El Gobierno de Gustavo Petro ya está evaluando cómo desmontar el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT) porque asegura que ese sistema genera un doble pago en el aseguramiento de los pacientes: la afiliación a las EPS y un extra de quienes deben adquirir ese seguro por tener un vehículo.
Sin embargo, desde Fasecolda lanzan una dura advertencia: eliminar el SOAT implicaría subir el monto de las cotizaciones que hacen los usuarios al sistema de salud o los impuestos porque habría que buscar fondos para cubrir el boquete que le quedaría al sistema.
En conversación con SEMANA el presidente de Fasecolda, Gustavo Morales, aseguró que se deben buscar caminos para mejorar los problemas del SOAT sin eliminar ese seguro que protege a las víctimas de accidentes de tránsito.
SEMANA: ¿Cómo ve la propuesta del Gobierno de Gustavo Petro y su ministro de Salud, Guillermo Jaramillo, de eliminar el SOAT?
Gustavo Morales (G.M.): Cuando uno ya escucha con atención lo que ha dicho el señor ministro de Salud es difícil no estar de acuerdo con él porque él no propone acabar con el SOAT como concepto de aseguramiento para las víctimas de accidentes viales, sino que propone acabar con las tarifas diferenciales en la prestación de servicios de salud. Y, tiene razón, eso de que hacer una cirugía de rodilla derivada de una lesión por un accidente de tránsito cueste más que hacer la misma cirugía cuando uno se accidentó en las escaleras de la casa no tiene ningún sentido.
Ahora, el ministro también ha criticado que haya dos sistemas y hay que entender que la razón por la cual existen: no tiene mucha lógica que quienes no conducen un vehículo, no conducen una moto y, por lo tanto, no generan ningún riesgo, tengan que pagar por las atenciones de salud derivadas de accidentes viales. Por eso es que los que conducimos vehículos o motos somos los que pagamos una prima, porque nuestra actividad, si bien es una necesidad social, también genera un riesgo. Y esa es la lógica del SOAT, por eso existen dos fondos distintos.
SEMANA: De cuenta del SOAT al sistema de salud le entraron 1,8 billones de pesos en 2022 para cubrir los gastos de salud de los pacientes siniestrados, según la Adres. ¿Se tiene claro cómo se cubriría ese boquete si se deja de cobrar el SOAT?
G.M.: No. Habría que, o subir impuestos, o subir las cotizaciones de lo que pagamos todos los colombianos al sistema de salud. No hay otro camino. Por eso tiene lógica que exista el subsistema SOAT, porque quienes generan el riesgo son los que pagan.
SEMANA: Entre noviembre y diciembre de 2022 el Gobierno anunció un descuento del 50% para el pago del SOAT de las motos. ¿Qué tanto sirvió la medida para que más motos compraran el seguro?
G.M.: Todos creíamos que eso iba a servir para que más motos tuvieran SOAT. El presidente, los ministros y nosotros mismos en Fasecolda, pero ese fue un error de todos. Resulta que el SOAT no es susceptible o sensible a una reducción del precio. No es como una nevera o un computador que, si le bajas el precio, de pronto más gente lo compra. Y eso lo descubrimos en estos meses del 2023. La medida fue una audacia del Gobierno en la que nosotros también confiamos y no resultó bien. Y yo quiero celebrar que el ministro de Salud y el ministro de Hacienda hayan reconocido que eso no funcionó. Habla muy bien de su honestidad.
SEMANA: ¿Qué demuestra que la reducción del 50 % en el precio del SOAT no funcionó?
G.M.: Las estadísticas que tenemos es que se redujo esa evasión en tan solo en un 1 %.
SEMANA: Y se aumentó la siniestralidad vial en ese periodo...
G.M.: Sí. La siniestralidad se ha ido aumentando en los últimos años. No es solo un fenómeno de este último periodo y está muy asociado al aumento de las motos en el parque automotor. Entonces, no es un problema de los últimos meses, viene en los últimos años. Las motos son un vehículo particularmente propenso a la accidentalidad vial y como han aumentado las motos, pues ha ido aumentando la accidentalidad vial.
SEMANA: ¿Qué puntos ve que se deben aplicar para corregir el problema del SOAT?
G.M.: Primero, hay que hacer una campaña que priorice la accidentalidad vial como un gran problema nacional. Segundo, tenemos que depurar las cifras de evasión, pero, una vez depuradas, sí hay que hacer una campaña muy fuerte de incentivo o de promoción para que la gente compre el SOAT. En eso está ayudando mucho la Adres, que ya empezó a perseguir a aquellas personas que han sido atendidas por un accidente vial y al Estado le ha tocado pagar esa atención vial porque la persona no tenía SOAT.
Y, por supuesto, creemos que hay algunos temas de la técnica de operación del seguro que se pueden mejorar sobre, por ejemplo, las tarifas de los servicios médicos, la calidad del material de osteosíntesis que se utiliza en las cirugías, los topes al seguro para que la gente no abuse de esa cobertura y vaya 10 y 15 veces al año al hospital. En fin, hay muchas cositas que se pueden hacer que, en conjunto, ayudarían a ser más eficientes. Este sistema es de lo mejor que tiene nuestro sistema de salud. Tiene problemas, el ministro ha detectado algunos de ellos, pero no como sistema, hay que protegerlo.
SEMANA: Presidente, entonces, ¿se debe o no se debe mantener el SOAT? ¿Y bajo qué condiciones?
G.M.: Nosotros creemos que el principio de que quienes crean el riesgo social al conducir un vehículo paguen la cobertura de los riesgos derivados de esa actividad, debe mantenerse. Creemos que las compañías de seguros lo han hecho bien todos estos años y creemos que se pueden mejorar muchos aspectos con base en las facultades que el plan de desarrollo del propio presidente Petro le dio al gobierno para fortalecer el SOAT y modernizarlo, no para acabarlo.
SEMANA: El Gobierno quiere que todas las atenciones sean tramitadas a través de las gestoras de salud que va a crear con la reforma a la salud. Esto quiere decir que las atenciones de gripas, o una caída o un accidente de tránsito, se gestionarían por ese medio. ¿Esto pondría en riesgo la rapidez de la atención en un accidente de tránsito cuando hay casos de vida o muerte?
G.M.: No creo que ponga en riesgo la velocidad de la atención, pero lo que sí genera es un desequilibrio tremendamente injusto porque quiere decir que esa persona que se accidenta en un accidente vial, quien está pagando por ese daño, no son las personas que lo crean, que son los conductores, sino gente que nunca ha conducido un vehículo. Eso no es justo socialmente. Lo justo socialmente es que quien cree el riesgo sea el que pague”.