La primera línea no solo afectó a miles de ciudadanos con sus bloqueos, los ataques a la Fuerza Pública, a ciudadanos en los barrios, sino que también ha arremetido contra personas que piensan distinto a través de redes sociales, al punto de amenazarlos de muerte.
Es el caso de Pilar Rodríguez, una creadora de contenido que los ha cuestionado y por eso, según contó en entrevista con SEMANA, ha recibido insultos y amenazas en contra de su vida por parte de integrantes de la primera línea.
SEMANA: ¿Por qué dice que ha sido víctima de la primera línea?
Pilar Rodríguez (P. R.): Yo un día, insatisfecha, con dolor de patria de ver tantas injusticias, saqué un video en las redes sociales el cual comenzó a hacerse viral. De ahí comencé a hacer contenido y por el hecho de hacerlo, en TikTok y en Instagram, cogieron una perseguidora hacia mí terrible que al principio las amenazas eran unos insultos y que me iban a enviar el ataúd, que me iban a sacar con los pies por delante, una cantidad de groserías que sufría todos los días. Me llegaban más de 50 mensajes en dos horas, es terrible. Pero la situación se tornó difícil cuando me enviaron fotos del frente de mi casa con mensajes como: esta vieja no sé si por cuántas le vamos a poner una bomba, me averiguaron los nombres de mi familia, me causaba terror, no miedo, terror. Me cerraron las cuentas de TikTok, de Instagram, volví a abrir otras, me las cerraron y me enviaban mensajes aterradores, me enviaban fotos sangrientas. “Así va a quedar, así va a quedar su familia”, eran unas palabras fuertes. Para mí fue un infierno.
Decidí parar ahí por un tiempo, pero después dije: las injusticias en este país no pueden continuar así y un ciudadano como yo, que es cumplidor de la norma, tenga que quedarse callado mientras que estas personas que han cometido tantos delitos estén en la calle... a mí me decían: Pilar, tú vas a mostrar la cara, y dije: ¿por qué no?, ¿acaso qué estoy incumpliendo? Solo soy un ciudadano que está inconforme.
A veces llegábamos a estos lugares donde estaban, llegábamos a ayudarles a los policías, a llevarles agua, muchas veces nos corretearon y uno no va a poner a enfrentarse, uno salía corriendo, nos tiraban piedras, pero gracias a Dios no pasó mayor cosa. Entonces ciudadanos como yo han pasado peores situaciones, son víctimas y no son capaces de salir a mostrarse por miedo, por temor; entonces, ¿de cuándo aquí nosotros con miedo? Los que de verdad trabajamos honradamente, honestamente por nuestro país o damos una voz de aliento a nuestros policías y soldados, tenemos que vivir escondidos. A mí me toca para llegar a la casa, mirar que nadie ahorita me esté viendo, entonces no me parece justo que uno tenga que vivir así.
SEMANA: ¿Cómo sabe que esas amenazas y ataques han venido de personas de la primera línea directamente?
P. R.: Todos los mensajes han llegado por las redes sociales. Me bajaban fotos mías de hace dos años y las señalaban y entonces ahí me escribían una cantidad de groserías y amenazas. Una vez me dijeron que me iban a mochar unos dedos para que dejara de sacar los videos, así eran las amenazas. No era un mensaje, eran muchos.
SEMANA: Pero, ¿esos ataques vienen de cuentas de la primera línea?
P. R.: Sí, eran cuentas que principalmente seguían a la periodista alemana. Había unas, las más fuertes, que no tenían foto de perfil, pero había otras que era de frente. Uno se iba al perfil de Instagram y ahí los muchachos se mostraban cuando se paraban en las calles y hacían una cantidad de cosas. Hasta un video que yo compartí que ellos estaban fumando marihuana en la noche por las Américas, habían hecho una olla. Había unos perfiles que muy de frente subían todas las fotos y los videos de lo que hacían en la noche. Desde esos perfiles también hacían transmisiones en vivo.
SEMANA: ¿Ha puesto las denuncias ante las autoridades?
P. R.: Yo había tomado la decisión de llamar a la Policía, me dijeron que fuera a una oficina, tomé unos pantallazos como de 40 mensajes porque ese Instagram me lo cerraron. Pero a la final decidí no ir porque esa semana estaba ‘choqueada’, no sé cómo explicarlo, salí de la casa, bajé todas las fotos de internet, borré todo, las redes, decidí no salir de la casa, parar y dije: ‘voy a dejar esto acá porque es peligroso’. Se averiguaron todo, el nombre de mi familia, entonces ahí dije: no más, no sigo con eso.
SEMANA: ¿La han amedrentado en la calle?
P. R.: Sí una vez, venía del gimnasio, cerca del barrio, estaba comiendo unas empanadas, venía sola. Entonces, yo soy de las que paro en un carrito a comer y me dijeron: “ah, usted es la no sé por cuantas, que quiere cambiar el país, usted es la que está con esos asesinos”, pues yo sola, eran como las 7 de la noche, entonces dije: no, dejé al señor discutiendo solo y me fui. De resto pues cuando iba al Portal de las Américas, nos correteaban y todo, pero digamos que no alcanzó a pasar a mayores porque nos íbamos.
SEMANA: ¿Qué opina del decreto del presidente Gustavo Petro para convertir a algunos integrantes de la primera línea en gestores de paz?
P. R.: La verdad es que me causa terror porque quien lo vive es quien lo goza, y yo recuerdo las semanas tan duras que pasé cuando de verdad me enviaban tantas cosas y sentí en peligro mi familia. Y esto me vuelve otra vez a eso. Yo decía: Dios mío, por qué, no me parece justo, por qué otra vez. Y uno teme por su seguridad y más que yo expongo mi cara porque de verdad hay muchas injusticias en el país y uno no puede quedarse callado, pero en este país a quienes hablamos no nos pueden cerrar la boca y a estos delincuentes premiarlos. Yo de verdad no siento miedo, siento terror. Yo veía la noticia y decía hasta cuándo, otra vez a esconderme. Otra vez a mirar que si no puedo salir, que si paro de hacer videos. ¿Otra vez?
SEMANA: Como víctima, ¿qué quisiera que sucediera en este caso?
P. R.: Que a las víctimas se nos respeten los derechos. Y no solo soy yo, de pronto soy solo la representación de muchos de ellos, porque qué piensan de los que le llegaban a la casa porque eran esposas de policías, qué piensan esas personas que les tocó salir de su pueblo con sus hijos porque allá les llegaban a la casa. Yo hablo mucho con las familias de los policías, qué pasa, quién los protege a ellos, qué pasa si de aquí a mañana algo llega a pasarme, qué pasa, y yo a cabal he sido cumplidora de la ley. ¿Qué pasa con nosotros los ciudadanos y quién protege nuestros derechos?