El nuevo sistema de salud de los maestros lleva tres meses operando, pero hay personas entre sus 800.000 afiliados que enfrentan obstáculos para acceder al servicio, el mismo que reformó el Gobierno de Gustavo Petro. Los problemas van desde falta de acceso a medicamentos, poca disponibilidad de citas para especialistas y hasta afiliados que decidieron pagar las cirugías por su cuenta porque el Fondo del Magisterio (Fomag) no ha completado la disponibilidad de la atención.
SEMANA conoció el caso de una maestra pensionada, en el Eje Cafetero, que estaba a la espera de una cirugía de rodilla. Ante la falta de una autorización del fondo, terminó pagando la operación de manera particular con un crédito de 34 millones de pesos porque ya prácticamente no podía caminar y está esperando que el Fomag le reconozca el costo del procedimiento.
Al igual que ella, una mujer embarazada tuvo que comprar medicamentos psiquiátricos por su cuenta porque la autorización para esas medicinas no llegó y la falta de esos fármacos comprometía su salud y la de su bebé. La situación por la que pasan los pacientes es tan grave que ellas prefieren no dar sus nombres en medios y solo alertar con sus relatos acerca de la situación que viven los afiliados a ese fondo.
El Gobierno transformó el Fomag para eliminar la intermediación en el sistema de salud de los maestros y de sus familiares. De esa manera, se dejó de contratar a operadores por regiones que hacían las veces de administradores y a su vez subcontrataban a los prestadores, para firmar los convenios de manera directa con esas instituciones que terminan brindando la atención directa a los usuarios.
El problema es que esa modificación se saltó el periodo de transición y comenzó a operar cuando ni siquiera estaban firmados todos los convenios en la red primaria de atención en salud (la misma que atiende en citas de médicos generales) y con un listado de especialistas para enfermedades más complejas que apenas estaba en construcción. La atención más especializada, la de los hospitales, tampoco estaba contratada.
En Antioquia, todos los hospitales públicos de los municipios amenazaron con dejar de prestar atención a los afiliados al Fomag porque el fondo, desde su administración central, no había pagado a tiempo la prestación de los servicios que ya se habían brindado a sus afiliados.
El ultimátum tuvo una pausa el 2 de agosto, cuando en una reunión entre el Fomag, Fecode y representantes de las instituciones prestadoras se acordó seguir prestando el servicio y solo hasta esta semana, cuando hubo un encuentro más con la vicepresidenta del Fomag, Magda Lorena Giraldo, desde el sistema del magisterio se comprometieron a dejar listos todos los contratos para más tardar el jueves 15 de agosto.
Pero en la mañana del viernes 9 de agosto, al cierre de esta edición, hubo un plantón de maestros en La Alpujarra, sede administrativa de Medellín, en el que la Asociación Sindical del Distrito de Medellín reclamó una atención de calidad porque aun estando en una ciudad capital los pacientes tienen problemas para conseguir citas y medicamentos.
El lío es estructural, si se tiene en cuenta que aún no se han completado todos los contratos con los prestadores y las instituciones vienen brindando sus servicios por medio de acuerdos precontractuales que el Fomag entiende como la base de un contrato futuro, pero que aún no constituyen un acuerdo en sí.
Es más, durante los reclamos de esta semana en Antioquia, la misma vicepresidenta delegada para el Fomag les confirmó a los educadores que la entidad sí tiene dinero para pagar en sus cuentas, pero está demorada con todas las contrataciones. La cuestión es que la falta de giros dejó en riesgo la atención de los afiliados.
“El Fomag sí tiene recursos. Muchos de los hospitales y clínicas cuentan con actas precontractuales y es lo que vamos a legalizar al 15 de agosto, tenemos un compromiso de pagos para sacarlos en el porcentaje que se estipuló a esa fecha. El fondo cuenta con un procedimiento de auditoría que se seguirá haciendo, pero vamos a agilizar los pagos”, prometió la vicepresidenta del Fomag en su visita a Medellín.
Los líos impactan directamente a los usuarios. “La falta de pago del Fomag a los hospitales públicos en casi todo el país ha generado la cancelación de las cirugías programadas y de otros procedimientos que complican la salud de muchos beneficiarios. Hasta la semana pasada, la auditoría de facturación señalaba que no pagarían a quien no tuviera contrato. No han contratado a ningún hospital público, solo al sector privado”, sostuvo el líder de los docentes en el Eje Cafetero, Dimas Andrés Arias.
Luis, un maestro pensionado de Turbo, quien presenta una condición de discapacidad que lo obliga a movilizarse en silla de ruedas, contó que ha estado consiguiendo la insulina que necesita para tratar su diabetes mediante sus allegados porque el fondo nada que se la entrega con las órdenes médicas, y si no se inyecta a diario ese componente, puede enfermarse.
“La insulina la he conseguido con amigos que me facilitan el medicamento porque si no la compro se me dispara la diabetes. Tuve que pagar la atención de una enfermera auxiliar en casa para un tratamiento porque necesitaba cuidados especiales y no puedo desplazarme”, relató.
William, un paciente cardiaco de Medellín, aseguró que cada mes compra las pastillas que le recetó el médico para sus problemas de corazón de manera particular porque cuando acude a la farmacia del fondo le responden que no hay disponibilidad: mientras en el dispensador del sistema de salud no hay existencias, en las farmacias particulares consigue cada caja por cerca de 76.000 pesos que saca de su bolsillo porque el sistema no le responde.
Los afiliados del Fomag que cuentan con recursos propios para financiar sus tratamientos médicos han estado gastando sus ahorros en medicinas y citas que antes tenían garantizadas por el sistema de salud, pero quienes no cuentan con recursos se ven obligados a suspender sus tratamientos, pese a las implicaciones que esta situación tiene para su salud.
“Están matando a la gente y descapitalizando a las familias. No hay quien atienda a las personas”, se queja Bibiana Alzate desde Cartago, Valle del Cauca. Su madre se llama Eunice Castaño, está afiliada al fondo y necesita tomar medicamentos a diario para tratar la artritis reumatoide y la hipertensión, insumos que no le han entregado en los tres meses que lleva operando el fondo.
Esa familia afirma que ha gastado cerca de 8 millones de pesos pagando de su bolsillo las pastillas e inyecciones que el sistema no les da porque esa es la única manera de garantizar la calidad de vida de Eunice. Otro punto sobre el que advierten los docentes es que hubo un cambio en el sistema, pero la Fiduprevisora y el Fomag terminaron contratando a los mismos prestadores del pasado que el Gobierno aseguraba querer eliminar.
El cambio en el sistema de salud de los maestros sigue siendo una de las banderas en salud del Gobierno Petro, que presentó esa iniciativa como el plan piloto de la reforma a la salud que promovió el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo. Después de tres meses de su puesta en operación, la iniciativa sigue dejando a los docentes sin atención y en un grave riesgo.