Hoy en día, las cuentas en la Comisión Séptima del Senado no le dan al Gobierno Petro para que la polémica reforma a la salud sea aprobada en tercer debate. Los únicos convencidos del proyecto son los congresistas declarados como bancada de gobierno, mientras que los independientes (la mayoría) tienen más dudas que respuestas, y los opositores están seguros del daño que esa iniciativa le haría al país.
La revisión de cada uno de los 14 votos representados en esa Comisión dan cuenta de que el Ejecutivo solo tiene seguro el respaldo de los tres escaños del Pacto Histórico y de la curul del partido Comunes. A partir de ahí hay que hacer cuentas, uno por uno.
La presidenta de la Comisión, la senadora Martha Peralta, del Pacto, está enfocada en las 14 audiencias públicas en las regiones, pero no ha asistido ni la totalidad de la Comisión. Peralta es un voto seguro por el Sí, así como el de su compañero de bancada Wilson Arias, quien, además, es coordinador ponente. El otro aval es el del nuevo congresista que asuma la silla vacía a raíz del fallecimiento de Piedad Córdoba. Esa persona será de la línea del ministro del Interior, Luis Fernando Velasco. Desde la Alianza Verde, el senador Fabián Díaz ha promovido la agenda del Gobierno, así como el congresista Omar de Jesús Restrepo Correa, de Comunes. Hoy la reforma a la salud solo tiene esos cinco síes asegurados.
Los dos asientos de oposición del Centro Democrático, representados por Alirio Barrera y Honorio Henríquez, van por un No rotundo. Lo mismo sucede con las curules independientes de los conservadores, que están en manos de los senadores Nadia Blel y José Alfredo Marín. Es decir, hay cuatro votos seguros por el No. SEMANA consultó también a los otros integrantes de la Comisión.
Reforma, en manos de mujeres
La senadora Lorena Ríos Cuéllar, declarada en independencia, por Colombia Justa Libres, señaló que no le ve futuro al proyecto si el Gobierno no muestra voluntad de modificarlo. Pero el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, no ha dado el brazo a torcer.
“La prioridad es la vida y la salud de los colombianos, proteger los avances de nuestro sistema de salud y fortalecerlo. Todo apunta a que, tal y como está el texto de la reforma, el mismo no responde a esos objetivos. Tengan la seguridad de que no acompañaré un proyecto que ponga vidas en riesgo”, sostuvo Ríos Cuéllar.
La senadora Sor Berenice Bedoya, del partido ASI, sostiene que no hay ambiente para que la reforma alcance las mayorías y que el Gobierno tiene que resolverles cuatro preguntas clave a los indecisos para que piensen en respaldarla. “Como coordinadora ponente, congresista y colombiana, tengo cuatro inquietudes que esperamos nos resuelva el Gobierno. A medida que estudiamos la reforma, nos ha parecido más complicada, pero no hemos tomado la decisión. No sabemos si la votaremos o pediremos archivo”, detalló la senadora Bedoya.
Los interrogantes giran en torno al presupuesto para financiar los CAP, las cuentas dispares de la Adres y las EPS sobre el sistema, el pero a que la Adres se convierta en el pagador absoluto y la desnaturalización de las EPS, que termina negando el conocimiento recogido durante tres décadas. Mejor dicho: si no hay cambios, las senadoras Bedoya y Ríos se irían por el No.
Los senadores Ana Paola Agudelo (Mira), Norma Hurtado (La U) y Miguel Ángel Pinto (Liberal) no dan en micrófonos información sobre cómo se perfila su posible voto, pero están indecisos. Quienes conocen el proceso en la Comisión relatan que están dudando y que en diciembre estaban inclinados por el No.
Hurtado le pidió al Gobierno “recapacitar”, ya que las vidas de los colombianos están en juego, y cuestiona la “crisis explícita” a la que se está llevando el sistema de salud.
Ni Agudelo ni Pinto decantan su voto sobre la reforma. El de este último puede ser la luz verde o el palo en la rueda del Ministerio de Salud, pues pertenece al Partido Liberal, que se mantiene declarado como partido de gobierno, pero sigue la línea del expresidente César Gaviria, quien cuestiona las reformas de Petro.
El senador Henríquez sostiene: “El apoyo está dividido. Hay que ver el pulso del Gobierno, pero cuando uno habla en los pasillos hay mucha preocupación. Si los congresistas actúan según lo que han dicho, la respuesta es un No. Pero el panorama está empatado y la definición es la mermelada”.
Algunos congresistas cuentan que la desencajada del ministro Jaramillo durante la audiencia pública sobre el proyecto de ley, en Bucaramanga, en la que propuso hasta otra reforma tributaria para tener presupuesto para la reforma a la salud, despertó el temor en sus equipos. Los congresistas no quieren votar algo que represente más carga para los bolsillos de la gente. En otras palabras: no quieren terminar siendo recordados como los artífices de otra tributaria.
La falta de votos para aprobar la reforma a la salud en la Comisión Séptima es un secreto a voces en el Congreso. Un ejemplo de ello es que ya la senadora María Fernanda Cabal habla de un empate técnico 7-7, que deja abiertos todos los caminos posibles.
Pero una cosa es el voto que anticipan los congresistas y otra lo que termina sucediendo en la Comisión o la plenaria. Sin ir muy lejos, ya en la discusión en la Cámara los conservadores y La U le hicieron quorum al Gobierno para que consiguiera aprobarla en dos debates pese a que en micrófonos la habían rechazado. Llegará la votación y veremos.