A su llegada a San Andrés, en donde acompañará al presidente de la República en una agenda de Gobierno regional, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, rompió su silencio tras ser salpicado en el escándalo de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
El alto funcionario negó que en la cartera de Hacienda se aprobaran o destinaran “cupos indicativos” o compra de congresistas para que se aprobaran las polémicas reformas sociales que ha presentado en el Congreso el Gobierno Petro.
“Eso significa que voy a asumir la defensa y que lo que se está diciendo tiene mucho de especulación en términos de que aquí no hay cupos indicativos ni compra de congresistas”, dijo Bonilla en una corta declaración.
El ministro de Hacienda reaccionó al respaldo que le dio a su gestión el presidente de la República, Gustavo Petro, pese a los audios que reveló en exclusiva SEMANA, que lo dejan contra las cuerdas, sobre un supuesto direccionamiento de “cupos indicativos” a congresistas para apoyar proyectos del Gobierno.
Petro ratificó a Ricardo Bonilla en un extenso mensaje que publicó en su cuenta personal de X, antes Twitter.
“Conozco al profesor Ricardo Bonilla, y lo respeto muchísimo, por su profundidad intelectual como economista de verdad, comprometido con las necesidades de su pueblo”, posteó Petro.
También indicó: “A veces lo intelectual separa del pueblo, te hace veleidoso, te genera una especie de aristocracia falsa que te lleva a servir con ideas, también falsas, a los enemigos brutales de la gente”.
“Bonilla no cayó en ese pecado de la egolatría mental, siempre a pesar de su doctorado, o gracias a él, sirvió a sus alumnos, a su pueblo con humildad”, detalló Gustavo Petro.
E insistió el jefe de Estado: “Sé que la acusación a Bonilla es injusta. Como revolucionario y desde muy joven, amé el sentido de la justicia. El sentido de la justicia no es monopolio de jueces o de un poder, debe ser monopolio de todos los seres humanos”.
“Por el sentido de justicia al interior del espíritu, uno ama al pobre y no lo destruye. Uno no privilegia al que todo lo tiene. En mi vida, he visto jueces injustos que condenan al joven como terrorista por protestar y ser rebelde. Yo mismo sufrí sus consecuencias cuando un general quiso ser juez conmigo, mis ideas y mis acciones”, insistió el presidente.
Y dijo: “He visto jueces justos, humildes y muy valientes que se hacen matar por defender a la víctima y no venderse al victimario para que quede impune, así haya matado miles de personas”.
“El relato periodístico sobre Bonilla es al revés, como casi siempre, cuando se trata de destruir alternativas políticas y sueños colectivos de la gente que trabaja y estudia. La misma funcionaria de MinHacienda lo sabe. Los llamados cupos indicativos, que yo mismo denuncié en el Congreso, en aquel entonces, eran hechos por centenares, en donde los congresistas, identificados por códigos secretos en el MinHacienda, y en donde se entregaban centenares de miles de millones de pesos, girados a alcaldes amigos de los congresistas, para que estos eligieran los contratistas que iban a darles dinero en efectivo para comprar los votos de sus electores, no es un invento de hoy, y no solo es un delito, sino que es el mismísimo sistema político de Colombia”, expresó en el mensaje en esa plataforma digital.
Además, aseguró: “No hay congresista si no compra votos en las regiones, excepto los que apelan a la opinión libre de la ciudadanía, y sin congresistas no hay leyes. La ley sale manchada de poder y corrupción”.
“Este sistema les ha servido a narcos y asesinos en el poder que generan genocidios. La corrupción se ha adueñado de políticos y la ciudadanía electoral comprada. El crimen contra el pueblo se hace así, poder. Los justos van a la cárcel o a la muerte, los asesinos a sus haciendas lujosas a vivir tranquilos a pesar de la sangre, así vuelven a algunos hombres, los hombres más ricos del país”, afirmó el mandatario colombiano.
“Yo mismo descubrí y denuncié esa práctica clandestina a toda Colombia siendo parlamentario libre, en el gobierno de Andrés Pastrana, siendo ministro de Hacienda Juan Manuel Santos; solo me acompañó en mi denuncia con todas las pruebas presentadas, que llenaron las paredes del hemiciclo con nombres propios de congresistas, con sus códigos secretos al frente y la cantidad de dinero entregada, Antonio Navarro, que ha olvidado el consejo de Bateman sobre que las estructuras políticas valen huevo y están por encima los proyectos políticos y el pueblo; también me acompañó Carlos Ossa Escobar, amigo de la paz en ese momento, contralor general y constituyente del M-19, hoy muerto. Ningún juez condenó la práctica, el delito del poder quedó impune. El fiscal general había entregado la Fiscalía al peor crimen de todos: el paramilitarismo narcotraficante, que alguna prensa presentaba como los héroes de la patria que mataban humildes, líderes y los odiados revolucionarios”, dijo.
Por último, anotó: “La política y la ley se siguió basando en la corrupción, le dijeron a Petro, Ossa y Navarro que eran hablacarretas de las Farc, y el pueblo siguió engañado y embrujado en la orgía de sangre y muerte que desató el führer, que crearon para calmar la necesidad de cambiar el país para sacarlo de la sangre... continúa”.