Iván Márquez reapareció este lunes, 24 de junio, en la instalación de los diálogos de paz de la Segunda Marquetalia con el Gobierno Petro.
Visiblemente afectado por el atentado que sufrió en este país y que le hizo perder parte de su visión y el brazo derecho, Márquez dijo que ese grupo está dispuesto a consolidar la paz de Colombia.
Aunque en el país se había conocido la noticia sobre la muerte de Jesús Santrich, El Paisa y Romaña, por primera vez el jefe de la Segunda Marquetalia las reconoció.
Este reconocimiento es clave porque demuestra que la Segunda Marquetalia tiene una debilidad, por lo menos militarmente hablando, ya que estas personas eran del primer anillo de Márquez. De hecho, cuando abandonaron el Acuerdo de La Habana, todos se juntaron y cruzaron la frontera para sacar adelante sus planes criminales.
Sin embargo, todos fueron dados de baja en 2021, aunque en diferentes situaciones.
¿Cómo murió Santrich?
Santrich era buscado por las autoridades colombianas por terrorismo, secuestro extorsivo, entre otros, y era requerido en extradición por narcotráfico en una corte en Estados Unidos, señalado de participar en el envío de cargamentos de cocaína a ese país.
Por los mismos hechos había sido capturado en Colombia en 2018, pero meses después quedó en libertad en medio de una inmensa polémica judicial y el descontento de las autoridades estadounidenses. Varios políticos apoyaron a este exjefe de las Farc en su momento y exigieron su libertad.
Aprovechando esa situación, el jefe de las disidencias se refugió en el vecino país hace dos años, donde se movía principalmente por el estado Zulia, en la frontera con Colombia, y su mayor influencia criminal estaba en las zonas limítrofes con La Guajira, Cesar y Norte de Santander. La inteligencia había establecido que Santrich tenía a su cargo la Red Comunicacional Insurgente, la Cadena Radial Bolivariana Voz de la Resistencia y la Comisión Nacional de Comunicaciones. Sus pronunciamientos demostraban que cada vez era más radical.
Allí se encontró con alias Iván Márquez, quien ya había desertado del proceso. En agosto de 2019, él, Santrich, Romaña y El Paisa aparecieron en un video anunciando que retomaban las armas y nacía la Segunda Marquetalia, a la que el Gobierno Duque calificó como Narcotalia, ya que se dedican al negocio del narcotráfico.
La tranquilidad de Santrich se vio alterada el pasado 17 de mayo, cuando murió en una violenta emboscada mientras se movilizaba en una camioneta por una trocha en territorio venezolano. Ese día, el vehículo fue atacado por hombres fuertemente armados con fusiles, granadas y otros explosivos, a tal punto que ni él ni sus seis escoltas tuvieron tiempo de reaccionar. Todo ocurrió en pocos segundos. La camioneta quedó destrozada y sus siete ocupantes murieron al instante.
La fuente venezolana le dijo a SEMANA que, días atrás, Santrich se había salvado de caer en otro ataque del mismo comando enemigo. En ese momento, cuando estaban listos para ingresar a su campamento, una llamada que recibió en su celular lo obligó a salir intempestivamente del sitio y frustró la operación en su contra.
Esta habría sido la razón para que dicho comando armado cambiara de planes y decidiera emboscarlo en medio de uno de sus desplazamientos en un punto venezolano, cercano a la frontera con Colombia. El ataque fue de alta precisión y comprueba que a Santrich le seguían los pasos milimétricamente desde hace tiempo.
Cuando Santrich y sus escoltas estaban ya sin vida, los atacantes se acercaron al cadáver del exjefe de las Farc y le tomaron unas fotografías para probar que efectivamente estaba muerto y habían cumplido el objetivo. Desde que se conoció la noticia de Santrich, la opinión pública reclamaba una evidencia para comprobar esa muerte. Hoy dicha prueba ha salido a la luz. Ninguna autoridad ha identificado a los autores materiales de estos hechos. Lo cierto es que, tan pronto dieron muerte a Santrich y a su gente, los integrantes del comando desaparecieron con rapidez del lugar sin dejar ningún rastro.
El relato sobre cómo murió Romaña
Un mercenario que dice haber participado en la operación para dar de baja a Romaña está lleno de detalles de película. El hombre, que no es colombiano y que llegó al país con esa misión, relató los pormenores de lo que se habría planeado para capturar al exguerrillero, uno de los exjefes de las Farc y de las disidencias de la Segunda Marquetalia.
“Yo fui el que estuvo con Romaña casi un año, haciéndole creer que era un narcotraficante, como me dijeron la CIA, la DEA y el Grate (Grupo Antiterrorista de la Policía)”, le dijo el mercenario a SEMANA.
El relato de cómo se mantuvo todos esos meses escondido llama la atención, en especial por un detalle: ese año que estuvo infiltrado, mientras se pensaba en cada detalle para lograr capturar a Romaña, el hombre siempre tuvo un GPS que supuestamente les permitía a las autoridades saber dónde estaba.
El mercenario contó cómo funcionaba ese aparato. “Son unos bolsitos negros, uno mete las cosas suyas, la ropa dentro. Pero si usted toca, no encuentra el GPS. Y ellos saben a toda hora dónde está uno”, dijo.
Esto habría sido determinante en el momento en que la operación tuvo éxito. A Romaña lo mataron en una pista aérea. Cuando ellos estaban allá, les pidieron mandar una foto del disidente. “Yo tuve que mandar esa foto y avisarle a un contacto en Italia dos días antes que, cuando le llegara esa foto, la girara a un número de Colombia. ¿Si me entiende? Y el número de Colombia aseguraba que nosotros ya estábamos con Romaña, ya se estaba haciendo la operación”, contó.
Se trataba de una maletica negra, pero también de un aparatico en el cuerpo, un spot. Y el lugar donde el mercenario lo llevaba buscaba que no fuera nunca encontrado: en los calzoncillos. “Adentro de los calzoncillos”, aclaró el mercenario, para ser específico.
“En los calzoncillos no te requisaban”, agregó. El maletín, por su parte, también les permitía a quienes no estaban infiltrados saber dónde estaban. Pero no los protegía de nada. “Pues sabían por lo menos hasta dónde llegó el maletín. No hubiera pasado nada porque habríamos quedado muertos ahí, como quedó Chaverra y han quedado muchas más personas”, contó.
El hombre también narró con pelos y señales cómo movieron plata para la recompensa de esa operación. Según el mercenario, todo el dinero “salió de la embajada americana”. Cuenta que se lo entregó Wilson Trejos, detrás de la Universidad Nacional, en un parqueadero.
“Nos dice: vea, los gringos solo nos dieron 1,2 millones de dólares, tienen que tener paciencia porque, como el cuerpo quedó allá... nosotros les hemos dicho: pero vea que a ti te trajeron las fotos”, contó el extranjero.
Y continuó relatando cómo sucedió esa conversación. “Entonces él me dijo: no, como esto es en otro país, hay un poquito de papeles que hacer, pero de aquí a un mes nos dan el resto. O sea, nos dieron 1,2 millones de dólares. Faltan 3,8 millones de dólares. ¿Dónde está ese dinero? Yo no creo que la embajada les haya dicho: denle 1,2 millones a ellos y cojan 600″, agregó.
Pero no sospechaba de la embajada americana en el embolate de esas platas. “La embajada sí pagó, porque la embajada siempre ha pagado. Por eso le decía que no son películas, ustedes pueden averiguar”, advirtió el hombre.
El mercenario se quejó porque aseguró que no les cumplieron lo que les habían prometido y dijo que esa fue la razón que lo llevó a contarle la historia a SEMANA.
Para probar que sí había estado en la operación, entregó datos hasta ahora inéditos de cómo murió el exjefe de las Farc y líder de las disidencias. “Romaña, cuando se dio cuenta, ya tenía la ráfaga encima. No se dio ni cuenta de la muerte”, aseguró.
Narró que Romaña estaba vestido como siempre, de militar, “con las botas color crema que usaban los vaqueros”. “Nunca lo vi con botas de caucho. Con su fusil y su pistola siempre”, dijo.
Según su versión, el día que falleció estaba “en un resguardo indígena y detrás de este lado está la pista. Desayunamos en una casita y detrás hay otra pañetada. Él ahí fue a buscar algo y allá es donde empieza el tiroteo”. Agregó que ahí ya vieron que llegaban los norteamericanos, los recogió un helicóptero y se fueron para Valledupar. “Allá en Venezuela todo es más relajado y se dieron las cosas”, agregó.
Y reconoció que sentía un poco de dolor por lo sucedido. La meta, según él, era traer a Romaña vivo y capturado, pero terminaron matándolo. “El plan era escopolaminarlo”, sostiene. Según él, esto no se pudo lograr porque Romaña no tomaba, el que lo hacía era Santrich.
Pero Santrich siempre estaba con Romaña, y para la época en que el plan se iba a ejecutar ya había muerto. “Entonces, para entrarle a una persona en el agua una pastilla es más difícil y no se pudo”, dijo.
“Yo no quería que terminara de esta manera, yo quería dormirlo y traerlo dormido, pero no se pudo, la verdad no se pudo”, repitió.
Finalmente, el excomandante de la columna móvil Teófilo Forero, una de las más violentas de las Farc, cayó en un atentado en el vecino país. El Paisa sembró el terror en toda la zona de Huila y Caquetá. De esta manera, Márquez perdió a sus hombres más cercanos y por eso desde ese momento vive con temor y desconfía de todos los que se le acercan.