SEMANA: Usted se conecta a esta entrevista desde el exilio, ¿Cómo lo tomó el resultado de las elecciones en las que, supuestamente, Nicolás Maduro obtuvo el 51,02 % de los votos y Edmundo González apenas el 44,2 % de los votos?
Zair Mundaray (Z.M.): A pesar de todas las esperanzas que albergamos los venezolanos para tener un cambio en paz, esto era de esperarse. Estamos hablando de un régimen que ha cometido crímenes de lesa humanidad, tiene una investigación abierta en la Corte Penal Internacional, está solicitado por crímenes en la justicia norteamericana, y para ellos sostenerse en el poder es un tema existencial porque llevan 25 años aprovechándose de lo público.
Los éxodos no mienten y le éxodo venezolano es la consecuencia de estas políticas públicas que tienden permanentemente a violentar los derechos humanos fundamentales. Este es un contexto esperado en el que el chavismo tomó el peor de los escenarios al no reconocer la voluntad mayoritaria de la población porque aquí no hubo una brecha pequeña. No hay forma de sustentar los resultados del CNE con las actas que se tienen en mano, que se siguen recavando a esta hora y con las que el fraude será demostrado.
Una de las cosas que no esperaba el chavismo era que el día de ayer en cada centro electoral los testigos dijeran públicamente los resultados a través de redes sociales porque en Venezuela hay un bloqueo informativo.
SEMANA: Usted dice que está demostrado que hubo un fraude electoral, que hay forma de demostrarlo con las actas. ¿Pero qué pasaría internamente en Venezuela, cuál sería el siguiente paso? Sabemos que el CNE, el TSJ y la Fiscalía están del lado de Nicolás Maduro.
Z.M.: Lo primero es la demostración fáctica. Ir a las instituciones, ciertamente, sería una mera formalidad porque la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia es una sala que designó el mismo Maduro en 2022 y los tres son militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela, el partido de gobierno. Empieza a haber una presión interna que es espontánea que se tomó prácticamente todas las calles del país porque la ciudadanía está reclamando.
Vamos a ver cómo opta Maduro por salir de esto. ¿Será que va a reprimir como en 2017 y va a ordenar matanzas selectivas como lo hizo, cuando más de 200 personas fueron asesinadas? ¿Va a ordenar reprimir, encarcelar? Ya salió Tareck William Saab a amenazar porque tenemos un fiscal general que es un militante político. Él es el que maneja el brazo persecutor de la desaparición forzada, tortura y encarcelamiento. ¿Va a optar por eso o va a haber ahora algún quiebre del poder interno, sobre todo, en la Fuerza Armada Nacional?
Esas son las cosas que hay que propiciar a partir de las pruebas fehacientes de que así ha ocurrido y de que existe una población movilizada en la calle en todos los rincones del país.
SEMANA: Cuando usted habla de quiebre interno de la Fuerza Armada. ¿Esto quiere decir que una opción de salida sería que las Fuerzas Armadas se movilicen, que haya una especie de “golpe de Estado” al golpe de Estado que ya ha ocurrido el domingo?
Z.M.: No se trata de un golpe de Estado. Se trata de la restitución de la voluntad popular, eso no podría llamarse golpe de Estado. Lo que habría sería, en todo caso, una abstención a las intenciones que tiene Maduro de reprimir lo que es la voluntad de la gente que está en la calle reclamando el resultado.
Algo que no se había producido antes de manera significativa es que son los sectores populares, los más golpeados por esta crisis humanitaria compleja creada por el chavismo, quienes están en la calle protestando porque ellos estaban en las mesas, tiene la foto del voto y la copia del acta. ¿Cómo les van a decir que ganó Nicolás Maduro cuando tienen todas las pruebas? Hubo una participación masiva y militante de la gente frente a sus derechos políticos.
A Maduro lo sostienen la Fuerza Armada y el sistema de justicia. Si hay un quiebre interno en la Fuerza Armada y dicen que no se puede permitir que se burlen de la voluntad de la ciudadanía, ahí se pueden producir los cambios que el país quiere. Maduro debería empezar a negociar, tratar de negociar alguna fórmula de salida porque, ¿por cuántos años más va a resistir la presión nacional internacional?, ¿por cuántos años más puede seguir sometiendo al país a la incertidumbre, a los desequilibrios, a la pobreza, al aislamiento?
En apenas un día, ya pasan de veinte los pronunciamientos de los países occidentales democráticos. Ojalá Colombia dé el paso que todos esperamos y se produzca un pronunciamiento frente a lo que está ocurriendo en Venezuela que es un fraude. Hay un personal diplomático de Colombia en Venezuela que pudo presenciar lo que está ocurriendo y que sé que está bien informado de lo que ocurre.
SEMANA: En Petare, que es el barrio más grande de Caracas, hay cacerolazos. Mientras la gente hace cacerolazos, el régimen de Maduro manda a la Guardia Nacional Bolivariana. ¿Usted teme que haya una escalada de violencia de cuenta de este resultado y de la manifestación pública? La ciudadanía venezolana tiene mucho miedo a la violencia política después de lo que pasó en 1989 con el caracazo.
Z.M.: No solo en 1989 con el caracazo. En el 2017 la Guardia Nacional fue uno de los órganos represores por excelencia del régimen. Hay que pensar en hasta dónde esos guardias que cumplen órdenes y sufren las mismas penurias que los ciudadanos tendrán la voluntad de reprimir a quienes reclaman por lo que ellos mismos quieren. Acá las reglas de juego pueden estar cambiando en cualquier momento y la presión interna y externa es importante, inclusive, de aquellos aliados ideológicos de Maduro.
Los pronunciamientos que hizo Lula da Silva, que hizo un poco más tímidamente la Cancillería de Colombia, también Alberto Fernández de decirles que hay que respetar la voluntad de la gente, y que este resultado sea puesto en duda a nivel mundial genera una presión que es muy importante a lo interno y externo para que no se reprima a la sociedad.
Tenemos temor. En Venezuela ya se ha institucionalizado que cuando la gente sale a reclamar algún derecho se le reprime violentamente, se dispara contra las personas, se las encarcela. Eso ha sido una política de Estado que ha llevado a que exista una investigación en la Corte Penal Internacional, siendo Nicolás Maduro quien encabeza los posibles imputados en este proceso.
SEMANA: En ese panorama que usted señala también habló Gabriel Boric, pero hasta el momento de esta entrevista no se ha pronunciado Gustavo Petro. ¿Usted, desde su exilio, qué le pide al presidente Petro sobre el resultado electoral que tuvo Venezuela este domingo?
Z.M.: Si algo ha caracterizado al presidente Petro ha sido su lucha por la transparencia electoral. Cuando a él lo sacaron del poder hizo su reclamación a través del sistema interamericano y ganó, hizo política, ganó las elecciones y está gobernando. Forma parte del ejemplo de defensa de los derechos políticos que él también se preocupe por los derechos políticos de su entorno y, sobre todo, de Venezuela.
El robo de las elecciones, que es un crimen de Estado que se está produciendo en este momento, generaría un éxodo inconmensurable, no se puede medir la cantidad de personas que dice que si no se logra un cambio en Venezuela se van del país. Esa presión iría hacia Brasil y hacia Colombia porque la gente no tiene más a dónde ir. Esto genera unos desbalances en la región que son muy graves, por eso es que los éxodos no mienten, la gente sale por la imposibilidad de que se le respeten sus derechos.
No es cierto, y en eso disiento del presidente Petro, cuando ha dicho que son las sanciones. No. Es la corrupción administrativa, es el abuso de poder, son estas cosas que están ocurriendo y él las sabe muy bien.
Entonces, si se quiere erigir realmente como un líder latinoamericano, como una persona coherente que ha venido defendiendo, necesariamente tiene que hacer un pronunciamiento con lo que está ocurriendo en este momento porque él mismo ha dicho ser víctima de restricciones a los derechos políticos y ahí está gobernando. Eso demuestra que Colombia tiene un Estado de derecho fuerte y eso es lo que queremos para toda la región.
Estamos al borde de una explosión social frente a lo que está ocurriendo en Venezuela porque es un robo descarado de la voluntad de la gente.
SEMANA: Hubo mucha atención internacional a lo que estaba pasando en Venezuela, todos los países del continente americano estaban con los ojos puestos en Venezuela y hubo políticos colombianos que no pudieron entrar a hacer veeduría. Usted decía que es un momento en el que se pueden hacer cambios en el país, sabemos que ese cambio ya no se dio mediante elecciones transparentes, usted ahora hablaba de Fuerzas Armadas. ¿Entonces cómo debería ser la transición en Venezuela para que el régimen de Nicolás Maduro se vaya del poder?
Z.M.: Es momento de tener cabeza fría sobre todo el liderazgo político y tratar de tender puentes con el mismo chavismo, así no nos guste. Habrá que tender puentes con el mismo chavismo y ofrecerle una salida digna que a pesar de que a muchos no nos guste, sobre todo a quienes hemos trabajado en el sistema de justicia. Se maneja información de que muchos funcionarios que forman parte de esta cúpula del poder, que ya han robado bastante, se les ofrezca una salida. Esto puede ser un gran incentivo, creo que Maduro ha analizado eso más de una vez. Precisamente, robarse las elecciones en este momento lo coloca en una mejor posición de negociación.
Imagínense ustedes que Maduro hubiese dicho que había perdido las elecciones y que haría una transición, así no tendría con qué negociar, quedaría en una situación de debilidad. Es el momento de negociar y la oposición debe tener la madurez política de tender esos puentes y ofrecer salidas dignas que permitan una transición ordenada y luego, en justicia, ya se verá.
El gran tema es que se permita que la voluntad de la gente sea respetada y que Maduro, quien habiéndose robado las elecciones está en una posición de un poquito más de fuerza, pueda negociar su salida del gobierno como todos pensamos que puede ocurrir justo en este momento.
SEMANA: ¿Usted ve la posibilidad de que Maduro no se esté posesionando como presidente de Venezuela otra vez?
Z.M.: Veo la posibilidad de que esa transición ocurra antes de que se termine el periodo porque, sino, no tiene sentido.
SEMANA: ¿O sea que hay negociaciones debajo de la mesa para intentar dialogar con el régimen?
Z.M.: Tienen que haber negociaciones. Hay países que están tratando de presionar, que quieren que Maduro se siente y piense un poco en el país, en lugar de estar defendiendo los privilegios que ha obtenido con 26 años en el poder. Lo que se está produciendo en Venezuela es que un grupo pequeño está defendiendo los privilegios que ha obtenido con 26 años de abuso del poder.
Ellos no tienen ningún proyecto país, en toda la campaña no hubo ninguna oferta política, Maduro no ofreció nada. Él no podía ofrecer mejorar lo que él mismo destruyó durante los años anteriores, tú no puedes ser el antagonista de lo que tú mismo hiciste. Nicolás Maduro no ofrece futuro, ellos viven como jeques, tienen unos privilegios enormes y hay una población absolutamente empobrecida.
SEMANA: Usted dice que hay que negociar, que es momento de que el régimen de Nicolás Maduro se siente con todos los países interesados, pero ya se ha negociado en otras ocasiones. ¿Qué diferencia tendría que haya un acercamiento en este momento a lo que hubo en el pasado? ¿Se puede confiar esta vez en ese acercamiento del Palacio de Miraflores con el resto de la comunidad internacional?
Z.M.: No. Con Maduro no se puede negociar nada que no sea cómo va a salir del poder. Conversar con Maduro para que muestre algún signo de que pueden haber elecciones libres es mentira, él violó el acuerdo de Barbados desde el día uno. En este caso, sería que entregue el poder a cambio de que no lo persigan, de que no lo apresen, para que se vaya y se haga una trasferencia ordenada del poder. Eso sería lo único que habría que negociar con Nicolás Maduro en este momento, la justicia lo alcanzará después.
Esa es la única forma de evitar meses o años de inestabilidad política, de protesta social, de encarcelamiento, de persecución, de muerte, de caída de la economía, de destrucción del aparato productivo. Seguramente los Estados Unidos y la Unión Europea tendrán que editar las sanciones que se levantaron porque los engañó a todos y estamos ante gravísimas violaciones de derechos humanos fundamentales.
El mundo no se puede quedar impasible simplemente siendo espectador de lo que está ocurriendo, esto es muy grave y hay que tomar medidas. Salvo que salgan a matar personas y que militaricen el país, estamos frente a un gobierno que es políticamente inviable y que es un polvorín para toda la región. No sé cuándo la región va a entender que, mientras Maduro esté ahí, hay una conflictividad. Este no es un tema de Venezuela, este es un problema a escala global.