El Congreso dejó ver sus posturas en varios de los temas más sensibles para el país durante este año. La discusión en el Senado y en la Cámara estuvo marcada por derrotas y victorias para el Gobierno Petro en el segundo año de la legislatura.
Por un lado, uno de los grandes logros para la Casa de Nariño fue haber aprobado en la Cámara Baja la polémica reforma a la salud en su segundo debate. Fueron diez meses en los que se discutió el proyecto, especialmente en la plenaria, donde estuvo estancado en varios momentos. Ahora la responsabilidad está en la Cámara Alta, donde tendrá dos debates que prometen ser tensionantes.
El Gobierno se anotó una victoria con la aprobación del proyecto en segundo debate, pero nada está escrito para las dos discusiones restantes. De todas maneras, se criticó la forma en la que lo lograron, aparentemente a punta de mermelada, ya que algunos reclaman que ese no fue el “cambio” que se prometió en campaña. Desde la independencia varios congresistas se alejaron del Gobierno con ese argumento.
En el caso del Senado, allí hacen trámite otras reformas importantes para el Ejecutivo, de las denominadas “sociales”. Una de ellas es la pensional, pendiente de segundo debate en plenaria.
El presidente del Senado, Iván Name, ya había confirmado que ese proyecto del Gobierno, a pesar de que es uno de los que más consensos logra, quedaría para 2024. La ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez, autora de la iniciativa, reiteró el mensaje esta semana y pidió que las sesiones del próximo año comiencen antes de lo previsto. El debate tendrá que esperar.
Otra reforma fundamental para el Gobierno que logró avanzar es la de educación, que se encuentra en segundo debate. Se trata de uno de los proyectos que menos críticas ha generado. Incluso, sectores de la oposición la respaldaron en el primer debate porque busca la gratuidad de la educación pública.
La reforma laboral, la más estancada del Gobierno, también logró avanzar a paso lento esta semana luego de que se aprobaran 16 artículos, que, entre otras, proponen el pago del 100 por ciento del recargo dominical y que la jornada nocturna arranque desde las siete de la noche.
Pero el Congreso también le causó varias derrotas al petrismo. Una de las más contundentes fue negar el cannabis de uso adulto. Cuando se pensaba que el Gobierno tenía las mayorías suficientes, 46 senadores se impusieron sobre 40 y enviaron un mensaje contundente al Ejecutivo de que sí pueden desbaratarle sus planes.
Aunque se trataba de una iniciativa de autoría del representante liberal Juan Carlos Losada, lo cierto es que el tema se ha convertido en una de las banderas del Gobierno, especialmente luego de que Petro tumbara el decreto que prohibía el consumo de sustancias en espacios públicos en dosis mínimas. De hecho, algunos consideran que esa coyuntura ayudó a hundir la iniciativa. Petro lamentó lo sucedido en el Congreso.
Entre los culpables de esa derrota hay conservadores, liberales y hasta verdes, lo que dejó claro que la maquinaria petrista del Senado no está asegurada. En este Congreso, sin duda, sobresalieron figuras como Katherine Miranda, Catherine Juvinao y Jennifer Pedraza, quienes criticaron con argumentos y firmeza las polémicas reformas de Petro.
Hay congresistas que consideran que, más allá de las mayorías del Gobierno, lo que está en juego es el país y, por eso, la balanza se podría inclinar por determinados temas.
“Aquí hay unas mayorías que quieren el bienestar para el país y que dependiendo del proyecto y del beneficio que le dé para la comunidad será votado y eso es lo que hay que entender. No se trata de un tema de oposición o de Gobierno, sino de un tema de país y de Estado”, detalló la senadora liberal Karina Espinosa.
La congresista, autora de la caída del articulado del cannabis, enfatizó que “no se puede destruir la sociedad por cualquier reforma”, mostrando una vez más que aun entre los partidos que son bancada de Gobierno hay voces disidentes.
Precisamente, en el petrismo reconocen que no tienen unas mayorías sólidas y que uno de los propósitos de 2024 será consolidarlas, comenzando por los partidos que dicen ser de Gobierno. “Uno esperaría que partidos como el Liberal pudieran inclinarse a respaldar las reformas. Lo mismo que el partido Verde. Quien está en el Gobierno está con el Gobierno. No quiere decir que renuncien a sus opiniones, pero se supone que está sobre la base, que son las reformas. Lo que se ha pedido es coherencia”, reclamó el representante Gabriel Becerra, del petrismo.
Ese sector reconoce que la oposición logró aplazar los debates. No consiguieron que las reformas se cayeran, pero lograron alargarlos a tal punto que dejaron algunos proyectos de ley luchando contra el calendario.
De todas maneras, el Pacto Histórico sabe que por ahora nada está escrito para 2024. “Las cuentas definitivas habrá que hacerlas después del 20 de junio”, reconoció Becerra. La prueba es sencilla: si las reformas a la salud y pensional no son aprobadas antes de que termine la segunda legislatura, se hunden.
La oposición buscará congregar más mayorías, lo cual es un panorama difícil, ya que el Gobierno ha demostrado conseguir los votos a su favor cuando es necesario, así sea solo haciendo el quorum.
Por ese hecho, la opinión pública criticó a algunos partidos tradicionales por supuestamente hacerle el juego al Gobierno, pues asistían, pero no votaban. El representante Víctor Salcedo, de La U, crítico en algunas ocasiones con el Gobierno, reconoció que en el partido no hay unanimidad. “Mientras no haya una posición de bancada, aquí lo que está pasando es que todo el mundo termina haciendo lo que le parece. No ha habido una posición de bancada”, le dijo el congresista a esta revista.
Los votos en el Senado, donde ahora estará enfocada la discusión, prometen moverse según el vaivén de la coyuntura política. Prueba de ello es que el propio presidente del Senado, Iván Name, ha regañado a Petro, así como se ha sentado a tomarse un café con él para reducir las amarguras.
El presidente ha recurrido a ese método para buscar consensos y parece que le ha funcionado. Por ejemplo, la discusión de la reforma a la salud se destrabó luego del tinto con el expresidente Álvaro Uribe y miembros del Centro Democrático en la Casa de Nariño.
En el caso de los controles políticos, los ministros poco pasaron al tablero y el balance es pobre. Sin embargo, el canciller Álvaro Leyva llegó al Capitolio, tras varias invitaciones, a la Comisión Segunda del Senado para responder por la polémica licitación de pasaportes y por los casos de supuesto maltrato laboral en la Cancillería. Ni las senadoras del Pacto Histórico lo respaldaron. Los senadores se declararon como “no satisfechos” con sus explicaciones.
Quien sí se anotó victorias fue el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, que ha logrado capotear las polémicas en el Congreso. Por ahora, no hay luces de que se vaya a citar a sesiones extras.
Los políticos aseguran que nada está escrito para el próximo año. Lo cierto es que la carta del alargue volverá a entrar en juego y algunos consideran que podrá haber vicios de mermelada, por lo que piden que la opinión esté atenta al voto de los parlamentarios. En ese sentido, mientras el Gobierno sigue buscando consolidar mayorías contundentes, el calendario corre en su contra.