El embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, reapareció este jueves 29 de junio en las redes sociales para aclarar, entre otras cosas, que no permanece en el cargo de embajador de Colombia en Venezuela por intereses personales.
“Dos importantes aclaraciones: una, nunca he dudado de la imparcialidad de la Corte Suprema de Justicia, excepto de la magistrada Cristina Lombana, quien ha demostrado su interés personal en mis procesos. En todos los años que me desempeñé como congresista, la Corte siempre ha sido mi juez natural e imparcial”, manifestó en su cuenta personal de Twitter.
Y la segunda aclaración está dirigida a su permanencia en el cargo. “Adelantaré, desde el territorio colombiano, el proceso de entrega y empalme de la Embajada en Venezuela”, anunció.
Dijo, además, “que he informado a la Cancillería de Colombia mi renuncia al pago de cualquier concepto por viáticos. Quiero ser explícito: no conservo el cargo por el fuero ni por el sueldo”.
El diplomático barranquillero hizo la aclaración tras la ola de críticas que generó en la izquierda, y hasta en la derecha, la decisión del presidente Gustavo Petro de ampliar su permanencia en la Embajada de Caracas hasta el 19 de julio, pese a que él, en los audios que reveló SEMANA, dijo que a la campaña presidencial del líder del Pacto Histórico había ingresado 15 mil millones de pesos.
Ese dinero no fue reportado al Consejo Nacional Electoral y llevó a especular a los opositores sobre si se trataría de una plata que provino, eventualmente, del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, o de Santander Lopesierra, el hombre Marlboro, que, según Day Vásquez, le entregó 600 millones de pesos a su exesposo Nicolás Petro. El tema lo investigan las autoridades.
Benedetti aclaró que hará el empalme y entrega de su cargo el 19 de julio en Colombia porque recientemente SEMANA advirtió que algunos funcionarios del gobierno de Gustavo Petro le habían hablado a Nicolás Maduro en contra del diplomático.
Incluso, llegaron a afirmar al líder bolivariano que él lo había vendido ante el Gobierno de Estados Unidos y por eso había viajado en varias oportunidades a Washington, según contó una fuente a este medio, quien pidió reserva de su identidad.
Es decir, la vida de Benedetti corre peligro en Caracas y, por eso, ni siquiera podrá viajar al vecino país por sus pertenencias.
La permanencia del embajador en el cargo durante más de 20 días generó la molestia del canciller Álvaro Leyva porque él fue uno de los primeros funcionarios del Gobierno en anunciar que agilizaría el procedimiento para que el barranquillero saliera de su puesto.
Incluso, se refirió a él como “drogadicto” por el contenido de uno de los audios del diplomático que filtró SEMANA donde se refiere al consumo de drogas.
Prueba del enfado de Leyva con la decisión de prolongar a Armando Benedetti en el cargo, es que el decreto lo firmó José Antonio Salazar Ramírez, el secretario general de la Cancillería, quien argumentó la necesidad de entregar el puesto en la capital venezolana.
Benedetti y Leyva no han tenido buena relación porque el primero, uno de los hombres más cercanos a Gustavo Petro en su momento, no obedecía sus órdenes y no le rendía cuentas sobre las relaciones con Caracas porque lo hacía directamente con el presidente. Por eso, el canciller, además de revelar que el barranquillero viajaba sin su permiso a varios países, le suspendió los pagos por inasistencia a trabajar. Sobre el tema ya hay un proceso disciplinario por abandono del cargo.