El Gobierno Petro no tiene aún los votos suficientes para la aprobación de sus reformas en el Congreso y, a medida que pasan los días, a las iniciativas les surgen obstáculos. De hecho, casi dos meses después de iniciado el segundo año legislativo, las discusiones no arrancan. Mientras tanto, el grueso de los partidos busca aplazar los debates para después de las elecciones regionales de octubre próximo.
Esta semana, la Cámara le propinó un golpe contundente a la reforma a la salud. Creó una subcomisión integrada por voceros de todos los partidos con el fin de redactar un nuevo texto, distinto al que radicó en enero de 2023 la entonces ministra Carolina Corcho. Hoy, siete meses después, solo está aprobado en primer debate en la Comisión Séptima de la Cámara.
La proposición significa un duro revés para la reforma. De entrada, se tendrá que escoger a los voceros de cada partido e iniciar la discusión, un escenario que retrasará el estudio de la iniciativa porque la proposición contempla mesas regionales que incluyan a sectores de la salud, la academia y los gremios, entre otros. Eso quiere decir, prácticamente, empezar la discusión desde cero y poner de acuerdo a varios partidos en un solo texto.
El problema es que el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, tiene afán de aprobar la reforma a la salud pese al fuerte impacto que tendrá para 50 millones de colombianos. Él, como político curtido, tiene claro que los congresistas buscarán dilatar el trámite del proyecto para acercarse a las elecciones de octubre y argumentar que no están dispuestos a someterse al desgaste que acarrea una iniciativa ya satanizada, pues produce más dudas que certezas.
Después del 29 de octubre, si al Pacto Histórico le va mal en las urnas, el Gobierno, además, perdería legitimidad política. Velasco pretende que, de forma paralela, la subcomisión adelante el consenso de la reforma y, al mismo tiempo, la plenaria del Congreso avance en sus discusiones. No obstante, cuando se crean este tipo de subcomisiones, se frena el trámite del proyecto a la espera de sus modificaciones y recomendaciones.
El tema será discutido en la plenaria de este martes 5 de septiembre porque el presidente de la Cámara, Andrés Calle, cercano a la Casa de Nariño, tiene todo listo para seguir con la discusión, pero las mayorías se le atravesarán y le exigirán que detenga su estudio mientras avanza la subcomisión. La discusión será en tono mayor, dado que la subcomisión se aprobó por unanimidad en el Congreso y la votó hasta el Pacto Histórico. ¿Cómo se echarán para atrás?
La votación fue ordinaria y no se hizo de forma nominal y pública. Por eso, los congresistas cercanos al presidente Petro creen que la oposición los engañó y les metió un golazo por distraídos y por no leer. El ministro Velasco le vendió al país el mensaje de que la proposición surgió del gran acuerdo nacional que promueve Petro. Pero la realidad es otra.
SEMANA conoció que, en el chat de la bancada de Cámara del Pacto Histórico, los representantes Heráclito Landinez, David Alejandro Toro, David Racero, María Fernanda Carrascal y Alfredo Mondragón, uno de los ponentes de la reforma a la salud en la Comisión Séptima, reconocieron una jugada en la que la izquierda salió perdiendo.
“Hoy me siento mal con lo que pasó, nos hicieron una jugada y ni nos dimos cuenta”, escribió Landinez. “Eso nos pasa por güevones”, añadió el representante a la Cámara después de haber votado positiva la proposición. Ahora, escribió otro dirigente, “debemos pensar qué hacer y en eso hay que escuchar a los dos ponentes, Alfredo Mondragón y Martha Alfonso”. La representante Carrascal propuso unificar criterios y salir a comunicar.
Mondragón dejó claro en los chats: “Por supuesto, fue una jugada, pero no deberíamos caer en el juego de justificar la votación”. Propuso cambiar el discurso y decir: “Siempre estamos dispuestos a la concertación, pero no vamos a entrar en el juego de la dilación con jugaditas. Esperamos que el ánimo de concertación esta vez sea sincero y no se pretenda una jugada para suspender el debate de las reformas”.“¿Cuál es la línea a seguir? ¿Decimos que fue una jugadita? ¿Decimos que no estábamos poniendo atención? ¿Decimos que la mesa directiva tuvo la culpa?”, se preguntó el representante Toro.
Racero, expresidente de la Cámara, escribió que lo importante es decir a la opinión pública que este tipo de subcomisiones “no afectan el debido trámite del proyecto”. Además, anticipó: “Vamos a ir a discusión dura en la plenaria (el martes)”. Como si fuera poco, luego de que la representante a la Cámara Katherine Miranda se acercó al secretario general del Congreso, Raúl Enrique Ávila, a fin de entregarle la proposición de la representante Julia Miranda, del Nuevo Liberalismo, para su aprobación, el propio funcionario quedó perplejo. Cuando le informó al Congreso el contenido de la iniciativa para su votación, en varias oportunidades Ávila levantó la cabeza, miró sorprendido a los congresistas y les indicó, con el rostro asombrado y con el dedo índice apuntando a su oído izquierdo, que prestaran atención. Aunque él hizo la advertencia, no le pusieron cuidado y aprobaron la proposición.
SEMANA conoció que la idea de proponer una subcomisión para concertar un nuevo texto de reforma a la salud surgió por la insistencia de Petro de un acuerdo nacional que permita un consenso alrededor de los proyectos. Y se cristalizó cuando el jefe de Estado se reunió con la bancada de la Cámara del Partido Liberal este miércoles en la Casa de Nariño. El encuentro no dejó satisfechos a todos los dirigentes.Por eso, en el Congreso estiman que la subcomisión que redactará un nuevo texto de reforma a la salud pondrá a prueba las verdaderas intenciones de consenso del presidente.
“Esperamos que se respete la voluntad de la plenaria, que el Gobierno y el presidente Andrés Calle respeten la voluntad de la Cámara, que está pidiendo una subcomisión. Por lo tanto, no se puede seguir el trámite hasta tanto no se subsane un texto”, dijo Miranda. Y pidió: “No vengan con murallas porque la proposición es clara”.
Lo más posible es que se suspenda el trámite de la reforma a la salud mientras avanza la subcomisión. Al fin y al cabo, la Alianza Verde, Cambio Radical, el Centro Democrático, el Partido Liberal, La U y el Conservador, entre otros, aprobaron la iniciativa, pues hoy el Gobierno no tiene los votos y las mayorías no están de acuerdo con el articulado de la reforma a la salud, al que llaman “Frankenstein” o “colcha de retazos”, entre otros términos.
La representante Miranda le dijo a SEMANA que tiene profundas diferencias con la reforma a la salud y cree necesario que entre todos los partidos se concierte un nuevo texto. Además, no entiende por qué el Pacto Histórico, después de aprobar la proposición, no quiere ponerla en práctica. “Es muy inexplicable que el llamado del presidente no sea atendido por su misma coalición. No tenemos otra voluntad que la de llegar a un acuerdo con el texto que se presente”, argumentó.
Aunque la subcomisión podría convertirse en un salvavidas para el Gobierno porque tendrían asiento voceros de los partidos que se pondrían de acuerdo con más rapidez, la propuesta no le gusta totalmente al ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, pues la nueva reforma que resultaría de esas mesas no sería la de Petro, sino la de la Cámara.
En el Gobierno las alarmas están encendidas porque la misma suerte podría correr con la reforma laboral. Aunque esta semana el Ministerio del Interior tenía planeada su discusión en la Comisión Séptima de la Cámara, tampoco ocurrió.
No obstante, allí, aunque podría surtir su trámite, en la plenaria de la Cámara enfrentará su mayor obstáculo. El director nacional de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, advirtió que el proyecto no ha sido totalmente socializado y concertado con el sector empresarial.