Juan Manuel Cortés, representante a la Cámara por Santander del grupo significativo de ciudadanos Liga de Gobernantes Anticorrupción, acompañó a Rodolfo Hernández durante toda su aspiración presidencial. Por la austeridad de la campaña, el congresista tuvo que poner de su bolsillo para promover la opción del ingeniero a lo largo y ancho del país.

Otros miembros del equipo reconocieron su esfuerzo, destacándolo como uno de los actores más involucrados en la apuesta política del empresario. Como muchos colombianos, a falta del suministro de la campaña, tuvo que pagar por afiches y microperforados alusivos.

“De su bolsillo nunca salió plata para publicidad. La publicidad la pusimos todos los colombianos”, contó Cortés.

Más de 10 millones de colombianos, por convicción, apoyaron a quien se consideró un fenómeno político nunca antes visto en Colombia. Con firmeza y gracia, el ingeniero reiteró, una y otra vez, que no iba a defraudar a quienes depositaron su confianza en él.

Sin embargo, figuras tan leales como el representante Cortés, después de un poco más de un mes en el Congreso, se encuentran completamente decepcionadas del actuar de su jefe político. Según le contó a SEMANA, el sentir lo comparten millones de colombianos que votaron por el empresario santandereano.

“Le tengo un aprecio como persona y lo respeto, pero como político me siento traicionado. Voté por un político para que me representara. Con los pantalones bien puestos, que siguiera con su discurso anticorrupción y dando la pelea. Para mí, no lo es porque está faltando a sus principios”, dijo.

Cortés, quien acompañó a Hernández desde el principio, denuncia que fue excluido del proceso de construcción del partido Liga de Gobernantes Anticorrupción. Junto a Érika Sánchez, la segunda representante electa de la lista del ingeniero en Santander, asegura que no se les consultó para complementar los estatutos del partido, convirtiéndose en lo que el representante llama “un partido familiar”.

“Si él fuera un líder, como yo quería que fuera, él nos sienta y nos propone. Pero nada. Es muy triste”, indicó

Lo que Hernández logró no fue poco. Contra todo pronóstico, le remontó al candidato Federico Gutiérrez y logró el paso a segunda vuelta. Después de un último tramo de campaña feroz, Gustavo Petro le ganó por menos de un millón de votos.

Como segundo lugar en la elección presidencial, la ciudadanía y muchos aliados esperaban a un Rodolfo Hernández retador y firme en el Senado de la República, ondeando la bandera de la lucha contra la corrupción y el derroche en el sector público. A pesar de las altas expectativas, el ingeniero no parece ser su mejor versión en el Congreso.

En primer lugar, nunca quiso estar en el Legislativo, argumentando que su lugar era la rama Ejecutiva. Después de darle mucha vuelta al asunto, el ingeniero, quien ya pensaba en la Gobernación de Santander, encontró en posesionarse como senador una vía para lograr la personería jurídica de la Liga de Gobernantes Anticorrupción.

Al principio, tampoco tenía intención de oponerse a Gustavo Petro. Después, por el Estatuto de la Oposición y para facilitar el trámite de su partido, decidió declararse en contra del Gobierno. A pesar de esto, decidió no ser la voz o jefe de la oposición, concediéndole ese espacio a figuras como María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y David Luna.

La voz del senador, sin el exitoso equipo de comunicaciones de su campaña, se atenuó en medio del bullicio del Congreso. Se prepara para su renuncia al Senado, lugar en el que no se siente cómodo. Seguramente, el ingeniero aspirará a la Gobernación de Santander, asumiendo un rol más acorde a su perfil.

A pesar de que no renuncia a sus aspiraciones políticas, el ingeniero parece dejar huérfanos a más de 10 millones de votantes que, más que un personaje, buscaron un liderazgo que les garantizara la defensa de sus ideales frente a un Gobierno que parece no tener mucho contrapeso.