La petición de un grupo de parlamentarios de cerrar el templo religioso del Congreso, María Auxiliadora, encendió las alarmas entre los creyentes católicos, especialmente los dirigentes de derecha y centroderecha.

El congresista Juan Carlos Losada del Partido Liberal hizo una proposición porque, según él, “Colombia es un estado laico y tenemos la libertad de culto y en el Estado debe primar la neutralidad religiosa”. La iniciativa también la firmó el congresista Alirio Uribe.

Lo que buscan es que la capilla católica del Congreso se transforme en un espacio neutro de culto donde todos los credos puedan ser profesados.

Su propuesta generó chispas. La senadora del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, dijo “que lo que falta es que se les ocurra desmontar la Catedral Primada y las iglesias del centro de Bogotá para incluir a los ‘excluidos’. Persecución disfrazada de buenas intenciones”.

Cabal es católica, devota, aunque reconoce que no asiste a misa todos los domingos. No obstante, es una congresista que defiende sus creencias, como lo hizo recientemente cuando circuló el rumor del cierre del oratorio que durante años ha permanecido en el aeropuerto El Dorado en Bogotá.

“El nuevo ataque contra la iglesia en Colombia viene disfrazado de inclusión, pero es otra estrategia de persecución y anulación. Invito a los católicos a unirse en oración, pero también alzando la voz ante los atropellos hasta que vuelvan a poner el oratorio en El Dorado”, afirmó.

El expresidente Álvaro Uribe no se ha quedado callado. Incluso, este viernes paró en seco a quienes han buscado cerrar templos y escenarios religiosos en el país durante el último mes.

“En Colombia, donde se respeta a todas las religiones, cerrar un templo no es estimular la libertad de culto sino ofender a la religión a la cual está dedicada el templo que se pretende cerrar”, afirmó.

Añadió “que la libertad de cultos exige respeto a todos, que haya tantos templos como quieran las comunidades, pero a nadie hay que quitarle o limitar su templo, que solamente crea tensiones que pueden tener cualquier desarrollo de agresividad y violencia”.

El congresista del Centro Democrático, Christian Garcés, también salió en defensa del escenario religioso. Dijo que se trataba de un ”ataque a una fe en particular, porque un Estado laico no promueve una religión especial sino que garantiza la libertad de cultos. “Si quieren un espacio para sus creencias que lo soliciten al Congreso. ¡La capilla se queda!”, destacó.

Por la misma línea opinó la senadora Paola Holguín: “Colombia es un Estado laico, no ateo, anticatólico o anticristiano; quienes creemos en la democracia y la libertad, debemos defender también la libertad de culto”.

Del cierre del templo religioso del Congreso se volverá a discutir esta semana, pero como están las cosas es posible que siga con sus puertas abiertas.