Pese a que la primera semana de octubre la reforma tributaria del gobierno Gustavo Petro recibió luz verde en las comisiones económicas del Congreso, la oposición sigue sustentando que el proyecto de ley, en el contexto de inflación y riesgo de recesión económica que vive Colombia y el mundo, no es precisamente el mejor.

Una de las figuras políticas que se opone a la iniciativa radicada por el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, es la senadora Paloma Valencia. Según ella, los impuestos saludables contemplados dentro de la reforma afectarán en especial a los tenderos de barrio.

En una grabación compartida desde su cuenta en Twitter este 13 de octubre, Valencia conversó con Gamaliel, tendero desde hace 55 años. Durante el diálogo le pidió que le expresará su opinión acerca de la reforma y él afirmó que le preocupa el precio que pueden alcanzar productos como las gaseosas y el salchichón, de los que más vende en su establecimiento.

“La verdad es que el salchichón que cuesta $4.500 lo irán a poner a $8.000 y la gaseosa de $1.000 la irán a poner a $1.500 o $2.000. Entonces, ¿qué va a hacer con esa clientela del estrato 1, 2 y 3, donde comen es salchichón con gaseosa? Así que por favor, sabiduría, y respeten al tendero de barrio y sus consumidores, que son los clientes”, expuso el tendero.

Una vez Gamaliel terminó de expresar su opinión, la senadora hizo un paneo dentro del local comercial y dejó ver que los productos que más se venden serán los que más aumenten de precio si la reforma tributaria pasa todos los debates necesarios en el Congreso.

“Imagínense una cosa, le van a subir el precio a los alimentos ultraprocesados y a las cosas que tienen azúcar, y yo les quiero mostrar qué hay en una tienda para que ustedes miren: gaseosas, todo este tipo de paquetes y dulces y cositas que van saliendo. Todo esto es lo que queda más caro, díganme, ¿quién lo va a dejar de comprar y qué le va a pasar a los tenderos”, afirmó Paloma Valencia.

¿Qué son los impuestos saludables?

Los impuestos saludables, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, “son aquellos que gravan los productos no saludables (por ejemplo, tabaco, alcohol, bebidas azucaradas), cuyo consumo es un factor de riesgo importante para múltiples enfermedades no transmisibles, incluidas enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias y diabetes”.

En ese sentido, lo que se busca con ellos, es reducir su consumo en la población con el aumento en su precio. En el caso colombiano, es decir, en la reforma tributaria que propone el gobierno de Gustavo Petro, la apuesta es gravar a las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados.

Por fuera de la lista, como lo dio a conocer Carolina Giraldo, representante a la Cámara, se quedaron productos como los cigarrillos y los vapeadores, pese al inconformismo de algunos congresistas.

El presidente del Senado, Roy Barreras, sustentó: “El que quiera matarse, el que quiera envenenarse, pues que se envenene a solas, pero que pague impuestos para que el sistema de salud pueda aliviar a las víctimas del humo y también de los vapeadores. La reforma tributaria debe servir para sanar a la gente, impuesto a lo que hace daño”.

Aunque los impuestos saludables pueden traer beneficios en materia de salud pública, como su nombre lo indican, pueden afectar la economía no solo de quienes insistan en consumirlos, dado que el gravamen afectará su precio final, sino de los tenderos de barrio, como lo explicó la Asociación Nacional de Industriales (Andi).

“Como industria de alimentos consideramos que esta medida afecta profundamente al consumidor, dado que este tendrá que pagar por sus alimentos un valor mucho más alto con afectación directa sobre su economía”, aseguró la Andi en diálogo con Valora Analitik.