Es innegable la fuerte tensión en el ambiente laboral del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima). En un hecho que es motivo de investigación, en marzo de este año se conoció el suicidio del funcionario Juan David Correales Guevara, quien se quitó la vida en uno de los laboratorios de la entidad luego de seis años de servicio.
A pesar de que se encendieron las alarmas por la hostilidad entre jefes y subalternos, el Instituto no ha tomado ninguna medida frente a Alba Rocío Jiménez Tovar, directora de Alimentos y Bebidas.
Es una ingeniera de alimentos que trabaja en el Invima desde 2007 y ha liderado varios grupos de personas.
Desde años atrás, casos de posible acoso laboral de su parte daban de qué hablar en los pasillos del Invima, pero la situación empeoró a partir de enero de 2024, cuando se le encargó la Dirección de Alimentos y Bebidas. Pese a las quejas y a que Francisco Rossi, director general del Invima, ha conversado con denunciantes, Jiménez Tovar acaba de ser nombrada en propiedad.
SEMANA conoció denuncias radicadas ante instancias internas, Ministerio del Trabajo y Presidencia de la República sobre acoso laboral y decisiones cuestionables que ha tomado.
En uno de los documentos, dirigido directamente al presidente Gustavo Petro, se recopilaron varias denuncias pidiéndole que detenga el nombramiento de Jiménez.
Uno fue enviado el 14 de marzo de 2024, escrito por un grupo de trabajadores que no revelaron sus nombres: “La llegada de Alba Rocío Jiménez a la dirección está causando muchos conflictos que estamos seguros van a repercutir en situaciones complejas. Esperamos que la muerte no sea el caso”.
Además, aseguraron que las decisiones que toma se basan en “percepciones personales poco profesionales” y que muchos de ellos están “enfermos e incapacitados” por la situación. Y hacen referencia al suicidio del funcionario en el laboratorio: “Esperemos que nadie salga con represalias, enfermo o muerto, como nuestro compañero”.
Otras comunicaciones contra Jiménez expusieron que en los últimos meses la industria lechera reclamó que solo tomaron una muestra para verificar la existencia de lactosueros, por lo que les impusieron sanciones que no se ven justificadas en un proceso técnico pertinente.
Este medio conoció denuncias por esta situación que llevaron a los empresarios a preguntar por qué solo se tomaron las muestras de leche “en unas empresas del país” y no en todas. Pidieron explicaciones sobre los “intereses de la nueva directora de Alimentos en el tema de lactosueros” y por qué “las intervenciones las hacen los amigos” de Jiménez.
Un anónimo, dirigido al director general, denunció trato “denigrante, irrespetuoso y grosero” de Jiménez: “Sea investigada por conflictos de interés de su familia con el manejo de contratos PAE, especialmente en Cundinamarca”.
“No haga caso omiso a esta denuncia y evite el daño reputacional y la pérdida de confianza con el Invima”, expresó un mensaje radicado el 29 de febrero de 2024.
SEMANA conoció que una de las denuncias recientes fue a nombre propio, narrando el acoso sistemático de Jiménez. Este documento está en poder de la Procuraduría, donde abrieron un proceso disciplinario por lo narrado.“Desde el momento que la ingeniera Alba Rocío Jiménez Tovar asumió en encargo la Dirección de Alimentos y Bebidas del instituto, se han venido suscitando situaciones que han afectado mi estabilidad emocional y laboral”, dijo quien denuncia.
Expuso que le quitaron el acceso a los archivos de trabajo y la movieron sin ninguna justificación en dos ocasiones: “En este momento siento persecución, miedo, estrés y angustia. No solamente por mí, sino por los equipos de trabajo que he coordinado”.
Delicada denuncia
Jiménez Tovar no solo carga consigo múltiples denuncias por presuntas irregularidades y acoso, sino que también sería la causante de un intento de suicidio de una de las trabajadoras de la Dirección de Alimentos y Bebidas. María Paulina González, microbióloga industrial con más de 13 años en el Invima, contó en SEMANA que su vida se ha convertido en un calvario desde que se cruzó con la directora en su trayectoria profesional.
“Cuando llegué, también sufrí de acoso. Tuve ausencias porque mi hijo se fracturó el pie y me dio amigdalitis. Presenté historias clínicas, pero mi jefe le decía a Talento Humano que me ausenté de mi puesto”, contó.
No obstante, esto nunca impactó su vida personal: “En ese momento estaba aprendiendo. No era que no me importara, pero estaba feliz”.
Pero en 2018 fue trasladada a la Dirección de Alimentos y Bebidas, donde Jiménez le pidió pertenecer a su coordinación. A pesar de las advertencias de sus antecedentes de acoso, decidió trasladarse.“Dijo que necesitaba una microbióloga y me fui. De un momento a otro comenzó con comentarios personales hacia mí. Que era expresiva con los ojos, que tenía que dejar de hacerlo. En las auditorías preguntaba si estaban enamorados de mí, cada cosa que proponía estaba mal. Lo decía de forma grosera. Todos se dieron cuenta de que el tema era conmigo”, narró.
En 2022 pidió cambio por la persecución. González contó que Jiménez se disculpó por lo que hizo y trabajó bajo la coordinación de la ingeniera Norma Soto en Vigilancia Epidemiológica.
“Encontré actividades en las que era buena. Tomaba muestras, iba a capacitaciones y asistía a reuniones en el Ministerio. Era posible trabajar sin que a uno lo acosaran. Me metía en todos los deportes del Invima. Bolos, vóley y fútbol. Decoraba y organizaba las novenas, era feliz. Tenía la confianza de mi jefe, me sentía útil. Era la vida perfecta”, expresó.
Pero todo cambió en enero de 2024, un viernes en el que Carlos Alberto Robles, director de Alimentos y Bebidas, fue declarado insubsistente.
“El lunes siguiente quedó la ingeniera Alba encargada. Me separaron de Norma Soto, dado que a ella la movieron de coordinación. Le dije a Alba que, por la situación de ambiente laboral, me dejara seguir trabajando con mi anterior jefa. Ella dijo que me podía pasar a cualquier grupo menos a ese, en el que me sentía cómoda. Dijo que desde arriba le dieron toda la libertad para hacer movimientos”, contó.
Y agregó que desde esa advertencia, que tomaron como una amenaza con moverlos del área, comenzó la ansiedad de todos los trabajadores.“Estuve en urgencias en febrero por un ataque de ansiedad, con dolor en el pecho. Me diagnosticaron depresión y ansiedad. Me medicaron. Cuando llegué a la oficina a contar, fueron más compañeros los que tuvieron que ir al psicólogo, cerca de diez. Pedimos acompañamiento colectivo a Talento Humano. Yo dejé de ir a deportes, dejé de salir con amigos”, dijo.
También manifestó que, en reunión con un médico del Invima, este le dijo que debía llegar a un acuerdo con Jiménez, pero que “en toda batalla debía haber un muerto”. Además, desestimó el diagnóstico de la mujer por verla “arreglada”.
Finalmente, se reunió con ella y le expresó su miedo de que la cambiaran de dirección. Jiménez prometió que no iba a suceder, pero poco después decidió moverla a pesar de la situación de estrés que atravesaba.”Le creí y me relajé. La psiquiatra me felicitó porque me veía mejor, pero el 3 de mayo me pasó. Sentí que me habían pateado. Hablé con la secretaria general, hablar con Alba me da miedo por sus palabras ofensivas, justificando lo que hace”, narró.
Fue ahí cuando Jiménez, según contó González, difundió que su subalterna la amenazó de muerte entre los directivos. El 10 de mayo, la microbióloga intentó quitarse la vida en su casa.
“Decidí salir del psiquiatra, comer una hamburguesa y morirme. Me detuvieron, me llevaron a la clínica”, confesó. A pesar de todo, incluso la destrucción de su trabajo de seis meses por orden de Jiménez, su traslado se mantuvo en pie luego de estar internada 11 días en una clínica psiquiátrica.
SEMANA intentó contactarse con la directora de Alimentos y Bebidas, pero a la hora de cierre de la edición no contestó los llamados.
En respuesta a una solicitud de este medio, el Invima aseguró acerca de las denuncias contra Jiménez que antes de 2023 no se registran quejas “cerradas” sobre la funcionaria.
“Se han adelantado las actuaciones que por norma y por procedimiento resultan pertinentes para tramitar cualquier queja que pueda constituirse en una presunta conducta de acoso laboral”, indicó la entidad.Dijeron, además, que llevaron a cabo “las sesiones para atender a los solicitantes, en procura de la sana convivencia y así lograr la conciliación o proceder a notificar a la instancia correspondiente”.