto culmine su trámite.
Este cambio, que finalmente fue aprobado, si bien resulta llamativo para la galería, podría resultar problemático, pues abre la puerta a que pueda caerse en la revisión que debe hacer la Corte Constitucional por afectar los derechos adquiridos de los actuales congresistas.
Es decir, cualquier parlamentario que se sienta perjudicado podría ir al alto tribunal a demandar la norma y la Corte le podría dar la razón, debido a que cuando se hizo elegir su salario era superior, por lo que le estarían cambiando las reglas de juego en medio del partido.
Adicionalmente, con la aplicación inmediata, se abre la puerta también para que los congresistas en los próximos debates se declaren impedidos para no incurrir en conflicto de interés.
En pocas palabras, la única reforma con oportunidades de sobrevivir se encuentra agonizando por tiempos y en medio de un problema jurídico que podría provocar que, en caso de culminar todo su trámite, se caiga en la Corte Constitucional.