SEMANA: ¿Qué versión tiene de lo que ocurrió con los disidentes en Antioquia?
AUGUSTO RODRÍGUEZ: Es una situación que se da por el diálogo que el alto comisionado para la paz lidera con grupos al margen de la ley. El Estado Mayor Central se dividió y hay dos bloques: el de Iván Mordisco, que persiste en continuar con la guerra utilizando las economías ilegales, y el otro lo lidera Calarcá Córdoba y Andrey Avendaño. El último grupo se movilizaba por Antioquia, venía de contactar a otros líderes de esos grupos para ambientar una mesa con el Gobierno. Se estaban desplazando hasta el Caquetá, hacia el Yarí. En ese desplazamiento ocurrió el retén del Ejército donde fueron requeridos estos vehículos. Era una caravana de siete camionetas, seis de ellas de la UNP. Correspondían a dos esquemas, uno individual, de Alexánder Díaz Mendoza, Calarcá, y los otros cinco formaban parte del esquema colectivo que hemos montado para ocho líderes que estamos protegiendo por solicitud del alto comisionado para la paz.
SEMANA: ¿Esta otra camioneta de quién era?
A.R.: Era de la UNP, pero adscrita a la protección de una persona de los firmantes de paz. Esa persona estaba presente, iba en su vehículo. Preferiría no suministrar el nombre porque podría ser sujeto de cualquier tipo de ataque. Quiero que quede claro: uno entiende que hay molestia en la opinión porque estas personas reciben protección, pero se entrega en razón a la matriz de riesgo. Hay gente que dice: “Cómo que un personero tiene apenas una persona en su protección y un chaleco, y, por el contrario, estos tipos andan en carro blindado”. Es justamente porque el riesgo del personero puede ser inferior al de los guerrilleros que decidieron dar un paso hacia la paz y cuyos antiguos compañeros los están considerando como traidores y buscan atentar contra sus vidas.
SEMANA: ¿El esquema de la UNP estuvo en Venezuela?
A.R.: No. Ese esquema no ha salido del país.
SEMANA: ¿Abrió investigación contra los conductores de la UNP?
A.R.: Estamos pidiéndoles información a las empresas que nos suministran el personal de escolta para que se revise la actuación de ellos. Son escoltas tercerizados y sus patronos son las uniones temporales.
SEMANA: ¿Hubo irregularidades?
A.R.: Pudo haber un poco de ligereza en el sentido de no ser más estrictos con que se cumpliera que las personas que abordan los vehículos son estrictamente las que están en el listado de la resolución colectiva. Pero también hay que entender que es un proceso especial. Si estamos hablando de personas protegidas, que están en la legalidad, es muy fácil aplicar el manual que tenemos y que implica que solamente se pueden transportar esos ciudadanos. Sin embargo, en este caso son personas que han dejado de delinquir transitoriamente y están en proceso de avance hacia un abandono definitivo de las armas. Están asociadas muy cerca en el tiempo y el espacio a la comisión de delitos. Esta es una situación muy especial que nuestros escoltas tienen que soportar. Después de los eventos que han ocurrido, tuvimos una reunión con Otty Patiño, alto comisionado para la paz, Camilo González Posso y examinamos la situación.
SEMANA: ¿Qué concluyeron?
A.R.: Mejoraremos la preparación de los escoltas para este tipo de protección. Como no tienen funciones de policía judicial, no pueden requerir la identificación de personas que se aproximan o con las que interlocutan estos hombres de las disidencias. El problema es que no pueden transportarlos, pero ahí se confunden un poco las tareas. Estamos tratando de clarificar plenamente y generar un manual para el protegido y los escoltas. Se está evaluando y estudiando la posibilidad de incluir en los esquemas al personal de la Unidad Policial para la Edificación de la Paz (Unipep), que tiene experiencia desde el proceso de paz de 2016 y fue fortalecida en este Gobierno. Por cierto, quiero dejar una cosa clara: la UNP no está exenta, ni sus protegidos ni sus escoltas, de los controles de las autoridades.
SEMANA: ¿Es confirmada la presencia de un menor de edad?
A.R.: Sí, hablé con la directora de Bienestar Familiar, había una persona de 17 años.
SEMANA: ¿No le dio rabia que estos disidentes movieran dinero y armas en los vehículos de la UNP, que son financiados con los recursos de los colombianos?
A.R.: Indudablemente, cometieron un abuso sobre los elementos que la UNP puso para su protección. Subir a esas personas con orden de captura y transportar esos dineros, que deben tener un mal origen, ya que ellos están delinquiendo. Eso molesta, incomoda, genera rabia y escozor, porque la entidad les está prestando el servicio de cuidarles la vida. También uno encuentra el drama de nuestros escoltas, que no los pueden requisar, pedirles la cédula, consultar con el Spoa de la Fiscalía, porque no tienen las herramientas que les permita identificar si los acompañantes están o no pedidos por la Justicia.
SEMANA: ¿Los escoltas son de las Farc?
A.R.: No, son tercerizados, profesionales, seleccionados muy bien por las uniones temporales que le suministran el personal a la UNP. No son recomendados por los protegidos, hemos exigido que no sea así, porque consideramos que sería doblemente peligroso para ellos.
SEMANA: ¿Los rotará?
A.R.: Sí, claro, no pensando en que sean responsables de una situación, sin que haya un debido proceso, pero sí les pedimos a las empresas una rotación de personal. Una vez surtido el proceso de este incidente, estamos mirando para que eventualmente esas personas sean cambiadas. Se retiran definitivamente si se demuestra que cometieron una irregularidad o, sencillamente, pueden ser rotadas.
SEMANA: De todos los escoltas de la UNP, ¿cuántos son ex-Farc? Dicen que ellos se tomaron la Unidad.
A.R.: Tenemos aproximadamente 12.000 escoltas en el territorio nacional. Puede haber un poco más de 1.500 que proceden de las Farc y que justamente protegen a excombatientes de esa guerrilla.
SEMANA: ¿Ha sido un dolor de cabeza cuidar a los ex-Farc? Hay muchos incidentes.
A.R.: Ha habido dificultades. Pienso, y es una reflexión personal, que una de las fallas que probablemente tiene el proceso es que se pactó que las personas a proteger por el Estado pueden escoger a sus escoltas porque hay confianza, ya que son sus excompañeros. Pero eso no ha resultado beneficioso. Cuando estas disidencias comenzaron a matar, se ensañaron con los firmantes de la paz, lo mismo que está ocurriendo ahora entre las dos facciones del Estado Mayor Central. Es mi criterio personal, no lo he planteado para una modificación porque los acuerdos se deben cumplir. Pero, si hubiera la posibilidad de hacer modificaciones, pensaría que había que retirar esto.
SEMANA: Usted ha acompañado muchos años a Petro. ¿Qué opina del escándalo de corrupción de la UNGRD, que salpicó a sus compañeros?
A.R.: No me quisiera meter, lamento lo que está ocurriendo, que eso haya sucedido, si es que hubo delito por parte de funcionarios. También lamento que se hayan perdido los recursos que son para la población que vive tragedias por fenómenos naturales. Lo lamento. Toda la vida he estado con el presidente Petro, he estado muy atento a proteger al presidente de las situaciones de corrupción, su entorno, eso me ha generado algunos dolores de cabeza cuando le hago alguna recomendación, que tenga cuidado. Lo que pasa es que ahora no tengo tiempo, porque son demasiados los problemas que tengo, y no tengo la capacidad. Siempre he estado ayudándole a cuidar la espalda, en el sentido de que la corrupción no penetre sus esferas tanto en el Gobierno como en la Alcaldía de Bogotá, más desde la sombra, pero fui su asesor principal en el despacho.
SEMANA: Incluso, ¿eso le generó distanciamientos con Verónica Alcocer y Laura Sarabia?
A.R.: Sí, me inventaron una guerra, fue muy curioso, se inventaron una guerra, que yo comandaba a un grupo de personas que estaba en guerra contra Laura Sarabia y Verónica Alcocer, es absolutamente falso. Hablaban de guerra en el Palacio de Nariño. Han visto que no la hay, dijeron que les estaba haciendo espionaje u otras actividades. No hago ese tipo de cosas. En la UNP hay demasiadas cosas para hacer, no hago cosas que condeno. Aspiro a que si hay alguna situación en la que al presidente le hayan metido gato por liebre que la Justicia opere como debe ser.
SEMANA: ¿Qué consejos le da a Petro?
A.R.: Cuando tengo el tiempo, le puedo decir que revise con más cuidado todas las decisiones que se toman, a veces se le sugiere alguna situación, conversamos. Además de ser funcionario de la UNP, sigo siendo muy buen amigo con el presidente, nos reunimos a veces a mirar cómo marcha el país y el Gobierno.
SEMANA: ¿El Gobierno va bien?
A.R.: Ha tenido dificultades porque podemos decir que tenemos el Gobierno, pero no el poder. El Gobierno apenas está llegando a la mitad, ya sabe cuáles son las dificultades, debilidades, y está en el momento oportuno para emprender unas acciones mucho más efectivas. El poder lo tienen los grandes conglomerados económicos y algunos grupos armados.