SEMANA: ¿En Colombia hay ruptura institucional como lo dice Gustavo Petro?
VIVIANE MORALES (V. M.): De ninguna manera. Lo que ha pasado es que las instituciones han venido funcionando, cumpliendo sus competencias y tareas desde el punto de vista legal y constitucional. La ruptura institucional la ha hecho Gustavo Petro al no cumplir la orden de la procuradora general, Margarita Cabello, porque el presidente tenía la obligación de cumplirla, a pesar de que de ahí se puede continuar un proceso en el que el canciller Álvaro Leyva puede defenderse.
Pero el país no había visto a un presidente que desconociera tan folclóricamente la orden de un procurador general. Aunque parece que en la historia, parece, hubo hace unos años en el gobierno del presidente César Gaviria una orden de destitución del exprocurador Alfonso Gómez Méndez que se demoraron dos años para cumplirla.
Ahí le doy ese dato, un antecedente bastante desconocido para el país, pero ocurrió. Sin embargo, ningún presidente, deliberadamente, había desafiado una orden. Peor aún, en este caso no solo ha permitido que Álvaro Leyva siga en su puesto, sino que lo que no había hecho en año y medio como canciller decidió hacerlo la semana después de la suspensión.
SEMANA: ¿Qué busca Gustavo Petro al hablar de ruptura institucional?
V. M.: Una de las cosas que más le gustan al presidente es ser provocador, el ejercicio de la provocación, él es un provocador profesional. Él se ufana provocando, desafiando, agrediendo a través de sus trinos constantemente, pero yo pienso que aún va más lejos.
SEMANA: ¿Cómo así?
V. M.: Él quiere medir cuál es de verdad la respuesta de las instituciones democráticas y la ciudadanía colombiana, porque, de alguna manera, si esto se permite y no pasa nada, y la ciudadanía no protesta y él sigue desconociendo las órdenes legítimas de las autoridades, lo que está midiendo es su propio poder.
Él se está midiendo en sus propios límites, o sea, si hay una institución democrática, un Congreso que puede levantarse contra estas arbitrariedades del presidente y si hay una ciudadanía despierta que está dispuesta a rechazar las arbitrariedades del presidente. Pero si nos encuentran en un silencio y en un acomodamiento de ir aceptando, él irá corriendo cada vez más los límites impuestos legítimamente por la Constitución y va construyendo un camino de arbitrariedades. Esto es muy grave, es el comienzo de una arbitrariedad.
SEMANA: ¿Usted cree que los sectores políticos se han quedado quietos frente a Petro y su desconocimiento de la Procuraduría?
V. M.: Sí. Yo digo una cosa: mesura, sí, y cobardía, no, como escribí en una columna del diario El Tiempo. Me parece que hay mucho acomodamiento. Es que después de lo que el presidente dijo el 2 de febrero a través de sus trinos tuvo que haber unas declaraciones muy fuertes de los partidos políticos defendiendo la institucionalidad, porque aquí no hay ninguna ruptura de la institucionalidad, se han venido haciendo las investigaciones disciplinarias por parte de la Procuraduría, en desarrollo de sus competencias. Y por parte de la Fiscalía.
Y aceptarle a él que Álvaro Leyva es el primer canciller sancionado no es argumento. Eso no controvierte la decisión de la Procuraduría. Él lo que está es desconociendo abiertamente una orden legítima de una autoridad como la Procuraduría, tratando de humillar a una institución democrática cuya cabeza principal fue elegida por el Congreso.
Es que la Procuraduría no es un organismo administrativo anodino, es un organismo constitucionalizado con tantos años de vigencia en el país y una funcionaria elegida por el Congreso. El presidente —reitero— está midiendo sus límites y está viendo si la institucionalidad le responde. Me preocupa que si no hay una respuesta enérgica, no agresiva, por parte de partidos políticos, gremios, el Congreso, él va a ir más allá.
SEMANA: ¿Cree que el presidente habla de ruptura institucional buscando que no lo investiguen y creando una especie de fuero e inmunidad para él y sus funcionarios?
V. M.: Él piensa que al decir que es el primer presidente de izquierda elegido democráticamente en Colombia significa que su ideología le da una especie de inmunidad y eso no es así. Ni por ser de izquierda, ni de derecha, se puede pasar por alto la violación de la ley y la Constitución por parte del mandatario.
No, aquí la Constitución y la ley que él juró cumplir tienen que aplicarse. Lo que él debió hacer fue permitir que se avancen las investigaciones sin entorpecerlas, mantener la dignidad presidencial y entender que hay un orden constitucional que él debe empezar por respetar.
SEMANA: ¿Qué quiere decir usted cuando afirma que Gustavo Petro quiere intimidar nuestro carácter?
V. M.: Cuando convoca a que se organicen en todos los municipios, ciudades, estas asambleas, para salir a las calles a defender al primer presidente de izquierda elegido, le está diciendo a la ciudadanía que no votó por él ‘voy a sacar a los míos, a defenderme a mí’.
Aquí la única defensa del presidente es el respeto por la Constitución. Me parece que en el fondo hay un presidente inmensamente asustado, porque lo que ha venido saliendo de la investigación de los topes de la campaña presidencial es que ya queda demostrado que sí se violaron, a pesar de que ahora quieran meter la teoría de que los gastos de los testigos electorales no son de campaña.
Por favor, pregúntele al Consejo Nacional Electoral, todas las campañas han reportado dentro de sus gastos los pagos que hicieron a los testigos. De hecho, en las campañas se sabe que el último día de campaña es muy costoso, porque toca cubrir los gastos de alimentación y transporte de los testigos. Estos gastos se presentan y son reembolsados a las campañas. Yo sí quiero ver cuál campaña que ha excluido los gastos del día de las elecciones.