SEMANA: ¿Cómo califica el proyecto de ley en el Congreso para prohibir las corridas de toros?
Gonzalo Sanz de Santamaría (G. S.): Es muy peligroso porque se ponen en riesgo miles y miles de puestos de trabajo de miles de familias, sobre todo del campesinado. Todos sabemos que detrás de este prohibicionismo por los toros hay quienes van por otras expresiones culturales de la ruralidad del país como el coleo, las corralejas, los gallos, las cabalgatas y hasta los deportes ecuestres. Ya lo han dicho abiertamente en el Congreso, creen que montar a caballo es una forma de esclavismo.
Con uno solo que prohíban detrás de eso viene un efecto dominó. Este es un tema peligroso, se está abriendo una caja de Pandora de prohibir una expresión cultural arraigada en nuestra historia desde hace cientos de años y después van a ir por todas las expresiones culturales con animales. Una por una, al abrir la caja de Pandora del prohibicionismo.
SEMANA: Habla de miles de empleos que se pueden perder si se prohíben los toros. ¿Cuántos exactamente y en dónde están?
G. S.: Son empleos que están en la ruralidad colombiana. El coleo está en toda la Orinoquia; las peleas de gallos, regadas por todo el país en todos los municipios; los toros, muy arraigados en el centro del país, básicamente en Bogotá, Manizales, Cali, Boyacá, los Santanderes, etcétera. Y cabalgatas igual. No se puede contabilizar cuántos son. Son miles y miles.
SEMANA: Esta es la primera vez que un proyecto de ley que persigue el objetivo de prohibir las corridas de toros llega a cuarto debate en el Congreso. El año pasado se hundieron dos, es un contraste grande el que hay entre esos anteriores y este. ¿Las corridas de toros están cercanas a extinguirse en Colombia?
G. S.: Creo que no es un nuevo contraste. El año pasado se hundieron dos, pero es que se hunde uno e inmediatamente nace otro proyecto. Hay tres congresistas animalistas. Es triste que con tantos problemas graves que tiene este país (niñez, hambre, sed, niños reclutados para grupos insurgentes) y esta gente preocupada por unos toros. Es una falta de todo. En Colombia al año no alcanzan a morir 200 toros, muere menos de un toro por día. O sea que hay muchos más niños afectados por los problemas sociales que toros muriendo y esta gente preocupada por prohibir unas corridas. ¿Por qué no le trabajan a lo importante y esencial?
SEMANA: Si bien hay una bancada animalista, también hay muchos congresistas que apoyan la tauromaquia. ¿Cuál va a ser la estrategia de los taurinos en el Congreso para intentar frenar este proyecto de ley de las corridas de toros?
G. S.: La Corte Constitucional, en la Sentencia 666, dio una orden de regular, no de prohibir, y nosotros, quienes seguimos estas expresiones culturales, nos juntamos para presentar un proyecto de ley cumpliendo con esa orden de la Corte Constitucional con la que estamos buscando regular todas nuestras expresiones. La Corte Constitucional nunca dijo que se prohibiera, sino que se regulara.
Hay dos congresistas muy importantes que nos han ayudado con todo esto y que han ayudado a que se regule: la valiente representante Ana Rogelia Monsalve y el representante Christian Garcés. Son tres animalistas. Ellos, una vez les hundimos un proyecto de ley, presentan otros e intentan meter gol, pero nuestros representantes acaban de radicar un articulado en la Comisión Quinta de la Cámara para mostrar que estamos dispuestos a ceder para no poner en riesgo miles de empleos en la ruralidad colombiana.
SEMANA: ¿En qué están dispuestos a ceder?
G. S.: Nosotros también estamos cediendo, por ejemplo, en la pica, en que sea a menos de la mitad del tamaño, en los tiempos que hoy en día se aplican. Lo mismo ocurre con las banderillas: unas banderillas mucho más pequeñas que las que hoy en día se usan. Y lo mismo con la entrada a matar: estamos limitando que si el torero no puede entrar a matar en dos o tres oportunidades, ya no puede seguir intentando matar. Y también no se le está dando cualquier cantidad de tiempo como se le daba antes para poder despachar al toro, sino que se le limita. En ese caso, el toro entraría a los toriles y moriría. Moriría allá adentro como ellos pretenden, porque el toro de todas maneras después se sacrifica porque un toro, una vez ya toreado, ya no sirve sino para alimentarnos.
SEMANA: O sea, ¿así se le indulte al toro se le sacrifica?
G. S.: Los toros se indultan porque mostraron una gran bravura, un juego excepcional y generalmente el propio ganadero lo retoma para volverlo semental de su ganadería, para volverlo padrillo. Un toro indultado es genéticamente muy valioso para el mismo ganadero.
SEMANA: ¿Hay lobby taurino buscando más votos en contra del proyecto de ley de los animalistas que pretende prohibir las corridas de toros?
G. S.: Sí, claro. El proyecto de ley que le acabo de contar que presentaron estos dos congresistas va respaldado con más de 50 firmas. El año pasado derrotamos a los animalistas en la plenaria de la Cámara con más de 70 votos que teníamos a nuestro favor. Gracias a Dios hay congresistas responsables que se dan cuenta del peligro que es abrir esta caja de Pandora del prohibicionismo. Esto es una tradición, una cultura, una expresión del campesinado y el campesinado merece una protección, un fuero especial a sus tradiciones. Aunque el proyecto de ley pase, puede ser demandable porque ellos merecen una protección especial.
SEMANA: ¿Considera que la comunidad taurina es una minoría que requiere que sus derechos sean garantizados? ¿Por qué?
G. S.: Claro que somos una minoría. Si nos van a contar cuántos vamos a las plazas de toros, pues somos en cada ciudad entre 5.000 y 14.000, dependiendo del tamaño de la plaza y del número de días que se den las corridas. Somos una minoría muy perseguida. ¿Quiénes más perseguidos que nosotros? Cada que derrotamos un proyecto de ley inmediatamente sale otro congresista. Son tres: Juan Carlos Losada, Esmeralda Hernández y Andrea Padilla. Entre ellos se turnan a ver cuál lo hace. ¡Es que no tienen nada más que hacer! ¡Qué tristeza tener ese tipo de personajes en el Congreso cuando hay tantas cosas tan importantes en este país! Están viendo cómo acaban los poquitos empleos que tenemos en un país tan necesitado. Abren una caja de Pandora tan peligrosa como el prohibicionismo. ¿En un futuro nos van a prohibir Netflix porque tiene imágenes de violencia, o los videojuegos, o las películas triple X?
SEMANA: ¿Por qué para ustedes es importante matar a un toro? ¿Por qué chuzarlos con las banderillas en esto que los animalistas llaman ‘tortura’?
G. S.: El toro bravo es un animal de pelea. Es un animal que, si usted analiza, es un dios en todas las culturas antiguas, sobre todo alrededor del Mediterráneo. La corrida es el ritual al sacrificio de un dios. El toro, en lugar de morir en un vulgar matadero, muere en un templo que es la plaza de toros. Es mentira que vamos a divertirnos allá. Allá vamos a admirar la bravura del toros. El toro se mata con un propósito porque su carne se usa para el alimento y es al único animal que se le da la oportunidad de defenderse, de morir sin cobardías: de frente y en manos de un artista valiente que es el torero.