Aprovechando su agenda de trabajo que realizó esta semana en Costa Rica, el presidente de la República, Gustavo Petro, visiblemente consternado, reveló una tragedia que enluta a una familia de una niña de seis años de edad, que atravesó la agreste selva del Darién.
Por medio de su cuenta personal de X, antes Twitter, el mandatario colombiano reveló que murió en Costa Rica la menor Emily Eivera Rojas luego de presentar un agresivo cuadro de desnutrición.
El jefe de Estado, en el mensaje que publicó en sus redes sociales, atinó a señalar que se está registrando una “inmensa tragedia humanitaria del pueblo latinoamericano”, la cual necesita de una atención urgente.
“Emily Eivera Rojas, niña colombiana de seis años, murió por problemas asociados a la desnutrición en Costa Rica, después de pasar por el Darién. Estamos ante una inmensa tragedia humanitaria del pueblo latinoamericano”, trinó Petro.
Y agregó: “El éxodo al norte solo se solucionará haciendo próspera la gente del sur. La prosperidad social descarbonizada”.
Panamá le vuelve a reprochar a Colombia su falta de colaboración en el problema de los migrantes en el Darién
Panamá anunció el pasado jueves 24 de agosto que tomará medidas “contundentes” para frenar la ola migratoria que trata de llegar a Estados Unidos por la inhóspita selva del Darién, en la frontera con Colombia, según señalaron sus autoridades. También denunciaron una supuesta falta de cooperación internacional.
“La comunicación y el manejo que ha tratado de darle Panamá (a la migración) a través de la cooperación internacional ha caído en oídos sordos, hay países del sur que no le están prestando la debida responsabilidad a este tema”, dijo en conferencia de prensa el ministro de Seguridad, Juan Manuel Pino, en una clara alusión a Colombia.
“Lógicamente, Panamá debe tomar sus decisiones internas y externas”, comentó Pino, quien agregó que, así las cosas, su país adoptará “medidas y acciones contundentes” para frenar la migración, aunque no dio detalles.
Según datos oficiales, en lo que va de año más de 307.000 personas han cruzado el Darién, una cifra superior a la de todo el año 2022, cuando 248.000 migrantes hicieron esa travesía.
Ya a comienzos de agosto, el país centroamericano había planteado las mismas inquietudes al respecto.
El panorama, “en vez de mejorar, ha empeorado pese a las negociaciones con Colombia”, declaró en ese momento la directora del Servicio Nacional de Migración, Samira Gozaine, a periodistas. “No se ha llegado a acuerdo, no se ha compartido información ni ha habido gestiones que pudieran ayudar a Panamá a manejar el flujo irregular, que se ha incrementado considerablemente en los últimos días”, dijo la funcionaria.
“Siguen enviando, indiscriminadamente, no solamente el personal de flujo de otros países, sino también ciudadanos colombianos”, resaltó. “Hemos estado deportando la mayoría de ellos con antecedentes criminales”, agregó la funcionaria.
Cabe señalar que en abril, Colombia, Panamá y Estados Unidos —aliados en el tema de seguridad, como países de tránsito o destino de los migrantes— anunciaron una campaña conjunta para enfrentar las redes de tráfico ilegal de personas que operan en la porosa frontera colombo-panameña en un intento de acabar con el flujo migratorio en 60 días.
Más de un mes y medio después, Panamá hizo un operativo con más de un millar de agentes de seguridad, migración y personal judicial en el Darién, pero el tránsito no se detuvo.
Ahora, aunque el Gobierno panameño no fue específico, se cree que sus próximas “medidas contundentes” abarcarán la militarización de la frontera con Colombia, que se extiende a lo largo de 266 kilómetros de manigua espesa.
Sobre el particular, no se ha conocido un pronunciamiento oficial del Palacio de San Carlos, en Bogotá, desde donde se rigen los destinos de la política exterior colombiana.
Sin embargo, ello no significa que la cartera no se haya dado por enterada, sino que no se ha emitido ninguna respuesta en vista de que Panamá no le ha hecho llegar a Colombia sus inquietudes de manera oficial, de acuerdo con medios locales.
De todos modos, el anuncio panameño no ha dejado de producir preocupación, dado que con la militarización se desataría una nueva crisis humanitaria en el Darién. Esta región, además de afrontar el problema de la migración ilegal, es un foco de inseguridad y violencia por vivir bajo el control de organizaciones ilegales como el Clan del Golfo.