SEMANA (S): ¿Qué opina de los desórdenes sucedidos ayer en el centro de Bogotá entre indígenas embera y miembros de la Policía Nacional?

MARÍA FERNANDA CABAL (M.F.C.): Lo triste es que ya no nos sorprende, porque se volvió común aceptar la violencia y el caos. Cuando uno observa, como ciudadano, se da cuenta que la matriz que le da un norte de prosperidad a cualquier construcción de país, que es la autoridad y el orden, no existe, la desaparecieron. Y esto lo hicieron estratégicamente y con toda una campaña direccionada por redes sociales y con aliados políticos como Gustavo Petro cuando fue senador o como un Gustavo Bolívar. Aquí no hay deberes, hay deseos convertidos en derechos. Todo esto es consecuencia de lo que llaman falsamente estallido social, que fue una toma guerrillera financiada por el narcotráfico.

S: ¿Las agresiones a miembros de la Policía muestran una institución debilitada?

M.F.C.: Por supuesto, porque es que la Policía fue la que puso prácticamente todo su esfuerzo y su desgaste durante el paro nacional y, mientras tanto, también recibió toda la andanada de la oposición a un gobierno terriblemente débil como el de Iván Duque. ¿Cuál era el miedo de sacar el Ejército a las calles si este es un poder disuasivo? A uno qué le importa que lo llamen como se les dé la gana, si la oposición finalmente lo que busca es destruir. Que le pongan a uno el nombre o el remoquete que quieran -fascista o lo que sea- si uno está investido de la autoridad que le da la voluntad popular al ser elegido.

S: ¿Por qué dice que es una consecuencia de lo que sucedió con las manifestaciones sociales?

M.F.C.: Como no se dejó en su momento establecida la protección feroz -que ha debido ser- a la Fuerza Pública, la Policía respaldada por el Ejército o por la Armada, los dejaron solos. Y después tuvimos la desagradable visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que es una instancia inmoral y sin ética, aupando los bloqueos como si fueran cortes de ruta. Cuando se maquillan las conductas criminales como acciones legítimas se va dando un proceso de desinstitucionalización, como es el caso e Chile hoy, por ejemplo.

S: En la ley de orden público que se tramita en el Congreso los sectores oficiales están proponiendo indultar los delitos cometidos en medios de la protesta social. ¿Esto se debe hacer?

M.F.C.: El indulto es una figura que se aplica solo a delitos políticos y conexos. Me parece difícil cuando el conexo es terrorismo, por los tratados internacionales y por bloque de constitucionalidad. Los delitos políticos son rebelión, sedición y asonada e incluyen armas de fuego y vinculación con guerrillas. Si quieren indultar a la primera línea, tienen que aceptar lo que nosotros decimos y es que el Eln y las Farc estuvieron detrás, financiándolos, durante la toma guerrillera que llamaron protesta nacional y en la que sí tenían armas. No solo eran unos muchachos, pobrecitos, que no tenían trabajo y tenían el derecho constitucional a protestar. Aquí el derecho a la protesta no existe, existe el derecho a la libertad de expresión, que deriva en un derecho a la manifestación pacífica. Cuando deja de ser pacífica pierde protección constitucional e internacional.

S: ¿Por qué cree que los sectores oficiales están proponiendo estos indultos?

M.F.C.: Aquí están tratando de meter un mico y no es otra cosa que la promesa que les hizo Petro a los vándalos. Todo este tema de la paz total no es sino la promesa y el intercambio de favores, seguramente, a una chequera multimillonaria que le dieron guerrilleros, paramilitares y narcotraficantes a la campaña de Petro, más la primera línea, que ya tiene periódico y lo repartieron en el Congreso. ¿Quién les financia eso? Hay un cerebro detrás quedándose con los países de uno.

S: ¿Cree que haya gente arrepentida de haber votado por Gustavo Petro?

M.F.C.: Sí, veo mucho arrepentido de haber votado por Petro, pero en el fondo no siento pena por ellos. Uno entiende que hay gente resentida que le compra el discurso y gente empobrecida que se deja convencer por un deseo de cambio que no se concreta. La gente llega a pensar que la deuda se la van a quitar. De pronto hasta la que no tiene marido, que va a conseguir uno. Es decir, el cambio lo dibujan de una manera en que le permite a la persona soñar, pero nunca lo aterrizan, queda como una idea vaga. Y hay otro grupo, profesional, que entiende de economía, que sabe lo difícil que es generar riqueza en un país con sobrecarga tributaria, con exceso de regulación en cualquier actividad económica y que votó por Petro. De esos no siento absolutamente ninguna consideración.

S: ¿Y cómo ve la posición de partidos políticos y gremios económicos frente al gobierno de Petro?

M.F.C.: El Gobierno creyó que la iba a tener fácil y no. Hay una diferencia entre (el expresidente Juan Manuel) Santos y Petro. Cuando Santos ofrece su acuerdo de paz, todos se alinearon a hacerle la venia, salvo Fedegán. Y mire hoy la actitud de la Andi, de los comerciantes, del sector petrolero y minero, que se alinearon con Santos y ahora muestran los dientes porque los tocaron. El sentido de construcción de país debe ser integral. El Consejo Gremial debería tener una visión de país integral. No decir ‘como estoy afuera no me importa lo que pase’. No, porque finalmente va haber una afectación cuando se mueve cualquier fórmula. Que todo esto nos invite a que el sector productivo entienda que no solo es la defensa del interés propio, sino que va intrincado con un interés económico que construye país. Ese es el mejor ejemplo de lo que estoy viendo hoy. Y me encanta que salgan los gremios a enfrentar la estupidez. Porque Santos, con todo lo mal que me caía, tenía un objetivo, que era la paz, pero él sabía que no iba a destruir el sector productivo.

S: ¿Cómo serán las marchas del próximo sábado promovidas por sectores opositores al gobierno del presidente Gustavo Petro?

M.F.C.: Siento que por primera vez la gente buena, que trabaja, que madruga está teniendo una actitud distinta a la actitud pasiva que tuvieron durante tanto tiempo y esto sucede porque estamos viendo que la receta comunista nos llegó con Petro. Esto no era un chiste. Esto no era ‘es que esperemos que de pronto no es tan malo’. No, es pésimo. No es malo, es pésimo. Cuando se tiene un mandatario cuyas condiciones no son las aptas para gobernar un país -por su pasado y su falta de coherencia con la realidad, que lo llevan a dar explicaciones absurdas que terminan en decisiones que arruinan un país- nosotros tenemos que reaccionar.

S: ¿Espera que, por el momento que vive el país, las marchas del sábado sean multitudinarias?

M.F.C.: Esto se va a crecer en protestas. Vamos a seguir defendiendo lo que hemos construido en 200 años de República, que sí haya reformas con coherencia y sentido común y no hablándole a un público hipnotizado e ignorante que no tiene ni idea de las consecuencias de lo que es, sencillamente, destruir la capacidad económica de Colombia. Y cada vez van a ser más y más. Tenemos que exigir, porque la mayoría del colombiano es el bueno, el que lo ha soportado todo.