A 172 kilómetros de San Vicente del Caguán, Caquetá, por una región de absoluto dominio de las Farc de Iván Mordisco, Salud Hernández-Mora encontró una imponente obra en medio de la selva: el internado Gentil Duarte, tal como lo han denominado las disidencias de las Farc que buscan hacerle un homenaje al entonces temido comandante guerrillero que murió el 31 de mayo de 2022 en zona limítrofe entre Colombia y Venezuela.
Hernández-Mora habló con la comunidad y visitó el polémico internado. Sin embargo, solo logró permanecer media hora, aproximadamente, porque un mando de las disidencias de las Farc le pidió que se marchara y regresara para su inauguración el 12 y 13 de abril de 2024, un evento que se adelantará con bombos y platillos, con actos culturales, comidas típicas, cinco agrupaciones musicales, entre otros.
“El Internado Agropecuario Ambiental los espera”, dice la publicidad que circula por las redes sociales.
“¿Y por qué aparece ahí el nombre de Gentil Duarte?”, preguntó la periodista colombo-española al guerrillero. Y él, sin rodeos, respondió: “Porque el camarada era de esta región y ayudó a mucha gente. Una gran persona”.
Se presentó como José Jiménez y se identificó como integrante de las disidencias. “Hago parte de una comisión de finanzas de la organización de las Farc-EP de esta área, del Bloque Jorge Suárez Briceño del Frente Arturo Ruiz”.
Según se reporta, el internado que pretendían llamar Gentil Duarte es un fracaso del Estado. “Esa instalación educativa debería haberla hecho el Gobierno nacional, departamental, el que fuera, no las comunidades, bajo la disciplina de las Farc-EP, que son la autoridad en toda esta región”, manifestó.
“El internado es una necesidad imperiosa en una zona muy apartada y muy dispersa, llena de fincas, muy alejadas unas de otras”, añadió.
Para llegar hasta el controvertido internado, Hernández-Mora tardó más de tres horas en un recorrido por la región del Yarí, territorio bajo el absoluto control de las Farc de Iván Mordisco. Y cruzó tres peajes, cada uno de 5.000 pesos, desde San Vicente del Caguán hasta El Triunfo, la vereda donde está ubicada la infraestructura educativa.
El Triunfo –narró– es un minúsculo caserío donde, además, está expuesto un grafiti de Manuel Marulanda, “pero el guerrillero me pidió que no grabara más y me fuera del lugar. Que podía regresar luego”.
“Las personas con las que he hablado han asegurado que han sido ellos, los habitantes de toda esta zona, que es puramente ganadera, los que han hecho los aportes para construir el internado”, narró la periodista en un video que divulgó SEMANA.
En medio de la conversación con el guerrillero, la periodista colombo-española le dijo que tenían que cambiar el nombre y quitar los carteles de Gentil Duarte si querían que les enviaran profesores desde la Gobernación de Caquetá, encargada de la educación en todo el departamento.
Y es que ese ha sido el verdadero conflicto. Oficialmente, se desconoce quién financió esta obra que, sobre el terreno, se especula podría superar los 1.000 millones de pesos.
En El Triunfo, los pobladores dicen que la financiaron ellos con dinero de los peajes y una cuota que pagan los ganaderos y dueños de fincas como aportes a la Junta de Acción Comunal que, entre otras, mantienen en perfecto estado las carreteras. Sin embargo, nadie entiende por qué la comunidad permitió que las Farc lo bautizaran Gentil Duarte.
Ese hecho ha llevado a distintos sectores políticos a pensar que la obra, posiblemente, tuvo respaldo de las disidencias de las Farc.
Por eso, el alcalde de San Vicente del Caguán, Luis Trujillo Osorio, respaldó a la comunidad y ayudó a gestionar lo que hoy tiene parada la obra: la viabilidad para convertirse en un colegio e internado. Convocó a la Secretaría de Educación del Departamento y después de grabar un video en el que anunció la visita, no tuvo otra alternativa que echarse para atrás.
Trujillo le dijo a SEMANA que no sabía que la institución tenía el nombre del excomandante guerrillero. Por eso, desde la Gobernación del Caquetá suspendieron el desplazamiento.
Esa es una papa caliente que debe resolver el Gobierno nacional, que mediante un comunicado le cerró las puertas al plantel educativo. En otras palabras, negó previamente la viabilidad para la infraestructura porque, entre otras cosas, no está clara su financiación.
“La Gobernación y la Alcaldía rechazan la intervención de la guerrilla, pero necesitan nuevos centros educativos en un municipio de 27.000 kilómetros cuadrados, 400 veredas y presupuesto raquítico”, dijo Hernández-Mora.
¿Qué pasará con el internado? Nadie lo sabe, porque sin la viabilidad no se pueden enviar maestros. Y así las comunidades paguen docentes privados, los niños aprenderían, pero no podrían avanzar oficialmente en sus cursos académicos.