La alerta roja por la caída en el nivel de reservas petroleras del país está encendida. Y hay que hacer el anuncio sin ambages: si no se logran hallar reservas suficientes que extiendan algo la autosificiencia, en el mejor de los escenarios, en 7 años el país estaría abocado a un choque de proporciones astronómicas: perder 15 puntos del PIB entre ingresos tributarios, los que vienen por exportaciones de hidrocarburos y los costos de importar el combustible necesario para mover la economía. Por eso la discusión sobre cómo encontrar más petróleo y gas tiene que ser abordada con urgencia. El sector de hidrocarburos tiene el panorama claro y los representantes de las empresas petroleras y gasíferas son los que vienen advirtiendo de este hecho. Por eso, el anuncio que hizo a finales de julio Ecopetrol sobre un joint venture con Occidental para desarrollar yacimientos no convencionales en Estados Unidos tiene una gran carga de profundidad. No se trata simplemente –y esa sola es ya una gran noticia– de que Ecopetrol aumente sus reservas en un estimado de 160 millones de barriles o que antes de 10 años esté produciendo unos 100.000 barriles por cuenta de extracción vía fracking. Se trata de que la empresa más grande de Colombia adquirirá la experiencia en esta clase de proyectos y podrá implementar un piloto de esta tecnología en Colombia.

Es claro que las barreras son muchas. En primera instancia hay una clima de opinión poco favorable para los no convencionales. De otra parte, el Consejo de Estado tiene en vilo la normativa que se puede aplicar a estas técnicas, por cuenta de una demanda de nulidad contra esos actos administrativos. Lo que es cierto es que, al interior de ciertos sectores, por ejemplo en el Legislativo, inclusive entre los contradictores del Gobierno, hay un convencimiento de que, si no es con fracking, el país podría estar ad portas de un choque externo con características de tsunami. Por eso, si bien no avalarán explícitamente la implementación del fracking en el país, tampoco se van a oponer.

Si no logramos encontrar fuentes de petróleo y se amenaza la autosuficiencia estamos expuestos a un choque de al menos 15 puntos del PIB. Así que la movida de Ecopetrol debe ser vista en esta perspectiva: el fracking se va a hacer en Colombia tarde o temprano. Obviamente, bajo condiciones que garanticen el cuidado de las poblaciones aledañas a los proyectos y el medio ambiente. Así que Ecopetrol, además de hacer una de las inversiones más grandes en el exterior de empresa colombiana alguna, lo que está adquiriendo es la experiencia para adelantar esta clase de proyectos. Es claro que, si bien a muchos opositores les va a tocar tragarse el sapo de que haya fracking en el país, lo que no van a aceptar es que lo haga una empresa que no sea Ecopetrol. De hecho, ya en la actualidad hay varias solicitudes de distintas empresas como Conoco Philips que tienen una enorme capacidad en no convencionales y que podrían empezar inmediatamente a realizar estos proyectos. Pero, ante el caldeado ambiente en contra de la técnica, habría menos reticencia entre algunos sectores de la opinión pública si al menos el primer proyecto lo saca adelante una empresa colombiana.

El impacto de no hacer fracking será monumental en términos económicos. Pero el impacto de hacer fracking podría ser positivo. La Asociación Colombiana del Petróleo (ACP) estima que, en un primer momento, el fracking podría traerle al país $1,5 billones en impuestos, US$2.500 millones en regalías e impuestos locales y unos 5.000 empleos. A esto hay que sumarle el ahorro de evitarnos la importación de combustibles: unos US$16.000 millones al año. Según una análisis de la firma Alianza sobre la operación de Ecopetrol, “desde hace un par de años dentro del plan de negocio de Ecopetrol se encontraba la continua búsqueda de un aumento en las reservas, donde, si bien se avanzaba rápidamente en técnicas de recobro mejoradas, un incremento inorgánico ayudaría a consolidar su estrategia”. Para la compañía Alianza es claro que el anuncio es neutral en términos “de expansión en la vida útil de las reservas, vemos como positivo el know how que puede adquirir en técnicas de extracción no convencionales (fracking) en una de las zonas más competitivas en términos de producción a nivel mundial”. El país va a tener que definir pronto el tema. Se trata de un asunto clave para el futuro económico de Colombia .