La reforma a la salud del gobierno del presidente Gustavo Petro entró a cuidados intensivos en la noche de este miércoles, luego de que se conociera que el Partido Conservador y el Partido de la U, tal como ya había ocurrido con el Partido Liberal, se levantaron de la mesa de diálogo en la que venía trabajando con la administración de Gustavo Petro para buscar un consenso sobre el tema.
La decisión de estos partidos se dio luego de que, por segunda vez consecutiva, el Gobierno redactara un texto que no incluía las propuestas hechas por estas colectividades.
Con este anuncio, varios sectores políticos han señalado que la reforma del gobierno está prácticamente hundida, pues liberales, conservadores y la U tienen mayorías para hundir la propuesta del presidente Petro y la ministra Carolina Corcho.
Para tratar de salvar la reforma, según conoció esta revista, el presidente Gustavo Petro pidió a las comisiones técnicas del Ministerio de Salud reajustar el texto incluyendo las peticiones de los partidos, con lo que se busca llegar a un consenso.
Inicialmente, se había planteado de parte del Gobierno hacer una ‘jugadita’ que ya le funcionó en el caso de la reforma tributaria, cuando logró que, a pesar de la oposición del expresidente César Gaviria, varios congresistas liberales le votaran a favor la propuesta.
La movida que se llegó a plantear, en caso de fallar de nuevo en el consenso, sería la de saltarse a los directores de los partidos para entrar a negociar directamente con los congresistas. En primera instancia, serían los miembros de la Comisión Séptima de la Cámara, que es donde arrancará el trámite de la reforma a la salud.
No obstante, según indagó SEMANA con dos representantes liberales, uno de la U y dos conservadores que pertenecen a esta comisión, a ninguno de ellos los han contactado desde el Gobierno en las últimas 12 horas, pero está claro que en esta oportunidad el asunto no será tan fácil para el Ejecutivo. De querer recurrir a esta estrategia, el panorama es el siguiente.
La Comisión Séptima de la Cámara está compuesta por 21 representantes, para que pase la reforma a la salud necesita mínimo 12 votos, de los cuales tiene siete fijos, que son los del Pacto Histórico y la Alianza Verde, a ellos se podrían sumar los dos votos de las curules de paz, con lo que tendría nueve y quedaría a tres de alcanzar la cifra mágica. Pero estos apoyos tendrá que buscarlos dentro de los partidos tradicionales. Allí es donde se complica el panorama.
En principio, el Gobierno tendría que arañar tres de los ocho votos que tienen en esta Comisión los liberales, los conservadores y la U.
Por los lados de la U, el asunto no serían tan sencillo, pues justamente el representante Víctor Manuel Salcedo es cercano a la presidenta del Partido, Dilian Francisca Toro, y es uno de los mayores críticos de la reforma del Gobierno y ya dejó clara su posición.
“Imponer no es reformar, los partidos y muchos colombianos esperamos mejorar las deficiencias del sistema, no acabar todo con un texto. Desde el Partido de la U presentaremos una ponencia que garantice atención integral, aseguramiento y cobertura”, indicó Salcedo.
El otro miembro de la U que pertenece a esta comisión es Camilo Ávila, quien dijo que se debe seguir la decisión que tome su partido.
En cuanto a los liberales, según conoció esta revista, dos de los cuatro representantes que están en esta comisión tienen algún tipo de afinidad con el Gobierno. Una de ellas es María Eugenia Lopera, quien pertenece al grupo político de Julián Bedoya, exsenador que le hizo campaña de frente al presidente Petro.
El otro nombre que se mueve en el Ejecutivo es el de Héctor David Chaparro, quien es del grupo político del excongresista Rodrigo Rojas, cuyo nombre alcanzó a sonar para ingresar al gabinete de Petro.
No obstante, como Rojas ahora alista su aspiración a la Gobernación de Boyacá, necesita el aval que le dé el expresidente César Gaviria, por lo que, por ahora no quieren generar molestia en el director del partido.
En el Partido Conservador, el panorama tampoco es sencillo para Petro. Desde la salida de Carlos Andrés Trujillo de la presidencia de esa colectividad, ocupada ahora por el senador Efraín Cepeda, hay un cambio visible en el rumbo y un endurecimiento del discurso frente al Gobierno. Muestra de ello es que, después de una decisión conjunta en una reunión de bancada, el partido emitió un comunicado en el que anunció que no apoyará la reforma laboral. La molestia sería tal que, incluso, se está replanteando el respaldo al Gobierno.
Las herramientas de los partidos
A este panorama se suman dos herramientas que tienen los directores de los partidos en sus manos para alinear a los congresistas.
La primera de ella son los avales que otorgan los partidos para los candidatos en las elecciones regionales de octubre próximo. Como es bien sabido, en estos comicios los congresistas se juegan el futuro de muchos de sus aliados en las regiones y para ello necesitan el respaldo de su colectividad a la hora de inscribir las candidaturas.
Como la entrega de los avales está en cabeza de los directores de las colectividades, los congresistas no estarán muy interesados en mostrar rebeldía a estas alturas.
El otro elemento es que, tal como le indicaron desde el Partido Conservador a esta revista, se analiza la posibilidad de tomar una decisión de bancada, lo que obliga, por ley, a someterse a lo que decidan las mayorías de su partido so pena de ganarse sanciones.
“Los miembros de cada bancada actuarán en grupo y coordinadamente y emplearán mecanismos democráticos para tomar sus decisiones al interior de las corporaciones públicas en todos los temas que los Estatutos del respectivo Partido o Movimiento Político no establezcan como de conciencia”, indica el artículo segundo de la ley de bancadas.
De esta manera, queda claro que la vía más favorable para el Gobierno es la de buscar el consenso o de lo contrario podría terminar hundiendo definitivamente su reforma.