En su campaña a la Presidencia de la República, Gustavo Petro moderó el tono que por muchos años lo caracterizó como político, activista y guerrillero. Siempre fue encasillado como un líder de izquierda, pero llevó a los partidos tradicionales y a una parte del centro a su causa, con el fin de que lograran matizar sus luchas del pasado.

De ahí fue siendo acogido por sectores progresistas moderados, viéndolo como una opción socialdemócrata para Colombia. Esa ideología política, social y económica, tan funcional en los países nórdicos, que hace que brinde bienestar a toda la población a través de salud, educación y oportunidades laborales.

Incluso, en varias declaraciones oficiales de la campaña, el presidente prometía “empoderar” a la justicia, combatir a los grupos insurgentes del país y no darle ningún tipo de rebaja de pena a quienes cometen delitos. A su vez, prometió una profunda concertación de sus propuestas con todos los grupos de la sociedad en un “gran acuerdo nacional”.

A pesar de esto, el optimismo con el que se empezó el gobierno del presidente Gustavo Petro fue disminuyendo cada vez más con la falta de disposición para llegar a consensos, la imposición de las reformas sociales, los beneficios para grupos delincuenciales y su discurso cada vez más cercano a líderes autoritarios del mundo.

El presidente Gustavo Petro ha sido un cercano aliado de Nicolás Maduro en Venezuela. En el momento, el país vecino, según el Índice de Democracia de The Economist, es un régimen autoritario sin procesos electorales fiables, con poca participación política y con restringidas libertades civiles.

Presidente Petro y Nicolás Maduro. | Foto: Foto: Leo Queen - Presidencia

Esto se ha visto plasmado en el éxodo que han generado problemáticas sociales en países aledaños por causa de la migración masiva de venezolanos. Sin tener esto en cuenta, el presidente colombiano ha sido el principal facilitador de Maduro ante el mundo, pidiendo el levantamiento de sanciones económicas y demás bloqueos.

Otro régimen autoritario, según el índice, es el que se vive en Rusia, país liderado por el presidente Vladimir Putin, y que somete a Ucrania a una invasión que deja a su paso miles de muertes. En solo una ocasión, cuando tres colombianos resultaron heridos, el presidente Gustavo Petro se atrevió a condenar al país por la ofensiva militar contra personas inocentes. En otras ocasiones, se limita a pedir que pare la guerra.

El presidente ruso, Vladimir Putin. | Foto: Restringido

Petro también defiende a Cuba, pidiendo que se levanten las sanciones, bloqueos y la inclusión a la lista de países que patrocinan el terrorismo, asegurando que son “injustificados”.

El mandatario colombiano también se enfrentó en redes sociales con el expresidente Iván Duque, a quien le dijo que los hermanos Castro cuidaron de los niños.

“Los Castro cuidaron que los niños tuvieran comida, salud y educación, en cambio tú, Duque, los bombardeaste. Creíste que si morían los niños moría el comunismo, tanta estupidez pensaste. Quizás sea peor la dictadura del que cree que es bendito el matar 6.402 jóvenes, pensando que así termina el comunismo, que aquella de los Castro. Me importa un pito los que se creen demócratas con la sangre de niños colombianos y cubanos en sus manos”, trinó Petro, defendiendo además el comunismo y autoritarismo que rige en la isla.

Incluso, en algún momento llegó a lamentar la caída del muro de Berlín, que simboliza la unión alemana y la libertad, por “la destrucción del movimiento obrero a escala mundial”.

Petro y el presidente de Cuba. | Foto: AFP or licensors

Los activistas, congresistas y funcionarios también muestran que la socialdemocracia no es el objetivo principal. Muchos de ellos tienen registro en sus redes sociales de apoyar figuras como Hugo Chávez, Fidel Castro y Stalin, sin tener en cuenta la violación de derechos humanos que significaron sus mandatos.

La senadora Piedad Córdoba tiene reconocidos antecedentes de ser una aliada del régimen chavista; Daniel Rojas, presidente de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), adhiere al ideario radical de Stalin; Gloria Inés Ramírez, ministra del Trabajo, es una dirigente que ha posado junto a imágenes de Hugo Chávez, y Andrés Camacho, ministro de Minas y Energía, también elogia los regímenes de Venezuela y Cuba, entre otras manifestaciones similares.

Es claro que el presidente Gustavo Petro ha radicalizado su discurso, defendiendo regímenes e ideas peligrosas para la democracia global. Incluso, lo ha convertido en su estrategia de política exterior, que podría causar problemas en la relación con aliados estratégicos como Estados Unidos.