El alcalde electo de Santa Marta, Carlos Pinedo Cuello, iniciará su gestión el primero de enero con mayorías en el Concejo. Sin embargo, se enfrentará a la izquierda petrista y a una eventual cascada de demandas a su elección que le podrían generar una crisis de gobernabilidad.

Pinedo llegó al poder tras ocupar el segundo lugar en las elecciones del 29 de octubre, cuando obtuvo 85.222 votos. El primero, Jorge Agudelo, le ganó por 282 votos.

En teoría, debería ser el alcalde, pero su candidatura quedó sin piso jurídico por un fallo del Tribunal Superior de Santa Marta que consideró que se inscribió de forma extemporánea. Agudelo se inscribió el 10 de octubre, cuando el plazo estipulado por la Registraduría era el 29 de septiembre. Fuerza Ciudadana, el partido político que lo avaló, argumenta que la inscripción “durmió” en la Registraduría desde el 29 de septiembre, pero no se registró.

Carlos Pinedo enfrenta una difícil coyuntura parposicionarse como alcalde de Santa Marta. | Foto: API

El problema es que el fallo del Tribunal Superior de Santa Marta, que tumbó la decisión de un juez que le había permitido a Agudelo inscribir su candidatura, se produjo cuando él ya había ganado la alcaldía con 85.504 electores.

La comisión escrutadora procedió a restarle los votos a Agudelo. Pinedo tendrá más de un frente de lucha porque con su triunfo pateó el tablero, sacó a la izquierda del poder samario y le quitó la única ciudad capital al progresismo. Pinedo tiene en contra al gobernador electo del Magdalena, Rafael Martínez, uno de los hombres más cercanos a Carlos Caicedo, quien avaló a Agudelo. No lo reconoce como alcalde electo. “Yo solo reconozco a los alcaldes de mi departamento que en democracia ganaron, excepto el de Santa Marta”, le dijo a SEMANA.

“En las urnas, ganó Agudelo, no Pinedo, es un tema de legitimidad. Lo que ha habido es un robo, un atraco a los samarios”, señaló Martínez. “¿Cómo puedo recibir en mi oficina a alguien que no es legítimo?”, preguntó. “Es un alcalde ilegítimo, él no ganó en las urnas”, enfatizó. La comisión escrutadora, según el gobernador, “debe terminar presa”.

Rafael Martínez, gobernador electo de Magdalena.

La elección de Pinedo tampoco fue bien vista por el presidente Gustavo Petro. Aunque el jefe de Estado no ha dicho públicamente que lo desconoce, se pronunció en contra de la comisión escrutadora que anuló los votos de Agudelo. “Al volver cero la votación mayoritaria de Santa Marta, se han anulado sin ninguna sentencia penal los votos y los derechos políticos de decenas de miles de samarios que eran y son mayoría electoral”, aseguró Petro. “Esto no se puede permitir en democracia”, añadió.

Pinedo no ha recibido una llamada del gobernador del Magdalena y no la recibirá. Tampoco del presidente Petro. Como si fuera poco, la alcaldesa actual, Virna Johnson, avalada por Fuerza Ciudadana, tampoco le ha respondido un mensaje para hacer el empalme de su gobierno. El problema es que ya empezó diciembre y el 1 de enero él tomará posesión de su cargo.

“Le envié un mensaje a la alcaldesa, porque estamos un poco atrasados. Estoy inquieto con el empalme porque tenemos que avanzar”, expresó Pinedo. Él es el padrino de bodas de la mandataria Johnson, pero hoy están distanciados personal y políticamente. “Gustavo Petro es el presidente de todos los colombianos, lo miramos con mucho respeto. Señor presidente, aquí está Santa Marta, lo necesitamos para sacarla adelante”, enfatizó Pinedo a SEMANA.

Gustavo Petro no le contesta mensajes a Pinedo.

Pinedo no depende de la Gobernación de Magdalena porque Santa Marta es distrito y es independiente. Sin embargo, la ciudad cumple 500 años en 2025 y sería importante obtener proyectos articulados con el departamento, como ocurrió con Carlos Caicedo y la alcaldesa Virna Johnson.

La justicia estará ocupada en los próximos cuatro años. El caicedismo ya presentó una demanda de nulidad con alcance internacional con la que pretenden que Agudelo retome la alcaldía, mientras que Carlos Pinedo radicará una demanda electoral contra las diferentes comisiones escrutadoras, en la que quiere demostrar que en las elecciones del 29 de octubre hubo fraude y que él no quedó de segundo en votación, sino que le robaron votos. La pelea jurídica y política no parece tener un fin cercano.