El excandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga les mintió al expresidente Álvaro Uribe y a su esposa Lina Moreno, en una conversación que los tres sostuvieron a raíz del escándalo de Odebrecht, en la campaña presidencial del 2014.
Los audios en los que se escucha a Zuluaga conversar con Daniel García Arizabaleta demuestran que el excandidato le hizo creer a Uribe que era inocente. Además, que estaba dispuesto a decir que era culpable solo como una estrategia para salvar a su hijo David, investigado en el escándalo, teniendo en cuenta que fue el gerente de la campaña.
Uribe y su esposa, Lina Moreno, según lo que Zuluaga cuenta, se conmovieron. Hoy queda en evidencia que ambos fueron engañados.
“Yo le dije al presidente Uribe, yo no había hablado con él, sino como el día después de la cirugía, nunca más. Fue un encuentro difícil. Fui con mi señora y él estaba con doña Lina, hablando ahí huevonadas, que el partido, que las listas (...). Luego me senté y le hice una descripción de todo lo de Odebrecht. Fue muy difícil, pero fue un momento muy emotivo”.
El relato de Zuluaga tiene todos los detalles. “Me paré y le dije: mire, presidente, no tengo claras las cosas, cómo se dio todo, estoy, obviamente, como siempre, dispuesto a asumir las responsabilidades políticas. Le dije: pero quiero que a usted le quede claro algo, si tengo que aceptar y decir que hice cosas que no hice, lo voy a hacer para salvar a mi hijo. Quiero que lo tenga muy claro. Para mí no hay ninguna prioridad más grande que salvar a mi hijo y quiero que usted lo tenga presente. Lo que tenga que hacer y lo que tenga que decir. Esa es mi prioridad”. Según Zuluaga, así terminó el encuentro con el expresidente Uribe. “Fue muy difícil, mi señora estaba sentada y yo lloré, muy difícil, al presidente se le escurrieron las lágrimas. Doña Lina se paró y dijo: ‘hombre, esto es un ejemplo para el país, de su transparencia, de su actuación, de lo que es lo primero en la vida’ (...). Terminamos, me fui para el aeropuerto y él (Uribe) aceptó eso”.
Urgente: estos son los audios en los que se escucha a Óscar Iván Zuluaga confesar que sabía del ingreso de dineros de Odebrecht a su campaña en 2014; los detalles son escandalosos
Dos audios de 59 y 43 minutos son la prueba reina que tiene la Fiscalía contra el excandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga por la entrada de dineros de Odebrecht a su campaña, en 2014. SEMANA revela en exclusiva el contenido de ambas grabaciones, que son prácticamente una confesión de Zuluaga y lo dejan sin salida ante la justicia. Las explosivas evidencias fueron aportadas a los fiscales por el exdirector del Invías Daniel García Arizabaleta, quien pasó de ser aliado del excandidato a testigo estrella en su contra, gracias a un principio de oportunidad avalado por un juez.
García Arizabaleta grabó a Zuluaga en extensas conversaciones privadas que sostuvieron en oficinas en Bogotá, y tal vez en una ocasión en Lima, después de la derrota que sufrieron en la segunda vuelta presidencial frente a Juan Manuel Santos. En los audios, ellos son los únicos protagonistas. Hoy, Zuluaga está a punto de ser imputado por los delitos de falsedad en documento privado, fraude procesal y enriquecimiento ilícito de particular. Podría ir a la cárcel. Su hijo David Zuluaga Martínez, quien fue el gerente de la campaña, enfrentará cargos por fraude procesal.
Los audios son impactantes y muestran al verdadero Zuluaga, que durante años negó saber de la entrada de dineros de Odebrecht, la multinacional de los sobornos, a su campaña. Es el mismo Zuluaga que, en 2022, volvió a aspirar a la presidencia y, nuevamente, frente a las cámaras, negó de manera insistente su responsabilidad.
Un primer episodio muy revelador de los audios muestra cómo Zuluaga le contó a García Arizabaleta que le confesó toda la verdad a un sacerdote, a quien le dijo que era culpable y sabía lo que hacía.
“El padre Arturo es un sacerdote muy especial. Cuando arranca todo esto, fui a donde él. Lo conocimos porque fue quien trajo a Emaús, él formó a las primeras personas de Emaús, a mi señora. Él es un padre que tiene su congregación propia y tiene una casita ahí en la 85 antes de llegar a la paralela. Entonces, su casa es su iglesia, es un sitio de oración y de diálogo especial”, le cuenta Zuluaga a García Arizabaleta, quien solo exclama: “pero qué bonito”.
El excandidato continúa: “por eso quería que nos viéramos allá, porque yo quisiera que usted charlara con él”. García acepta la invitación. “Pues yo voy a hablar con él…”. En ese momento, el diálogo se torna más revelador. Zuluaga dice: “Yo fui y le dije ‘padre, dígame una cosa, yo qué debo hacer’. Le conté la verdad de las cosas”. Sorprendido, García le pregunta: “¿le contó toda la historia?”.
Zuluaga no dudó en decirle que sí. “Le dije: ‘padre, yo lo sabía, esto ocurrió así, yo quiero que me diga qué debo hacer, desde la luz, yo soy un hombre de fe, católico’, y me dijo algo sabio, y por eso quería que usted hablara con él. Me dijo: ‘uno tiene que protegerse a sí mismo ante la maldad de los demás. A usted nada lo obliga a no protegerse y proteger a su familia’. Incluso me lo dijo: ‘eso está en la fe, habla de la restricción mental, usted no tiene por qué inmolarse’”.
El excandidato se había desahogado con el padre Arturo (Uría) y le aconsejaba a García que hiciera lo mismo. “Esa fue una charla de una hora que me cambió a mí mucho la perspectiva, porque él me dijo: ‘usted está rodeado de cuánta maldad (...)’. La semana pasada, cuando sale todo este problema otra vez, que la Fiscalía, que las pruebas, volví y hablé con él y le dije: ‘padre, ¿yo qué debo hacer?’. Y volvía y me insistía: ‘usted tiene que protegerse’”.
“Un secreto de sangre”
En este momento del diálogo queda clara otra verdad, guardada por años desde la campaña presidencial de 2014 y después de que estalló el escándalo de Odebrecht. Hubo un pacto de tres. Zuluaga le dijo: “Le hablé (al padre) de usted”. García Arizabaleta le preguntó: “¿qué le dijo?”.
“Le dije: padre, aquí hay un secreto que hemos tenido con Daniel y con mi hijo, un secreto de sangre que hemos compartido y él me dijo: ‘no, no, no’. Por eso es que quería que fuéramos a hablar con él”. Tras escuchar a Zuluaga, García Arizabaleta se reafirma: “yo quiero ir a hablar con él”. Zuluaga le refuerza: “es aleccionador”. Pero García Arizabaleta le pone una condición: “pero voy a hablar con él solo”. Zuluaga acepta, y de inmediato García Arizabaleta le pide: “cuádreme la cita y le dice que voy a hablar con él”.
De inmediato, el excandidato le reitera lo importante que fue para él hablar con el padre Arturo. “Él me iluminó, Daniel, me habló de la restricción mental, que es un principio moral. Usted tiene que protegerse y tiene que proteger a su familia, jueputa, usted está rodeado de mucha maldad y le han hecho mucho daño, usted no tiene derecho a inmolarse. Uno, en principio, dice: ¿yo qué hago? Me dijo ‘no, no, no, protéjase, piense en usted, piense en su familia, usted tampoco tiene derecho a inmolarse’ ”.
Zuluaga le dice a García Arizabaleta que, por esos consejos del padre, quería programar una reunión con él en la casa donde el religioso vive, cerca a la zona rosa de Bogotá.
En todas las conversaciones, Zuluaga expresaba una gran preocupación por la situación que vivían. Pero su mayor angustia era su hijo David. “Es que, Daniel, para mí es papá e hijo, la familia no resiste más esta mierda (...). El desespero es muy grande, la circunstancia para mí es muy difícil (...), esto es un infierno”.
Buscando tranquilizar a García Arizabaleta, Zuluaga le asegura que, si todo se descubre, él está dispuesto a responder ante la justicia. “Ahora lo que queda claro es, y por eso es bueno que usted hable con el abogado, desde ningún punto de vista esto tiene efectos administrativos, sancionatorios o penales, en el caso suyo. A quienes puede afectar es a David, representante legal, y a Óscar Iván, candidato”.
Y Zuluaga va más allá: “yo creo que usted tiene que saber manejar este caso porque usted dice: ‘esa mierda, no dejarse arrinconar’. Para el único que tiene implicaciones es para mí y para David y tendré que asumir toda la responsabilidad si me toca en algún momento, por encima de todos, para proteger a David, para protegerlo a usted y para protegerlos a todos. Si tengo que asumir esa responsabilidad, porque es inevitable, la asumo, porque mi espíritu es ese”.
Y le insiste: “mi sentido de la amistad, de la lealtad, es ese, y pienso también que si mañana tengo que asumir una responsabilidad, con eso estoy protegiendo a David, también lo estoy protegiendo a usted y a todos. No voy a eludir mi responsabilidad ni me voy a esconder ni voy a lavarme las manos con nadie. Yo no actúo así, o sea, tenga claro eso”.
Aún hoy, con pruebas irrefutables en su contra, Zuluaga no ha aceptado su responsabilidad y, por el contrario, sus abogados radicaron una tutela para tratar de tumbar el principio de oportunidad de García Arizabaleta.
Después de las elecciones de 2014, y en medio del escándalo de Odebrecht, García Arizabaleta decidió grabar a Zuluaga luego de que el abogado Jaime Granados, defensor del excandidato presidencial, descargara públicamente la responsabilidad en él sobre lo que hubiera podido ocurrir con la multinacional del soborno en la contienda electoral. Zuluaga se disculpó con García Arizabaleta por lo ocurrido.
“Primero, pedirle muchas excusas con esto de Carolina (esposa de García Arizabaleta, embarazada en ese momento), la afectación, lo de ese momento de Jaime Granados, estas cosas uno no las controla”. García Arizabaleta solo le dijo: “tranquilo”. Pero, en ese momento, ya lo estaba grabando. A Zuluaga se le escucha decir: “puede usted tener la certeza de que le tengo cariño y gratitud”.
Para García Arizabaleta, las grabaciones se convirtieron en un seguro de vida que guardó sigilosamente durante años hasta que la justicia le notificó que sería imputado. Como había perdido la confianza en Zuluaga, siempre pensó que, si llegaba ese momento crítico, lo dejarían solo. De hecho, el partido Centro Democrático lo expulsó en 2022, cuando quería llegar al Congreso, y se conoció la decisión de la Fiscalía de imputarle cargos. De inmediato, García Arizabaleta activó su plan de defensa, que consistió en colaborar con la justicia de manera efectiva y entregar, inicialmente, los explosivos audios que hoy revela SEMANA. Así logró la inmunidad total. El exdirector del Invías vive hoy en Miami con su familia, mientras que Zuluaga y su hijo David deberán responder ante la justicia en las próximas semanas.
Cuadrando el engaño
En la prueba reina contra el excandidato, también queda al descubierto su estrategia para dilatar y hasta engañar a las autoridades. En las conversaciones, se escucha cómo le explica a García Arizabaleta que, mediante documentos, le hizo saber en su momento al Consejo Nacional Electoral que no hablaría. Pero la verdadera intención era conocer las pruebas que la Fiscalía tenía contra él, su hijo y la campaña.
“Creo que, para protección de todos nosotros, aquí no podemos entregar nada y tenemos que tener una actitud de pelea, incluso los abogados tienen varias cosas que han ido presentándole al Consejo Nacional Electoral (CNE). Por ejemplo, que el tiempo para revisar los topes de campaña ya pasó”, asegura Zuluaga.
Al enterarse de que García Arizabaleta tenía encima la citación ante la autoridad electoral, Zuluaga lo aconsejó: “le iba a sugerir lo que hablé con el abogado y es que usted pida un aplazamiento. ¿Cuál sería el caso suyo? Conseguir una cita o algo, con una excusa médica, con el embarazo de Carolina, por lo menos esta semana”.
Zuluaga le dice a García Arizabaleta que, si en todo caso acude ante el CNE, tiene una opción: “una forma de anticipar, hasta que no conozcamos qué hay, es el silencio. ‘Tengo derecho a guardar silencio, yo no voy a adicionar nada distinto a lo que dije la vez pasada’. O pedir un aplazamiento con algo de su señora, o que tiene una cita médica, algo que usted lamentablemente no pueda ir”. En este punto, le pone de presente el ejemplo de Luis Alfonso Hoyos en el sonado escándalo del hacker.
“Recuerdo que cuando Luis Alfonso arrancó con lo del hacker, él fue a dos audiencias ante el fiscal y en ese momento dijo: ‘guardo silencio, tengo derecho a guardar silencio, hasta conocer esto en qué va’. Porque el silencio no implica que haya complicidad”.
Zuluaga le insiste a García Arizabaleta en que busque la excusa médica. “Si puede lograr el aplazamiento… ¿A mí qué se me ocurre? Usted puede lograr con su médico que diga que tiene una cita con su señora, que está en estado de embarazo, o algo para pedir un aplazamiento, y nosotros no jugarle al CNE hasta no conocer pruebas”.
El plan oculto con duda Mendonça
Hay algo muy delicado que queda en manos de la justicia con estos audios y que complica la situación jurídica del excandidato presidencial, porque muestra un plan premeditado para tapar la verdad. Zuluaga le cuenta a García Arizabaleta que tiene en marcha una estrategia que involucra en ese entonces al publicista y experto en campañas José Eduardo Cavalcanti de Mendonça, más conocido como Duda Mendonça, quien falleció en 2021.
“Hoy en la tarde por fin es la reunión con Duda. Él, desde la semana pasada, aceptó dar las declaraciones que se le han planteado y ya regresó a Bahía. Se está definiendo cuál es la ruta jurídica, finalmente la plata la recibió y no se puede ya tapar. Pero, claramente, va a salvar de responsabilidad a la campaña, a todos nosotros, y va a decir que la campaña no sabía de eso. Dará un documento, no sabemos si va a hacer una declaración extrajudicial en una notaría, como se llama acá, o si será producto de un cuestionario que le envíen los abogados, como opera en Brasil”.
Zuluaga le confiesa a García Arizabaleta que personas de su confianza fueron las que abordaron a Duda Mendonça para que le mintiera a la justicia. “Eso ha sido un trabajo con toda la paciencia y la dedicación del mundo para que Duda tenga buena actitud. Lo que él nos ha reiterado y dicho es: ‘yo no les voy a hacer daño a la campaña ni a ustedes’”.
En ese momento, se vivían días cruciales para que el equipo de Zuluaga lograra el testimonio del asesor de campañas brasileño. “La reunión es hoy a las dos o tres de la tarde. Hay un equipo bueno, usted no se imagina, Daniel, lo que para mí ha sido esto, desde que arrancó y con este equipo en Brasil, para llegar allá, eso está claro”.
Pero el plan de Zuluaga ya tenía un alcance mayor y García Arizabaleta solo lo escuchaba. “Ya tenemos la forma de establecer contacto con Luis Batista (directivo de Odebrecht), está en Bahía, el hijo de Duda lo conoce, son grandes amigos, ya está enrutado en eso, pero yo quería preguntarle en qué términos debemos hablar con él. Ya se habló con el abogado de (Eleuberto) Martorelli (presidente de Odebrecht en Colombia), también está contactado. El acercamiento y eso es un poco más difícil para nosotros, pero digamos que estoy dispuesto a ir allá para ver ellos qué van a decir o qué van a plantear en su declaración extrajuicio. Yo he pensado mucho, Daniel, porque ese puede ser un mecanismo también de protección fuerte en el caso suyo”.
Y le pide un consejo. “Yo no sé qué me sugiere usted que le planteemos a Luis (Batista). Y hay que decirle: si usted va a dar alguna declaración extrajuicio, salve de cualquier responsabilidad a la campaña. Vaya en esta misma línea”.
Pero Zuluaga le plantea algunas preocupaciones a García Arizabaleta: “no sé qué documentos tengan ellos de comunicación entre Batista y Odebrecht en Brasil, en la época de la campaña, que Duda haya hablado mucho con Luis Batista, y él haya enviado información para acelerar el pago. Las dos facturas a Duda parece que son de mayo y junio. Los recibos de pago que le hicieron a él de la campaña, del millón seiscientos mil, hay uno de abril, uno de mayo y otro de junio. Pero tenemos que tratar de que Luis y Martorelli puedan colaborar en su declaración extrajuicio, mandando un mensaje de que la campaña ni nadie de la campaña sabía de eso”. García Arizabaleta contesta: “yo, la verdad, es que no tengo comunicación con ellos”.
Pero Zuluaga le insiste. “¿usted no tiene nada de chats, ni fax, ni ningún correo con ellos, lo que se haya hablado personalmente, nada distinto a eso?”. García Arizabaleta replica: “no tengo ninguna comunicación”. Y Zuluaga se inquieta: “ni con Martorelli, ni con nada”. García Arizabaleta le responde: “que yo recuerde, creo que no”.
En ese instante, Zuluaga toma una actitud de determinación. “Yo creo, aun teniendo esos riesgos, que lo voy a hacer. Que la persona nos contacte en Brasil. ¿A ellos de qué les sirve jodernos a nosotros? El problema nuestro no es de sobornos (...). Es una plata que se cuadraron entre ellos, ¿a ellos de qué les sirve meterse en esto? El abogado de Martorelli dijo: ‘a nosotros nos interesa cerrar casos’”.
Zuluaga estaba perfectamente enterado del paradero de los brasileños que tenían cuentas pendientes con la justicia en Colombia. “Martorelli está en São Paulo y el otro está en Bahía, no tienen orden de captura, no tienen nada, no los puede guardar la Fiscalía en Colombia, si ellos quieren no declarar, no declaran, no están obligados”.
Fuentes le confirmaron a SEMANA que, efectivamente, Zuluaga hizo llegar a la Fiscalía una declaración extrajuicio en la cual Duda Mendonça, desde Brasil, daba una versión que favorecía al excandidato presidencial y a su campaña, tal como lo habían acordado.
En las conversaciones, García Arizabaleta le informa a Zuluaga que su caso lo maneja la fiscal 80. Y el excandidato le hace una recomendación: “¿Sabe quién la conoce mucho (a ella)? María Fernanda (...). Péguele una habladita”. García Arizabaleta le pregunta: “¿Es amiga de ella?”. Zuluaga le responde: “no sé, pues dice que la conoce mucho”.
El papel de Álex Vega
Zuluaga lanza una frase demoledora, hablando de la viabilidad política para ser candidato nuevamente en 2018. Él sabía que el escándalo de Odebrecht lo tenía liquidado.
“Yo sigo en esto, no sé qué tanto va a durar o cuándo va a terminar. Se lo confieso con todo el cariño, es muy difícil para mí estar en una candidatura (...). Políticamente nadie va a creer que, hijueputa, entró esa plata y Zuluaga no sabía. Así todos digan y yo me sostenga. Pues me voy a sostener siempre así. La conciencia colectiva es: este huevón, claro que sabía. Yo creo que eso limita mucho cualquier accionar político para mí. No se lo he dicho a nadie, pero con usted no tengo secretos. Creo que es así, Daniel. ¿Qué aspiración voy a tener con un mierdero en el país? Y todo el tiempo el debate para mí será ser el hombre de Odebrecht”.
En los audios, otro hecho escandaloso queda sobre la mesa. ¿Qué pasó con los videos, los chats y los correos que probaban la relación directa de Zuluaga con los directivos de Odebrecht en medio de la campaña y con mucho dinero de por medio? Esa fue una pregunta directa de García Arizabaleta a Zuluaga. “¿En su edificio hay cámaras, hay registros de entrada? Porque tengo esa preocupación de que uno dice cualquier cosa y mañana van y piden el registro”.
Zuluaga le contesta convencido: “nada, eso ya lo miré”. García Arizabaleta fue incisivo: “o sea, la Fiscalía puede ir mañana y preguntar si tuvimos allá reunión, si entró o si no entró”. Zuluaga lo tranquiliza: “generalmente, esos videos, cuando existen, tienen una vigencia de tres a seis meses y los borran inclusive en los bancos, en todo lado”.
En ese momento se percatan de si hay chats, correos o cualquier otro documento que los pueda comprometer con la ruta de la plata que los brasileños le inyectaron a la campaña. Pero Zuluaga responde de forma lacónica: “todo eso está borrado”.
Zuluaga les resta importancia a los videos y le hace una advertencia a García Arizabaleta: “Yo lo que pienso es que hay que analizar bien qué responder a esas reuniones con Martorelli”.
En los audios queda claro que Zuluaga se reunió unas tres veces con Martorelli, de Odebrecht, y sostuvo por lo menos cinco conversaciones directas con él. Todo desembocó en el aporte de 1,6 millones de dólares a Duda Mendonça.
Otro capítulo que se abre con estos explosivos audios impacta directamente al hoy registrador nacional, Alexánder Vega. Cuando estalló el escándalo de Odebrecht, Vega se desempeñaba como presidente del CNE. Fue allí donde archivaron las investigaciones no solo de la campaña de Zuluaga, sino también la de Santos.
En las grabaciones, Zuluaga revela las movidas de Vega para que el escándalo de Odebrecht quedara en la impunidad.
“Yo estuve en el Consejo Nacional (Electoral) y hablé con Álex Vega. Él me buscó. ¿Qué me dijo? ‘Hombre, mire, yo creo que esto aquí hay que sacarlo en tablas, porque si no, esto se forma una crisis institucional para el país ni la berraca’. Me dijo que él está hablando con el fiscal (Néstor Humberto Martínez) para que no siga insistiendo en eso. Como quien dice, oiga, lo que pasa es que por el lado de Roberto Prieto eso está muy enredado, con todo lo que han venido sacando”, cuenta Zuluaga.
Al oír esto, García Arizabaleta advierte: “Álex Vega es de la tesis de que no pase nada”. Y Zuluaga se lo ratifica: “de que eso tiene que quedar en tablas en el Consejo Nacional Electoral”. Para García, “tablas quiere decir que no van a pedir que compulsen copias en la Fiscalía de nada a nadie”. Evidentemente, esa fue la suerte que corrieron las investigaciones de las dos campañas en el CNE.
En medio de su tormenta, Zuluaga no deja de comparar lo que pasó en la campaña de su contendor, el presidente candidato Juan Manuel Santos, quien resultó reelegido. “Hombre, por Dios, y de buena fe, una vaina, berraco lo que le están descubriendo a Santos con todo eso, qué mierdero tan grande para ellos, no sé qué van a hacer (...). Y allá no pasa nada, del lado de Santos no pasa nada”.
En las grabaciones realizadas por García Arizabaleta hay otro episodio del cual se habla. Se trata de un viaje a Brasil en el que estuvo presente el entonces candidato al Senado Iván Duque, que acompañaba a Zuluaga en calidad de director programático del Centro Democrático, y quien en 2018 fue elegido presidente. Queda claro que en ese viaje no se hizo ningún negocio, por lo que se escucha en los audios. Y, además, que Duque no participó en las negociaciones que terminaron con el aporte de Odebrecht a la campaña de Zuluaga. “Esta semana le dijeron a Diego Tobón, un exmagistrado del Consejo de Estado, que lo que tenían era que yo había ido a Brasil, que me tenían dos viajes adicionales a mí y a David, que habíamos ido en un vuelo chárter de Odebrecht, que me traje la plata en efectivo en esos viajes desde Brasil”, le cuenta Zuluaga a García Arizabaleta.
Sin embargo, luego le deja claro que todo eso fue un chisme y que él pagó el viaje. “Tengo hasta la reserva del hotel que le hicimos a usted, porque todos llegamos al Marriott del aeropuerto de São Paulo. Yo le hice la reserva también de su habitación. A mí me tocó entregarle a Iván Duque el recibo de pago del tiquete y de la tarjeta de crédito mía que pagó el hotel en São Paulo. Se lo entregué el viernes. Incluso no sé si yo habré pagado el suyo, porque fue una sola cuenta. Eran dos habitaciones, pagué ochocientos y pico de dólares, pero no me cuadra por el monto, porque cada cuarto valía como trescientos y pico de dólares”. Aquí los audios ratifican lo que siempre ha dicho Duque: que Zuluaga pagó su viaje con su tarjeta de crédito.
García Arizabaleta le indica que él costeó sus gastos. “La mía no, yo dije en mi declaración que la había pagado”. Zuluaga le responde: “sí, pero yo le hice la reserva, usted llegó al mismo hotel nuestro”.
García Arizabaleta habla de una reunión con Duque. “Aquí estuvo Iván diciéndome que por favor diga la verdad, y yo le dije: ya dije la verdad al Consejo Nacional Electoral”. Es claro que, al no tener nada que ver con la entrada de dineros de Odebrecht a la campaña de Zuluaga, Duque fue categórico en que debían decir la verdad sobre él. Y esa no era distinta a que él jamás se enteró de lo que luego pactaron Zuluaga, su hijo David y García Arizabaleta con Odebrecht. La Fiscalía, durante la investigación, concluyó que, efectivamente, Duque no tuvo ninguna participación y fue llevado a Brasil por Zuluaga como gancho ciego.
El excandidato presidencial afirma que ha recibido una “solidaridad muy grande” de parte de Paloma Valencia y de Pacho Santos.
Una de las reuniones termina cuando Zuluaga le dice a García Arizabaleta: “todos muy firmes, muy unidos, no sé, el mecanismo de comunicación pueda ser con Amalia, que pase por su portería, para que no haya nada de chats ni de nada. Si está interesado en que le busque una cita con el padre Arturo, creo que le ayudaría mucho, sobre todo para dilucidar, por ejemplo, estas cosas, que son conflictos de vida. Yo le dije: ‘padre, estoy que me reviento, yo sabía de eso, qué voy a decir’. Y él me ayuda a afianzar, pero me lo explicó desde el punto de vista de la moral, de la Iglesia, y el mensaje fue: ‘tiene todo el derecho de protegerse de tanta maldad, nadie le está diciendo: usted tiene que inmolarse’. Entonces aquí hay que defenderse con toda la ferocidad, el tema político ya estuvo, el costo estuvo, no hay nada que hacer. Lo que le queda a uno es defender su familia, su honra y ver cómo puede salir, entre comillas, de esto lo mejor librado posible. Gracias a Dios lo nuestro no tiene nada que ver con nada. Tienen un candidato perdedor y unos pagos de Duda con Odebrecht. Bueno, tengo confianza de que Duda va a decir que la campaña no sabía y no estaba involucrada. Pero falta ver qué dice Odebrecht”.
Con lo que nunca contó Zuluaga era que su hombre de confianza, a quien le confió todos los secretos, y quien estaba al tanto de todo lo que pasó en la campaña presidencial, iba a ser el principal testigo en su contra. Las pruebas aportadas por García Arizabaleta son demoledoras y no hay duda de la culpabilidad del excandidato presidencial. Zuluaga buscó elegirse como presidente de Colombia con el dinero sucio de la que ya es conocida hoy como la multinacional de los sobornos, Odebrecht. Tal vez el único camino que le queda a Zuluaga es pedirles perdón a Colombia, a sus electores, a su partido y aceptar los cargos ante la justicia.