El crowdfunding consiste en conseguir a través de una red de personas el dinero suficiente para un proyecto. Las nuevas tecnologías han permitido que esta modalidad se desarrolle de manera más rápida. Solo en Colombia, recientemente se ha visto cómo algunos medios de comunicación están convocando a personas que donen recursos o se suscriban para financiar las emisiones. Así fue el caso de Noticias Uno y La Silla Vacía, que utiliza este mecanismo de manera reiterada. Así lo han hecho grandes proyectos como Wikipedia, que periódicamente realiza campañas de crowdfunding con las que financiarse. Sin embargo, es necesario distinguir entre las diferencias modalidades de crowfunding, porque según el objetivo hay una normativa que cumplir. De acuerdo con Felipe Lega, director de regulación financiera del Ministerio de Hacienda, se pueden distinguir tres clases de crowfunding.
El más tradicional que es el de donación, el más sofisticado que es el que está dirigido a inversionistas profesionales o institucionales y un tercero que es el de préstamos de consumo. En el primer caso se trata de una convocatoria de alguien que dirige un proyecto y que está buscando donaciones para lograr su objetivo. Allí se ubica el de los ya mencionados como Noticias Uno, La Silla Vacía o Wikipedia. En este caso la característica fundamental es que se trata de “donaciones” y donde no hay ninguna promesa de rendimiento para el capital donado. Por eso, este se puede realizar sin dificultad, pues no existen restricciones a la convocatoria. Es obvio que el proyecto debe estar bien definido y los montos a conseguir claramente establecidos, para impedir abusos. Para quienes les interesa realizar donaciones para estos casos es necesario informarse bien sobre quién realiza la convocatoria, cuál es el objetivo y qué monto se está buscando.
Si alguien quiere conseguir recursos para un proyecto por esta vía deberá informar claramente las condiciones del proyecto y cuánto aspira a recaudar. La segunda modalidad es la que se dirige a inversionistas profesionales o institucionales. Esta clase de crowdfunding fue la que reguló el Ministerio de Hacienda el año pasado a través del decreto 1357 y que define las reglas del juego para las plataformas tecnológicas que quieran ofrecer el servicio de crowfunding para algún proyecto. Estas plataformas tiene que cumplir con una serie de requisitos que deben ser verificados por la Superintendencia Financiera. El objetivo de esas plataformas es acercar a las personas que tienen proyectos con los inversionistas que tienen dinero para financiarlos. Esta técnicamente se convierte en una transacción del mercado de valores o de capitales y por eso tiene que ser vigilada. Según la Superintendencia Financiera, actualmente ya está aprobado el reglamento de la plataforma de crowfunding de la Bolsa de Valores y está por llegar la documentación para dos más con el objetivo de estudiar su autorización. En Colombia las dos anteriores modalidades se pueden desarrollar sin problema, cumpliendo con la normativa que sea necesaria en este último caso, e informando con claridad a todos sobre los alcances del proyecto y el monto de los recursos a recaudar como donación en el primer. Pero hay otra clase de crowdfunding que no se puede desarrollar en Colombia, porque no está autorizado. Aún así, en otros países sí existe regulación y se usa tradicionalmente. Se trata del crowdfunding para préstamos de consumo. Este se da cuando una persona quiere comprar algo y no cuenta con el dinero suficiente, entonces acude a una red de “prestamistas” con los que fija un monto, una tasa y un plazo de pago a través de una plataforma. Es necesario insistir que esta modalidad está prohibida en Colombia y si alguien la usa podría inclusive incurrir en el delito de captación masiva de dinero.