SEMANA: ¿Cuándo tomó la decisión de ser candidato a la Gobernación del Tolima?

WILLIAM OSPINA: Un grupo de amigos del Tolima me había hecho esa invitación desde hace seis meses aproximadamente; para mí era muy difícil tomar esa decisión porque estaba terminando y presentando mi novela sobre Humboldt. Por otra parte, eso significaba un cambio muy abrupto de ritmo de vida y de actividades. Lo estuve pensando mucho tiempo. No me negué, pero tampoco traté de alentarlos porque me sentía muy comprometido con mi vida literaria. Lo que pasa es que no dejaron su insistencia y no dejaron de mostrar su entusiasmo. Finalmente, hace pocos días, tomé la decisión de aceptar la propuesta y asumir ese desafío.

SEMANA: ¿Qué lo motivó realmente?

W.O.: Soy del Tolima, siempre he tenido una relación cercana con el territorio, hace mucho tiempo me he dedicado a reflexionar sobre la situación del país, de las regiones. Escribí hace 25 años un ensayo que se llama Dónde está la franja amarilla que ha circulado mucho, hace 10 años otro libro que se llama Para que se acabe la vaina, criticando las muchas cosas que, creo, el país requiere corregir. Cuando uno ha estado tan interesado sobre todos estos temas y le plantean un desafío de estos, es asumir un compromiso y deber ciudadano. Finalmente, he aceptado.

SEMANA: ¿En qué basará su plan de gobierno?

W.O.: Yo quisiera que la campaña misma sea un esfuerzo, para que una elección a un cargo público no sea un gasto gigantesco de recursos. Me parece que atenta contra la democracia, que hacerse elegir para un cargo público cueste fortunas. Eso, me parece, lesiona el sentido de la voluntad ciudadana. El exceso de publicidad me molesta porque me parece que la convocatoria debe ser distinta. Quisiera hacer un ejercicio de voluntariado, de que los gastos sean mínimos, que haya una gran austeridad porque eso significa independencia a la hora de gobernar. Hay que luchar contra la corrupción, el despilfarro y un esfuerzo por volver al Estado eficiente. No es posible que la gente tenga que ir de ventanilla en ventanilla, de trámite en trámite y papeleo en papeleo. Hay que lograr que las oficinas públicas estén para facilitarle la vida a los ciudadanos y no para entorpecerla. Hay muchas tareas. No son tantos los recursos, las necesidades son muchas. Se trata de escuchar qué es lo que la gente necesita y establecer un orden de prioridades. El Tolima ha tenido épocas de gran liderazgo desde los tiempos de la Colonia cuando se hizo la expedición botánica, en la época de la economía del tabaco de Ambalema, cuando se construyó la zona cafetera y se tendió el cableado aéreo para bajar la cosecha cafetera hasta el Magdalena, y hoy el Tolima no responde a ese liderazgo.

SEMANA: ¿Por qué?

W.O.: El Tolima está un poco apático y abatido y es un territorio extraordinario lleno de recursos, de gente con capacidad de trabajo. Es posible despertar un entusiasmo nuevo por el territorio. Hay que hacer un esfuerzo grande por salvar el río Magdalena y no solo para el Tolima sino para Colombia. Para mí es importante formularle a los tolimenses la propuesta de desembotellar el sur del Tolima y buscar una salida al Pacífico. No es posible que dos territorios tan ricos y tan hermanos como Tolima y Valle del Cauca estén tan separados.

Gustavo Petro y William Ospina. | Foto: NO

SEMANA: ¿Por qué aspiró por el partido político de Rodolfo Hernández?

W.O.: Yo quería participar por un movimiento ciudadano de firmas porque, por supuesto, me interesa representar una iniciativa de la ciudadanía, pero aquí todo requiere un montón de recursos, conseguir firmas requiere un montón de plata y nosotros somos pobres. Yo no pertenezco a ninguna empresa política y a ninguna electoral, de esas que tienen fortunas para invertir en los proyectos. También cuando uno se inscribe por firmas tiene que comprar unas pólizas que valen plata. Entonces, llega uno debiendo mucha plata. Distintos movimientos políticos desinteresadamente se acercaron a ofrecerme un aval y yo acepté solo uno. Como yo apoyé en las elecciones pasadas a Rodolfo Hernández en su campaña anticorrupción a la presidencia, me pareció que lo más correcto y transparente era que yo aceptara solo el aval de este partido, con la claridad que ellos me hicieron desde el comienzo y es que no me pondrían ninguna condición, que respetarían mi autonomía. Agradezco mucho la confianza.

SEMANA: Usted no es político, sí un escritor, ¿tiene claro que se enfrentará a la política tradicional del Tolima?

W.O.: No lo miro como un enfrentamiento. A ellos les gusta enfrentarse entre sí, los políticos tienen esa costumbre. También la de hacer campañas descalificando las propuestas ajenas, humana o moralmente a los adversarios. No pertenezco a eso. No soy político y siento mucho orgullo de no serlo. No pertenezco a la lógica de llegar a descalificar, a calumniar a los otros. La gente tiene derecho a escoger. Además, ya es hora que la política deje de producir tanta crispación y angustia. Es bueno que también despierte esperanzas.

William Ospina, reconocido escritor colombiano.

SEMANA: ¿Cuánto invertirá en su campaña?

W.O.: No tengo idea en este momento, pero quisiera que fuera austera, muy lejos de los topes que reconocen las instituciones electorales y recurrir a un voluntariado que sea presentado en las cuentas, saber quién aportó y cuánto. Tienen que ser aportes mínimos. A mí lo que me parece hermoso es que de verdad se abra la ocasión de que sea la gente y su entusiasmo la que muestre otra manera de hacer política.

Rodolfo Hernández y William Ospina. | Foto: NO

SEMANA: ¿Cómo evalúa el gobierno de Gustavo Petro?

W.O.: No apoyé el gobierno de Gustavo Petro en su campaña, pero durante todo el tiempo en el que estuvimos en ella apoyando a Rodolfo Hernández más de una vez, yo consideré que eran dos opciones de cambio: me parecía que tanto la opción de Petro como la de Hernández representaban el hastío de la comunidad con las viejas marrullas de la política. Me dije, vamos a ver si Petro puede abrirle caminos a algunos cambios en Colombia. Lo miraba con cierto escepticismo porque me parece que es muy difícil cambiar a Colombia si uno no enfrenta la corrupción y la politiquería. Me parece que él, tratando de recibir apoyos y de obtener las reformas que necesita, ha hecho muchas concesiones a un Congreso que no creo que esté muy interesado en esos cambios. Tengo una manera distinta de ver la búsqueda de la paz. Aquí hay que crearle oportunidades más bien a la ciudadanía pacífica con la que nunca se dialoga. Aquí se volvió una costumbre dialogar con los criminales, delincuentes e insurgentes. Está bien que se dialogue, pero ese no puede ser el fundamento de una política de paz. Debe ser el de una economía legal que verdaderamente le permita a la gente estar por fuera de los circuitos de la delincuencia y violencia. Eso no se hace. A los que tienen un arma en la mano, les conceden audiencia; pero el que quiere cantar y canta en los semáforos y quien quiere sostener a su familia, están desamparados.

SEMANA: Usted dice que Petro ha hecho muchas concesiones al Congreso, ¿a qué se refiere?

W.O.: Cuando uno necesita que le aprueben sus reformas, uno no puede enfrentarse a los políticos y a todas sus malas costumbres. Le toca hacer alianzas con un sector y con otro. Yo creo que Petro ha ido comprendiendo que por ese camino no solamente no enfrenta la politiquería y la corrupción sino que a última hora tampoco le aprueban las reformas que él está buscando. Siempre sentí que para Petro iba a ser muy difícil hacer cambios en este país porque los grandes cambios que hay que hacer aquí son combatir la corrupción, volver eficiente al Estado y generar verdadera productividad.

SEMANA: ¿Es decir, esos consensos no son buenos?

W.O.: No. Me parece que forman parte de la vieja historia de alianzas, es la eterna historia del Congreso, para que le aprueben a uno cualquier ley, propuesta o cambio, uno tiene que hacer con ellos todas las transacciones imaginables, todas las concesiones. Eso no es bueno.