“Si les hablo con franqueza no son buenos tiempos (…) Me siento un poco mejor, pero aún no hay dictamen de lo que padezco”, dijo la senadora electa Piedad Córdoba este martes en sus redes sociales. Ese texto, del cual no hay certeza que lo haya escrito ella, describe la situación médica por la que está atravesando.

La más reciente información se recibió desde Medellín, cuando la clínica El Rosario informó que Piedad Córdoba estaba recibiendo atención médica en una UCI y la familia confirmó que tuvo que ser ingresada por problemas arteriales.

No ha sido mucha la información que se ha obtenido sobre el estado de salud de la senadora electa del Pacto Histórico, su trino podría ser muestra de una mejoría, pero allí se reconoce que no hay un diagnóstico claro. La directora científica de la Clínica El Rosario, Adriana Posada Restrepo, confirmó que a la congresista electa le aplicaron un medicamento para controlar su presión arterial que, hasta el domingo pasado, era alta y afectaba su salud.

Toda esta situación ha generado dudas sobre qué pasará con su curul porque este miércoles, 20 de julio, se posesionará el Congreso de la República, que fue elegido el pasado 13 de marzo por los colombianos.

El secretario del Senado, Gregorio Eljach, explicó que si Piedad Córdoba no se posesiona este miércoles tendrá ocho días calendario para hacerlo ante el presidente del Congreso. Si en ese término de tiempo no hay una comunicación por parte de ella, la Secretaría General elaborará un informe para enviarlo al Consejo de Estado y que se inicie un proceso de pérdida de investidura.

Córdoba podrá notificar al Senado de su situación médica, pero deberá documentar el caso con historia clínica y una incapacidad para demostrarlo. La ley 5 de 1992, reglamento del Congreso, indica que “. La incapacidad física debidamente comprobada” será una excusa aceptable.

En ese orden de ideas, si Córdoba soporta su situación médica como lo ordena el reglamento del Congreso, no tendría problema para posesionarse más adelante. Lo que sí está descartado es que se pueda posesionar ante un notario en Medellín, como se ha rumorado en las últimas horas.

Dado el caso que Córdoba no pudiera tomar posesión de su curul, el artículo 278 de la ley 5 de 1992 indica que “la falta absoluta de un congresista con excepción de la declaración de nulidad de la elección, a lo cual se atenderá la decisión judicial, autoriza al presidente de la respectiva Cámara para llamar al siguiente candidato no elegido en la misma lista del ausente, según el orden de inscripción, y ocupar su lugar. En este evento, el reemplazo deberá acreditar ante la Comisión de Acreditación Documental su condición de nuevo Congresista, según certificación que al efecto expida la competente autoridad de la organización nacional electoral”.

Así las cosas, esta semana será clave para conocer qué pasará con la curul de la integrante del Pacto Histórico y cómo evoluciona su estado de salud.

Córdoba tuvo covid-19 hace tres semanas, como lo reportó la congresista cuando fue atendida en la Clínica Marly de Bogotá. Aunque fue asintomático, parece que le está pasando factura. Al menos, le generó un bajonazo en sus defensas que le alteró otros temas de salud.

La antioqueña, que permanece acompañada de Natalia, su hija, y quien hace las veces de su jefe de prensa, está recibiendo terapia con antibióticos que le han generado una mejoría en su salud. Al menos, hasta la mañana de este martes no requería apoyo de oxígeno.

Desde la semana anterior, cuando la controvertida dirigente asistió al cónclave del Pacto Histórico en Medellín, se le notó cansada. Quienes presenciaron las sesiones en las que participó la senadora, le contaron a SEMANA que no era la congresista que el país conoce: la mujer que habla duro y sin titubeos. Al contrario, se le observó débil y con una voz que no parecía la suya.