David Murcia, el cerebro de la reconocida pirámide DMG, reapareció este sábado 23 de noviembre en una carta dirigida al presidente Gustavo Petro; al presidente de la JEP, Alejandro Ramelli, y al embajador de Estados Unidos en Colombia, Francisco Palmieri.
La misiva también fue firmada por narcotraficantes, políticos, exparamilitares, extraditados e, incluso, por el exgobernador de la Guajira, Kiko Gómez.
En el documento conocido por SEMANA solicitan la instalación de mesas para la paz en cárceles de Colombia y dicen que tienen ideas para consolidar la paz en el país y combatir eficazmente el narcotráfico desde un proceso de paz incluyente.
“Acudimos a ustedes para desearles los mejores éxitos en la búsqueda de la paz y de la lucha contra el narcotráfico y sus mafias”, se lee.
Felicitan a Gustavo Petro porque nombró como gestores de paz a varios excomandantes de las Autodefensas Unidas de Colombia y otros grupos paramilitares. “Por la paz todo lo que se puede hacer es válido, basta ya de matarnos y causar dolor”, expresaron.
Y siguen: “Le reiteramos nuestra solicitud de instalación de mesas de paz al interior de centros carcelarios como La Picota, Cómbita, la cárcel de Palo Gordo, la penitenciaría de Acacías, Meta, y otros centros carcelarios donde se está discutiendo sobre la instalación de las mismas. Todo eso bajo supervisión y coordinación del alto comisionado para la paz, el Ministerio de Justicia y el Ministerio del Interior. Todos nosotros, aquí firmantes, estamos comprometidos en la búsqueda de la verdad, la justicia y la paz con equidad e igualdad. Somos unos convencidos de que la paz se puede lograr en una constituyente nacional abierta, democrática y pluralista, acompañada de una justicia restaurativa y social, al frente de la JEP”.
Dicen que hablan a nombre de más de cuatro millones de víctimas del paramilitarismo y de las Fuerzas Militares.
“Les damos nuestras más sinceras felicitaciones y desde ya expresamos nuestro apoyo al llamado de usted, señor presidente, de una constituyente nacional o cualquier otro camino legal y humanitario que disponga, con miras a salvaguardar la democracia, la paz y la tranquilidad social de Colombia”.
También exaltaron la labor de la Justicia Especial para la Paz, “quien en conjunto con la Corte Penal Internacional viene realizando gigantescos esfuerzos por la verdad y la justicia para combatir la impunidad”.
Hablaron de la lucha contra las drogas.
“Para alcanzar el éxito deseado y llegar a la meta: una paz real, duradera y estable, es necesario contar con el apoyo incondicional de nuestro país amigo y aliado, como Estados Unidos, especialmente en la lucha contra las drogas y sus mafias, apoyando la decisión colombiana en cuanto al narcocultivo, con el fin de reducirlo, al igual que la producción del alcaloide y buscando una solución judicial en los estrados norteamericanos para todo narco colombiano que se entregue a las autoridades de ese país, dentro de una colaboración real y efectiva, para desarticular estas redes mafiosas”, se lee.
Este apoyo —añadieron— “se debe materializar en las entregas de nuestros conciudadanos solicitados en extradición, con pena negociada, colaborando de forma eficaz para combatir el flagelo del narcoterrorismo para obtener beneficios en sus condenados, entregando dinero obtenido ilícitamente, colaborando con información judicial y de inteligencia (…)”.
Y remataron diciéndole al presidente que la paz se construye entre todos. “Nuestro anhelo es que todos los actores del conflicto armado gocen de los mismos beneficios de la paz”.