Tras la aplastante derrota que sufrió en las elecciones regionales, el Pacto Histórico aún no se repone y busca recomponerse. Las bases regionales están molestas porque hubo casos en los que no se inscribieron ni siquiera listas a asambleas, concejos o JAL debido a las disputas entre los máximos líderes de esa coalición.
Como lo dijo uno de los estrategas que se echó al hombro la campaña por las territoriales, “aunque eso parezca insignificante, deja ofendida a la gente en los territorios y obliga a una reconfiguración. Hay que hablar de manera crítica hacia las direcciones de los diferentes partidos que conforman el Pacto Histórico”.
Las discusiones son varias, al igual que los temas: la opción de conformar un partido único, presionado por el presidente Gustavo Petro; la campaña que se avecina en 2026; la precandidatura presidencial de Daniel Quintero y la relación de la bancada del Congreso con las regiones, pues se comenta que ciertos congresistas y líderes populares en los medios dañaron la relación en los territorios.
Entre los mencionados están Gustavo Bolívar, María José Pizarro y Alexánder López Maya, quien acaba de perder la curul en el Congreso por una decisión del Consejo de Estado; un golpe directo para la vicepresidenta Francia Márquez porque él era uno de los que más defendía sus intereses dentro de la coalición.
De ese grupo, Bolívar ya inició una gira nacional para “reorganizar la defensa del Gobierno”, iniciativa que tendrá su primera parada en Cali, pese a que en esa capital y en el departamento, la Alcaldía y la Gobernación quedaron en manos de fuerzas que no son del Pacto Histórico: la primera es de un empresario independiente (Alejandro Éder) y la segunda del Partido de la U con Dilian Francisca Toro.
Bolívar no sería el único que asumiría esa misma tarea y ya hay otros del ala fiel a Petro que están pensando en empacar maletas para revivir la coalición en las regiones, donde está la base social del Gobierno.
Entonces, ¿tiene arreglo el Pacto Histórico? El representante David Racero asegura: “El Pacto no está en crisis, es lo primero que tengo que decir. Y esa es una lectura errónea y a veces infundada, de mala fe. El Pacto como fuerza es la experiencia más grande que se ha consolidado de centroizquierda en el país, es una experiencia icónica que apenas lleva un año y medio de haberse consolidado. Entonces no podemos echarnos a engaño tratando de achacarle a un proyecto político que lleva año y medio, y que está en la doble tarea de gobernar y de ejercer el liderazgo en el campo político, problemas de partido muy viejo”.
Pero la casa está desordenada. Los partidos que integran el Pacto hicieron sus propias alianzas este año y eso está acelerando la discusión de si hay o no partido único. En principio, hay quienes dicen que la idea va a fracasar por los personalismos que tienen las colectividades pequeñas.
Mientras eso pasa, en el Congreso hay síntomas de que la fisura en el petrismo es más amplia de lo que se pensaba: ya hay legisladores del propio Pacto Histórico hablando de hacer control político al presidente Petro porque el Gobierno no ha sido lo que esperaban.
Quien puso el tema en la mesa fue el representante Ermes Pete Vivas, un líder indígena del Cauca, que asegura que fue elegido para hacer control político y que las comunidades están molestas porque, si bien pensaron que con el Gobierno del cambio todo sería diferente, siguen sin sentirse escuchados. Esa es apenas una muestra de que al jefe de Estado no solo se le desbarató la coalición del Congreso, sino también la de su base social.
Otros congresistas del Pacto, que hablan bajo reserva, advierten además que el Gobierno Petro no está cohesionado y cada ministro actúa de forma independiente. Eso ha dificultado el trámite de las reformas más ambiciosas que han causado una profunda polémica por el impacto negativo que pueden tener en la vida de la gente.