En contra de 170 años de historia, pero para sorpresa de pocos, el Partido Conservador se declaró bancada de Gobierno. La decisión, que se veía venir al tener el control del Ministerio de Transporte, causó indignación y polémica en la fracción más tradicional de la colectividad.
Las bases, algunos congresistas y líderes históricos han manifestado su decepción y frustración frente al nuevo rumbo de la colectividad, que parece ser la fase final de una decadencia de varios años, en los cuales son vistos como un partido exclusivamente transaccional y ávido de burocracia.
SEMANA consultó con congresistas, dirigentes y pesos pesados de la colectividad para conocer cómo se gestó la decisión, las repercusiones y lo que viene para la derecha conservadora que, ante la decisión del partido, se siente abandonada.
Un hombre crucial en la decisión fue el actual presidente del Partido Conservador, el senador Carlos Andrés Trujillo, quien hoy es un aliado estratégico del presidente Gustavo Petro. En la segunda vuelta, el senador decidió apoyar al líder del Pacto Histórico por encima de Rodolfo Hernández, a pesar de que la mayoría de los conservadores estaban con el ingeniero. El rumbo inminente hacia Petro causó posteriormente la renuncia del entonces presidente del partido, Ómar Yepes.
La alianza entre ambos se forjó en medio de las elecciones al Congreso. Trujillo, uno de los senadores más votados del conservatismo, logró la curul en Senado con un considerable respaldo electoral en La Guajira. Posteriormente, el apoyo en el territorio le sirvió a Petro para la segunda vuelta, en la que arrasó en la región Caribe.
Según algunos conservadores, uno de los hombres clave para sacar esa votación fue el secretario general de la Cámara de Representantes, Jaime Luis Lacouture, oriundo de la región. Lacouture ha reconocido que tienen una estrecha amistad con Trujillo. Gracias al senador, con el apoyo de la bancada, el exmagistrado obtuvo el cargo en la mesa directiva de la corporación.
Al mismo tiempo, Trujillo es fuerte en su natal Antioquia, donde fue alcalde del municipio de Itagüí. En su alianza con Petro, cabe resaltar su estrecha cercanía con el exsenador Julián Bedoya, uno de los facilitadores en la región del ahora presidente durante la campaña. Para las elecciones regionales de 2019, el parlamentario conservador y el liberal se unieron, relación política que sigue vigente. “Para nadie es un secreto que Julián Bedoya es íntimo amigo de Carlos Andrés Trujillo, están actuando de manera conjunta. De hecho, es normal verlos por los pasillos del Congreso juntos”, afirmó el representante liberal Juan Carlos Losada.
En el Partido Conservador hay molestia por esa relación de Trujillo con Petro, pero a su vez, varios congresistas la han respaldado pensando en el apoyo del Gobierno. Otros han tenido la idea de renunciar y se mostraron inconformes con esa decisión, sin embargo, dicen que no lo harán porque eso podría acarrear una sanción y por eso es mejor ser una voz disidente desde la colectividad. Aseguran que, en caso de que no respalden un proyecto, apelarán a la objeción de conciencia.
A pesar del debate interno, la relación entre el petrismo y el conservatismo ya genera frutos. Los azules se quedaron con la secretaría de la Cámara de Representantes y con una importante representación en la Comisión Primera, presidida por Juan Carlos Wills, congresista del partido. Además, tienen el Ministerio de Transporte, en cabeza de Guillermo Reyes, quien trabajó con Trujillo en su administración en Itagüí.
Aunque la decisión fue tomada por los 17 integrantes de la dirección nacional, hay inconformidad porque no se consultó de forma amplia a la bancada, quienes solo recibieron una notificación de la posición final.
La decisión no solo fue de Trujillo, también la apoyó la dirección nacional. Sin embargo, hay voces inconformes en la bancada que dicen que solo los notificaron.
En las toldas azules, grandes líderes se manifestaron en contra de esa decisión. SEMANA conversó con algunos de ellos. “Va a surgir en Colombia una nueva fuerza”, aseguró con determinación el exministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, quien siente que para futuras elecciones habrá un electorado que no sentirá la misma representatividad con el partido.
Aunque considera que las banderas conservadoras no desaparecerán, sí le traerá enorme costo político a la colectividad. “La opinión pública lo ha visto como un partido que se acomoda hacia donde estén soplando los vientos. Son convenientes en el corto plazo para las personas que están en el Congreso, pero a largo plazo son costosas para el electorado”, dijo Cárdenas.
David Barguil, exprecandidato presidencial y quien para muchos encarnó la renovación, no quiso pronunciarse después de la decisión. Su posición la dejó clara horas antes, con una carta pidiéndole al partido que asumiera la independencia: “No podemos sacrificar o matizar lo que creemos en virtud de la coyuntura del momento”.
Juan Carlos Echeverry, por su parte, es duro con la colectividad al señalar en lo que se ha convertido. “El Partido Conservador se ha vuelto el partido del presidente, cualquiera que sea el presidente”.
Además, aseguró que el conservatismo viene abandonando a sus figuras más destacadas y representativas, como Noemí Sanín, Juan Camilo Restrepo, Marta Lucía Ramírez y los precandidatos para 2022. “El partido los ha dejado tirados en el piso, los bota debajo de un bus andando”.
El expresidente Pastrana aseguró que no dará más declaraciones sobre el tema más allá del mensaje que envió por Twitter. “No hubo un voto conservador que avalara la manguala de Petro y su extrema izquierda con las organizaciones criminales del narcotráfico. La corrupta alianza con Petro de los parlamentarios conservadores desprecia a la militancia del partido e insulta sus principios”, aseguró.
El anterior presidente de la colectividad tampoco se quedó callado. “Es un desatino monumental. El partido estaba en su mejor momento, luego de las elecciones parlamentarias, y esperaba que el conservatismo fuera una guía sobre la política nacional y que, naturalmente, asumiera una actitud crítica y de veeduría”, dijo Ómar Yepes.
“Laureano Gómez, Mariano Ospina, Álvaro Gómez, Misael Pastrana y Gilberto Alzate deben estar removiéndose en la tumba con lo que están observando”, agregó.
Por parte de la bancada se acatará la decisión sin mayor protesta, sin embargo, existen congresistas y militantes que se sienten defraudados con el nuevo rumbo del Partido Conservador. Una fracción liderada por Pastrana y Yepes hace un llamado a la rebelión.
En la mañana del pasado jueves, Pastrana y Yepes se reunieron en la oficina del expresidente, en el norte de Bogotá, para discutir la situación del partido. Hablaron sobre las llamadas que han recibido de los directorios en todo el territorio nacional, rechazando la alianza con el Gobierno.
Yepes, por su parte, espera un liderazgo fuerte del expresidente Pastrana, trazando la línea que deben seguir quienes no están de acuerdo con el nuevo rumbo.
“Espero que el presidente Pastrana se ponga al frente del Partido Conservador, para mirar cuál va a ser la reacción de la militancia, a ver si lo acompaña en esa posición. Bien sea para asumir el mando del partido en su integridad o para pensar en una alternativa, que podría ser una organización conservadora que salga al rescate de los valores del partido”, dijo Yepes para SEMANA.
El expresidente del conservatismo aseguró que no piensan aún en otro partido, pero en caso de no encontrar un espacio en la colectividad, es claro que no temen buscar otras plataformas. “¿Se podrá al interior del partido o no se podrá? La militancia tiene la palabra”, concluyó.
El presidente Gustavo Petro citó a la bancada conservadora a una reunión el próximo martes. Mientras algunos congresistas se sienten a gusto con la promesa de burocracia, otros no saben cómo explicarle a su electorado. Se espera acompañamiento, pero no se descarta que, después de la luna de miel, haya matices de independencia en temas en los que hay diametral diferencia.